El Sagrado Corazón de Jesús vuelve a Nervión y afianza su devoción en la ciudad

Procesión

La imagen de Illanes regresó a su barrio tras permanecer casi una semana en la Catedral

Numerosas hermandades estuvieron representadas en el cortejo

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El Sagrado Corazón subiendo el puente de los bomberos

A pesar del -casi inevitable y forzoso- éxodo local hacia los respectivos litorales de las provincias hermanas, la Sevilla cofradiera, una vez más, respondió. El curso agoniza, la chiquillería invade las calles y los ánimos ya se habitúan al carácter tropical de estas noches de junio. Pero siempre hay espacio para algo más. Para un último candelabro doblando una fachada, un abrazo fugitivo y amistoso, un costal por planchar, una corneta por retirar de los estantes, una vara que portar... Ahí estaban los cofrades, ávidos de procesiones y de reencuentros, en la puerta de San Miguel en la tarde de este viernes.

A esa hora se fijó -y así fue- la salida del cortejo del Corazón de Jesús, que tras presidir la misa pontifical del domingo, calibró su brújula particular hacia el este de la ciudad. Y se echó a caminar una vez recibió la medalla de la Virgen de los Reyes, patrona de una Archidiócesis que hace 125 años se consagró al Sagrado Corazón. Una vez en la calle, se dirigió hasta la Plaza del Triunfo donde se dispuso, frente a frente, con otra de las devociones que Sevilla ha defendido desde hace siglos: la Inmaculada Concepción. En la sede del Consejo se retiraron las representaciones y la noche se cerró en los Jardines de Murillo. Ni una hoja daba señales de vida: como pintadas, como retratadas en un verde apagado y negruzco. La única luz posible la arrojaba el Corazón de Jesús, que nos ofreció estampas para el recuerdo en un enclave con muchísimo sabor para acompañar cofradías.

El Sagrado Corazón saluda a los bomberos de San Bernardo / Blas Sierra

Alrededor de las once y media de la noche, y caminando -qué gustazo- sin remedio, subió el puente esta portentosa imagen de Illanes que brillaba con luz propia, resplandecía aún más con el foco de los bomberos que se asomaron para recibir a toda la comitiva. Las cornetas de Triana, limpias y solas como una flecha, silbaban sus pentagramas con el poso ya de un curso infinito, con ese sabor del metal viejo que agarra y zamarrea. Paso a paso, sin florituras ni alardes, como se camina en la vida, alcanzó el Sagrado Corazón su barrio y a la una y media de la mañana se puso el broche de oro a unas jornadas inolvidables para el barrio y para la ciudad, que volvió a depositar en el sacratísimo corazón de Dios su fe más sincera, más popular, más profunda.

El Sagrado Corazón estará en besamanos durante hoy y mañana / Cofradía

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