Reubicación provisional de las dolorosas de Santa Cruz

Es el verano una época propicia para que hermandades y parroquias decidan acometer diferentes actuaciones, sobre todo, en materia patrimonial, aprovechando el paréntesis cultual que ofrece la diáspora y el periodo vacacional, bien en lo que respecta a imágenes devocionales o bienes muebles. Es el caso de la hermandad de Santa Cruz, que en estas últimas horas ha reubicado en diferentes espacios del templo a sus dos dolorosas titulares.

Tal y como muestran las imágenes e información de Estandarte de Sevilla, la Virgen de los Dolores y la Virgen de la Antigua han sido recolocadas en otros lugares de culto de la parroquia, con motivo de la ejecución de unas obras en el entorno del retablo donde habitualmente reciben las oraciones y plegarias de los devotos de esta cofradía del Martes Santo. En concreto, la imagen de Eslava Rubio permanece a la izquierda del crucificado de las Misericordias, ubicado como es habitual en el testero del crucero, en un retablo procedente del convento de la Asunción y que fue expropiado en la revolución de 1868. Por su parte, la Virgen de la Antigua, obra de Emilio Pizarro, ha sido ubicada en una de las hornacinas laterales de la iglesia.

Las actuaciones que se están acometiendo (se ha colocado un gran lienzo rojo) comprenden los alrededores del retablo que forma parte del testero de la epístola, construido en el siglo XVII en estilo barroco, aunque restaurado y repintado al gusto neoclásico tras sufrir un incendio en el último cuarto del siglo XIX, según apunta Fernando Yruela Rojas. En una hornacina a la altura de la mesa de altar se conserva un grupo escultórico en madera policromada representando la transverberación de Santa Teresa, atribuible a la Roldana. Dos lienzos representando a San Pedro y San Pablo flanquean la hornacina central en la que se venera normalmente la imagen de Nuestra Señora de los Dolores. En las calles laterales vemos las imágenes de Santo Tomás de Aquino y de Santa Filomena realizadas en madera estofada posiblemente en el tercer cuarto del siglo XVIII, completándose la iconografía de este retablo con una talla de San Felipe Neri fechable en el XVII situada en el ático del retablo; todas estas obras son de autor desconocido.