Retiran las luces de Navidad en Triana para el paso de El Cachorro y la Esperanza en la Magna

El debate sobre la altura de las luces de Navidad y su posible interferencia con el tránsito de las cofradías durante la procesión magna ha sido un tema recurrente en Sevilla en los últimos meses. Desde el inicio de los preparativos, la cuestión ha generado numerosas deliberaciones entre las hermandades y el Ayuntamiento, buscando soluciones para equilibrar el tránsito de los cortejos con el ambiente navideño.  

Los primeros inconvenientes surgieron con los traslados de la Macarena y el Gran Poder a la Catedral, cuyos itinerarios tuvieron que ser rediseñados evitando calles como Tetuán, donde ya se estimaba desde verano que la baja altura de los adornos iba a dificultar el paso de los pasos procesionales. Finalmente, estas cofradías optaron por rutas alternativas a través de la Magdalena y Méndez Núñez para llegar al templo metropolitano.  

Ahora, con las luces ya encendidas y a pocos días de la procesión de clausura del Congreso Internacional de Hermandades, el foco está en las hermandades del Cachorro y la Esperanza de Triana. La preocupación principal residía en la Plaza del Altozano y la calle San Jacinto, puntos clave en los itinerarios de ambas hermandades tanto de ida como de regreso.  

En la tarde del lunes, ya se efectuó la retirada de las luces instaladas en San Jacinto, donde discurrirá el Cristo de la Expiración durante el regreso a su Basílica en la noche del 8 de diciembre.

Y el martes a mediodía, los operarios han desmontado parte de la decoración en la Plaza del Altozano. La retirada del alumbrado en este último punto buscan garantizar el tránsito sin contratiempos del Cristo de la Expiración y la Virgen de la Esperanza de Triana en su recorrido hacia la Catedral el día 7 de diciembre.

A la Esperanza no le afectaba el alumbrado de San Jacinto, ya que en su recorrido de regreso rodeará el barrio a través de la calle Castilla para visitar la Hermandad de la O.

Durante la última semana, técnicos municipales recorrieron las calles de Triana midiendo la altura de los adornos. Las evaluaciones concluyeron que su presencia podía representar un obstáculo para los pasos, lo que llevó al Ayuntamiento a decidir su retirada temporal.