Un reto para 2029: La reproducción del primitivo manto de la Carretería se pone en marcha
Patrimonio
El diseñador Gonzalo Navarro ya ha elaborado el informe histórico-artístico y técnico de la que era considerada la mejor pieza bordada del XIX
Se trata de una labor multidisciplinar en la que participan hasta ingenieros
Tras la Semana Santa comenzará la segunda fase con los dibujos a escala
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La Hermandad de la Carretería ya ha iniciado el que puede considerarse como el gran reto del patrimonio cofradiero en esta década: la reproducción del manto original de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, desaparecido en el incendio fortuito de 1955 y que en su día fue considerada la mejor pieza bordada en Sevilla durante el siglo XIX. El diseñador Gonzalo Navarro ha entregado a la corporación del Viernes Santo el informe histórico-artístico y técnico de la obra, que servirá de base para las dos siguientes fases, como son la elaboración de los dibujos a escala y la ejecución material. Aunque por la complejidad que tiene el trabajo desde la junta de gobierno no se quieren precisar fechas, 2029 aparece como el año idóneo para dicha recuperación, al cumplirse entonces el cuarto centenario de la dolorosa.
De su estreno, el 23 de abril de 1886 (un Viernes Santo muy tardío), se hizo eco la prensa nacional. En esta primera vez -como explica Gonzalo Navarro- se contempló el conjunto al completo: manto, saya, palio y cubrefaldones. Todo a la vez. Los comentarios de elogio no se hicieron esperar. La Sevilla cofradiera de aquella época -cuando la Semana Santa conocía un resurgir- no estaba acostumbrada a esta fastuosidad en los bordados. Entre los comentarios publicados se citaban dos nombres, el de las Hermanas Antúnez (Josefa y Ana), que regentaban el obrador donde se ejecutaron las piezas; y el de Edmigio Serrano, como autor del diseño del manto, el enser que más acaparó la atención.
El eco mediático que cosechó tal estreno en los medios de comunicación de entonces ha sido uno de los puntos de arranque para elaborar el citado informe, en el que se ha empleado un año. Para ello, se ha creado un grupo multidisciplinar de trabajo, dirigido por el citado proyectista y en el que han participado un historiador y un ingeniero, ya que, como refiere Navarro, dada la envergadura de este reto, "el más complejo en mi trayectoria", se quería contar con profesionales de distintas ramas del saber que contribuyan a lograr una reproducción lo más fiel posible del manto original. De ahí que historia y ciencia se den la mano en la recuperación del patrimonio cofradiero desaparecido o en precario estado de conservación, como ha ocurrido recientemente con el manto de la Virgen del Socorro (Hermandad del Amor) o el palio del Valle.
Un proyecto de hermandad
Este importante proyecto sienta sus bases en el mandato del anterior hermano mayor, Félix Mezquita, y del que ha tomado el testigo su sucesor en el cargo, Miguel Ángel Moreno, cuya junta de gobierno decidió que fuera Gonzalo Navarro el que se pusiera al frente de este auténtico reto. Ya en 2019 logró recuperar el diseño original de la saya a juego con el referido manto, tras pasarse a nuevo terciopelo en los talleres de Manuel Solano.
Cuando Navarro tomó el mando del proyecto tuvo claro que partía de cero. La reproducción actual del manto "no podía tomarse como referencia", pues las religiosas del Convento de Santa Isabel que se encargaron de la copia a mediados de los 50 se basaron en un manto que se encontraba muy desvirtuado respecto de su estado primigenio, con unos principios de actuación muy distintos a los que se aplican hoy y con unas técnicas de bordado bastante pobres respecto a las que se emplearon en su confección original. Hubo, por decirlo así, más cariño que rigor.
40 fotografías
Para lograr una reproducción lo más fidedigna posible de la obra primitiva se han abordado varios aspectos en ese informe. Por un lado, conseguir una amplia documentación escrita y gráfica del manto, un empeño que ha supuesto una ardua labor de recopilación de datos y fotos desde que se estrenó la pieza hasta su pérdida. Se ha recurrido a archivos públicos, de la hermandad y a colecciones privadas. Según el hermano mayor, se han reunido unas 40 instantáneas que muestran la evolución de la obra desde su concepción hasta que acabó pasto de las llamas. En ellas se advierte una dificultad, ya que el manto tuvo dos intervenciones: la primera, de 1914; y la segunda, en 1955, meses antes del incendio. En ellas -precisa Navarro- se perdió el 40% de las piezas que en su día componían el conjunto, por lo que llegó al final de su vida material muy desfigurado.
