Sevilla recuerda la Reconquista de San Fernando con la procesión de la espada

El culto vuelve a celebrarse dentro de la Catedral tras el carácter extraordinario de 2023

El rito cuenta con los incondicionales tempraneros y turistas sorprendidos

Procesión de la espada
Procesión de la espada / José Luis Montero Ramos

Otro 23 de noviembre. Mismo sitio e idéntica estampa. El centro de Sevilla es a estas horas primeras de la mañana un lugar de turistas madrugadores y de sevillanos incondicionales a la cita. Repican las campanas a la par que rugen las cafeteras de negocios donde cada vez resulta más complicado encontrar un desayuno habitual, sin la dictadura del aguacate. Un café, tres euros en la Avenida, arteria entregada en cuerpo y alma a la principal industria de la ciudad, que no conoce techo.

La rejuvenecida Giralda anuncia que es el día de San Clemente, jornada en la que hace 776 años el rey Fernando III entró con sus huestes en la Isbilya árabe para volver a instaurar la Fe cristiana. Cabildo Catedral y Ayuntamiento (con otras instituciones participantes) lo recuerdan con una procesión por el interior del templo metropolitano a la que no faltan los habituales (con las consiguientes bajas por el paso de los años, la vida misma).

Procesión de la espada
Procesión de la espada / José Luis Montero Ramos

La conmemoración comienza con la apertura de la urna del rey castellano, cuyo cuerpo momificado escolta el Arma de Ingenieros, de la que San Fernando es patrón. La cola de devotos sobrepasa la Capilla Real. La forman personas mayores, jóvenes y hasta niños con sus padres. Un santo para todas las edades en un sábado de baja actividad laboral.

El altar donde se venera a la Virgen de los Reyes y al Rey Santo está adornado con flores rosas y malvas. Algunos curiosos se quedan contemplando los enseres de la exposición Fons Pietatis, que acoge la Catedral con motivo del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, el de la procesión magna para la que se han agotado las sillas. El paso de palio de la Virgen del Socorro se encuentra a escasos metros de la Capilla Real. Resulta difícil resistirse a verlo.

Los incondicionales de la cita se saludan. Ritual de cada año. Aparecen las primeras capas españolas, aunque el termómetro invita poco a ello. El pluma sin mangas (fachaleco según las lenguas pérfidas) es el rey -por seguir con los términos monárquicos- del vestuario a estas horas de temperaturas soportables. La ropa de mucho abrigo sigue guardada en el armario, a la espera de que el mercurio se desplome. Será también efecto del cambio climático. 

Se escucha el rezo de laudes. La procesión de la espada recupera la normalidad, su formato habitual tras la de 2023, cuando recorrió las gradas altas catedralicias por el 775 aniversario de la Reconquista. Vuelve a desarrollarse por dentro del templo.

Empieza poco después de las 10:15. Sale del altar mayor y se dirige a la Capilla Real, donde se encuentra la Lobera, que toma el alcalde José Luis Sanz. Abre el cortejo el Cabildo de Alfonso X El Sabio, sigue la Casa de Castilla y León (todos con capas españolas, algunas con la palpable huella del tiempo), la orden de San Clemente y la Universidad CEU Fernando III, que se incorpora este año.

Llega el Cabildo Catedral con sus ricas capas pluviales. El canónigo Manuel Sánchez, párroco de Los Pajaritos, porta la reliquia de San Clemente. La corporación municipal cierra la procesión. Indumentaria oscura en todos ellos. La concejal más joven, la siempre risueña Blanca Gastalver, lleva el pendón de San Fernando. Elegante abrigo de terciopelo el que luce la edil popular en este ritual para el que no se permite el paso de turistas, que esperan con caras de asombro en la Puerta de los Palos, por donde entra un aire gélido que intentan esquivar los munícipes. 

Es 23 de noviembre en una ciudad que desde bien temprano está al servicio de los visitantes. La verdadera Reconquista del siglo XXI. Con una maleta por espada. La Lobera 2.0.

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