Cuatro siglos del Cristo del Calvario
Realizado para un oratorio privado, el antiguo titular de la Hermandad de los Mulatos tiene una historia plagada de enigmas · Fue encargado a Ocampo el 5 de noviembre de 1611.
Una historia tan enigmática como apasionante. Hoy se cumplen cuatro siglos del encargo a Francisco de Ocampo del Cristo del Calvario, una de las imágenes más relevantes de la Semana Santa sevillana desde el punto de vista artístico y devocional. El devenir histórico de este imponente crucificado es todavía hoy una incógnita para historiadores del arte y cofrades. Se sabe que fue realizado por encargo de un particular. Se le perdió el rastro en 1630. En 1794 reapareció como titular de la extinta Hermandad de los Mulatos. En 1818, tras un breve periodo en la Escuela de Cristo, regresó a San Ildefonso. Desde 1886, es titular de la Hermandad del Calvario, heredera de la de los Mulatos. En el año 1941, Sánchez Cid encontró durante una restauración el documento de autoría en una cavidad de la talla.
El 5 de noviembre de 1611, el mercader Gaspar Pérez de Torquemada encargó al escultor Francisco de Ocampo la hechura de un crucificado "a imagen y semejanza" del de la Clemencia de Martínez Montañés, para su oratorio privado. La imagen se entregó en un tiempo récord: marzo de 1612. "No tenemos seguridad plena de que llegara a estar nunca en el oratorio, aunque sí hay dos inventarios de la familia en los que aparece el crucificado", explica Ignacio Camacho, antiguo hermano mayor de la corporación y autor del libro La Hermandad de los Mulatos de Sevilla, premio Ciudad de Sevilla de Investigación en 1997.
Tras la muerte de Pérez de Torquemada, el Cristo aparece en su testamento. Pero es ahí, en 1630, cuando se le pierde la pista. Celestino López Martínez, que ocho años antes del hallazgo del documento de autoría realizó una atribución estilística de la imagen a Ocampo, fue el primero que intentó reconstruir los pasos del crucificado. Situó la talla en una cofradía, de nombre del Vía Crucis o Calvario -fundada a principios del XVII- que se encontraba en el convento Casa Grande de San Francisco: "Pensó que de la familia habría pasado a esta corporación. Después pude demostrar en mi investigación que se trataba sólo de un crucifijo".
Tras 164 años desaparecido, el Cristo apareció en el año 1794. Cuando se incendió y derribó la iglesia de San Ildefonso se llevaron las imágenes a domicilios particulares. El crucificado de los Mulatos se guardó en casa de la familia González de Eiris. En 1799, la parroquia, para cobrarse la deuda que mantenía la corporación, vendió la imagen a la Escuela de Cristo: "Lo que sucede entre 1630 y 1794, que es cuando existe el primer documento que vincula a la imagen con la parroquia, es una incógnita. Sabemos que en 1630 estaba en poder de la familia. Tendría que llegar a la hermandad en cualquier momento antes de 1794. Que la cofradía de los Mulatos tuvo un crucificado desde el siglo XVII se sabe. Que podría ser el del Calvario, sí, pero no hay constancia cierta".
En 1816, cuando la parroquia volvió a abrir, el párroco, Matías de Espinosa, echó en falta al crucificado y lo reclamó a la Escuela de Cristo. "Como no había manera, llegó al acuerdo de pagar 16.000 reales de vellón para que Juan de Astorga tallara el Cristo de la Providencia para la Escuela de Cristo". Finalmente, en 1818, el Cristo del Calvario volvió a San Ildefonso. "Aunque no existen documentos, es más que probable que el párroco también encargara en esa fecha la Virgen de la Presentación y San Juan a Astorga ". Cuando en 1886 se fundó la Hermandad del Calvario, como continuación de la de los Mulatos, recibió los bienes que quedaban de esta: las imágenes.
De lo que no tienen duda los historiadores es de la gran calidad de la talla. "Es un crucificado de aspecto terrible. De una dureza imponente". Hasta que Sánchez Cid encontró el documento de autoría todas las atribuciones, como era habitual, apuntaban a Martínez Montañés. Cuando el profesor Rivero Carrera intervino al Cristo en 1986 se produjo un hallazgo que se salía de lo común en una obra de esta categoría: "Estaba hecho de diferentes piezas pequeñas que habían sido ensambladas de una manera magistral. Esto no es lo habitual en una imagen encargada por alguien que se supone que va a pagar bien. Esta es otra incógnita. Lo que sí es incuestionable es la gran calidad de la policromía. Indudablemente, es la original. Es de tipo de esmalte". Otra de las restauraciones tuvo lugar en 1910, cuando se le desprendió un brazo al salir la cofradía de San Gregorio. El percance fue solucionado sobre la marcha por el prioste, Farfán Ramos: "Lo sujetó con un pañuelo y la hermandad siguió sin problemas. Algo impensable hoy día".
Cuatro siglos después de su hechura, la Hermandad del Calvario, heredera de la de los Mulatos, celebrará el aniversario de la imagen de una manera sobria y culta, como no podía ser de otro modo. Hoy, se presentará el audiovisual Calvario, IV centenario. Sevilla, 1611-2011, dirigido por Camacho.
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