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Los seises vuelven a bailar en la Catedral de Sevilla

Los niños no actuaban desde el Triduo de Carnaval, en febrero de 2020, por la pandemia

El baile de los Seises en la Catedral

La Catedral de Sevilla recupera esta semana una de sus tradiciones más antiguas y arraigadas. Los seises volverán a bailar tras el parón provocado por la pandemia, que conllevó la suspensión o la modificación de algunas de las principales celebraciones del Templo Metropolitano. Los niños seises vestirán de nuevo los trajes azul purísima para danzar con motivo de la Octava de la Inmaculada. No actuaban desde el Triduo de Carnaval de febrero de 2020. Debido a la pandemia dejaron de celebrarse las actuaciones del Corpus 2020 y 2021, la Inmaculada 2020 y el Triduo de Carnaval de 2021.

El Altar del Jubileo de la Catedral acogerá este miércoles, 8 de diciembre, la tradicional eucaristía con motivo de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María. La misa será presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz, y comenzará a las 10:00. El acceso de los fieles será por Puerta de San Miguel y de los Palos, abiertas desde las 8:00.

La Octava de la Inmaculada se celebrará del miércoles 8 al miércoles 15. El día 8, la celebración será en el Altar del Jubileo, donde estará la Virgen de los Reyes. A partir del día 9, será en el Altar Mayor, como es costumbre. Cada día, a las 17:30, dará comienzo la celebración de la palabra y la adoración eucarística. Posteriormente, y como marca la tradición, el órgano señalará el inicio del baile de los seises, en esta ocasión ataviados con el terno celeste y blanco, propio de la solemnidad inmaculista. Los fieles podrán acceder desde las 16:45 por las puertas de los Palos y San Miguel.

Los seises en la Octava de la Inmaculada de 2019. / Juan Carlos Muñoz

El origen de los seises: Vázquez de Leca y el año 1613

Se llaman seises porque originariamente eran seis y, en contra de lo que piensa la mayoría, eran los niños que cantaban, no los que bailaban, aunque también ponían en práctica, en determinadas ocasiones, algunas danzas. La historia de los seises de la Catedral de Sevilla está cuajada de leyendas, unas ciertas, y otras menos, que los ha llevado a convertirse en una de las instituciones más queridas por los sevillanos y de la que presumen ampliamente.

Actúan tres veces al año: en la Octava del Corpus, el Triduo de Carnaval y la Octava de la Inmaculada. Sus orígenes, tal como hoy se conocen, hay que buscarlos en el año 1613 y en la figura de Mateo Vázquez de Leca, canónigo de la Catedral y arcediano de Carmona. En ese año comienzan a bailar en la Octava del Corpus en el presbiterio bajo de la Catedral con los trajes de pajecitos y, esencialmente, con el mismo significado y organización actuales.

Baile de los seises en la Octava de la Inmaculada de 2019. / Juan Carlos Muñoz

Para que aquellas danzas perduraran en el tiempo fueron imprescindibles dos circunstancias: la presencia de un marco litúrgico adecuado, que encontró su lugar en las llamadas siestas de la Octava del Corpus de comienzos del XVII; y el sostén económico que vino con Vázquez de Leca, antiguo niño seise de la Catedral. El arcediano de Carmona y el mismo Cabildo hispalense consideraron provechoso ofrecer a los sevillanos un medio entrañable y atrayente que les impulsara a venir a la Catedral para adorar al Santísimo. Por esta razón, no sólo actuaron desde entonces la capilla polifónica, los ministriles y los organistas, como era costumbre en otras catedrales españolas, sino también los seises, que bailaban un villancico acompañado por los ministriles. Lo que hizo Vázquez de Leca fue incorporar la danza sagrada de los seises a las siestas de la Catedral de Sevilla.

Los seises existían en muchos lugares de España en el siglo XVI, aunque no danzaban siempre. Era el maestro de capilla el que los tenía a su cargo y se ocupaba de su manutención y educación. En Sevilla se crea en el siglo XVII el colegio San Miguel para ello. Actualmente, todos proceden del colegio Portacoeli. Los seises que bailan son 10, y los cantores, en torno a 20, la mayoría niñas. Permanecen tres años en el grupo.

Los seises durante el Triduo de Carnaval de 2020. / José Ángel García

Los atuendos que lucen, celeste y blanco en la Inmaculada, y rojo y blanco para el Carnaval y el Corpus, son los típicos de los pajes de la época en que fue instituida la octava. Así se puede comprobar en cuadros y grabados. También se cuenta que existe una bula para danzar cubiertos ante el santísimo, pero tiene su explicación: llevan a cabo la danza típica de salón de aquella época con acomodaciones. Se quitaban el sombrero al comenzar para saludar al señor, en este caso, es al Santísimo.

Tras el parón de la pandemia, los sevillanos se podrán reencontrar desde este miércoles con una de sus tradiciones más hermosas.

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