El segundo ámbito de este informe se centra en los responsables de su autoría, las Antúnez y Serrano, de los que se ha tomado de referencia obras coetáneas de aquel manto. Ambos apellidos son clave en el último tercio de la centuria decimonónica y explican el cambio al que se estaba asistiendo en la producción de artes suntuarias en Sevilla. La obra de Edmigio Serrano supone un buen ejemplo. Gonzalo Navarro detalla que no era un diseñador profesional, pero sí "un gran intelectual, muy integrado en los círculos culturales de la época". Una cualidad que lo hizo estar muy pegado a las vanguardias que habían surgido, entre las cuales debe destacarse el movimiento de origen inglés Arts & Crafts, concebido como una contestación al desarrollo industrial y un enaltecimiento de la naturaleza. Entre estos principios, frente a la fabricación en masa se defendía la artesanía y, dentro de ella, el bordado, llevado al extremo con grandes volúmenes y diseños hasta entonces inexistentes.
Asimetría total
Un estilo -al que algunos erróneamente siguen llamando romántico- que impregna la cofradía del Arenal tanto en los ropajes del misterio como en el conjunto del palio. También, según Navarro, era una contestación del propio Serrano a las corrientes historicistas que habían imperado hasta entonces y que en los pasos procesionales se evidenciaron a través del neogótico y el neoclásico. Se trata, en todo caso, de un periodo de transición que deja atrás viejas fórmulas decimonónicas y que sirve de antesala al regionalismo, un estilo propio y local, que se adueñará de la ciudad décadas más tarde. Obras que también bebieron del diseño de Serrano fueron el actual manto de la Estrella (en su día propiedad de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso) y la túnica de los cardos del Gran Poder.
"Serrano lleva esa exaltación de la naturaleza a sus diseños, con la predominancia de cardos, flores y elementos vegetales de enorme volumen", refiere Gonzalo Navarro, que añade una característica que atesoraba el manto carretero. En aquellos momentos era muy habitual la asimetría en el eje central de estas piezas, pero en este caso, ese "naturalismo" se lleva a los extremos, de manera que las dos mitades son distintas, sin repetición, lo que supuso una gran aportación a la Semana Santa. "El diseño no tiene condicionamiento alguno, es totalmente libre y naturalista", refiere este licenciado en Bellas Artes, en la especialidad de Conservación y Restauración. Dicha característica, a la postre, añade mayor dificultad a la hora de la reproducción, pues han de lograrse referencias gráficas de las dos mitades del manto.
En busca de la proporción original
Una vez entregado el informe a la hermandad (aunque el estudio sigue abierto), la segunda fase comenzará después de Semana Santa. Aquí es donde interviene ya la ingeniería, pues se trata de calcular las medidas exactas del manto primitivo, mayores que las actuales. Con tal fin, como comenta el hermano mayor, se prevé hacer pequeños ajustes. La Dolorosa irá en el lugar correcto (un poco más adelantada que ahora), se retrasará el pollero y se subirá la altura de la peana. Todo ello se hará para conseguir, a partir de la documentación gráfica, las proporciones originales. Un proceso artistíco y científico que obedece a una premisa que se dejó clara desde el principio: será el paso el que se adapte levemente a la reproducción del manto, nunca al revés.
A partir de entonces, y con toda esta información, Navarro empezará a realizar bocetos a pequeña escala que le servirán para lograr lo que él denomina "el dibujo de producción", esto es, el diseño totalmente terminado y con la especificación de los puntos de bordado que llevará cada pieza. Ésta es otra de las características del proyecto. El taller que se encargue de materializarlo no tendrá ningún margen de interpretación a la hora de elaborar los bordados. Todas las técnicas estarán detalladas al milímetro, de manera que la reproducción no sólo sea fiel en el dibujo, sino también en su realización. En este punto, el proyectista recuerda que la confección de esta importante pieza debió resultar bastante compleja por la variedad de técnicas empleadas en ella, muchas de las cuales prácticamente eran inexistentes hasta entonces y al poco tiempo cayeron en desuso por su dificultad. Una auténtica labor de "arqueología" para el mayor reto en el bordado sevillano de esta década.
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