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La restauración del palio del Valle en el IAPH servirá de estudio para la ciencia

Patrimonio

Se ha aplicado una técnica novedosa mediante ensayos de envejecimiento acelerado

La pieza se podrá contemplar a partir del 1 de marzo en la Fundación Cajasol

Así es la restauración de palio de la Hermandad del Valle en el IAPH

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El estado en el que ha quedado el palio del Valle tras la intervención en el IAPH.

La restauración que ha acometido el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) sobre el palio de la Virgen del Valle -la pieza bordada en uso más antigua de la Semana Santa de Sevilla- servirá de estudio científico. El ente perteneciente a la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte ha informado este jueves, en la presentación de los trabajos, de que los resultados de dicho proceso se darán a conocer a "la comunidad científica" mediante "publicaciones de impacto razonables".

El interés científico que ha despartado la restauración de esta pieza (que ha sufrido numerosas intervenciones desde que se confeccionó en el siglo XVIII) obedece al tratamiento novedoso que se ha aplicado sobre ella, que escapa de una restauración convencional.

Así lo ha defendido el consejero de Turismo, Cultura y Deporte, Antonio Bernal, durante su intervención en el acto de este jueves, al que también han asisitido el hermano mayor del Valle, Gonzalo Pérez de Ayala; el director del IAPH, Juan José Primo; y la restauradora del taller de tejidos de este instituto, Lourdes Fernández González, quien ha explicado con sumo detalle en qué ha consistido dicho proceso.

Graves problemas de conservación

Antonio Bernal y Gonzalo Pérez de Ayala atienden a las explicaciones de los técnicos del IAPH. / Antonio Pizarro

El palio llegó a la sede del IAPH con graves problemas de conservación. Entre ellos, el más importante, las lagunas que presentaba el tejido que hace las veces de soporte, un terciopelo burdeos empleado por el taller de Guillermo Carrasquilla Perea en 1951. Debido al gran valor histórico que posee, se ha optado por una tarea de conservación que detenga el proceso de deterioro que sufría y aumente los valores que contiene.

Para alcanzar tal fin, han colaborado los talleres de textil y el laboratorio del IAPH. La primera tarea ha sido la habitual en este tipo de piezas: microaspiración mediante tul, limpieza y fijación de las piezas. Después vino la novedad, cuando se procedió a reintegrar el terciopelo en las zonas que presentaban lagunas. Se ha llevado a cabo un proceso, testado técnica y científicamente, gracias a ensayos de envejecimiento acelerado, que consisten en la aplicación de un adhesivo sobre las lagunas, que se tamizan mediante capas de color de fibras textiles sintéticas en varias aplicaciones. El resultado es una integración que resulta "discernible" a distancia, especialmente en las lagunas grandes del techo de palio, y localizable mediante la aplicación de luz ultravioleta.

¿Cómo se ha logrado ese envejecimiento acelerado? Pues sometiendo las probetas de laboratorio (pequeños trozos de la fibra textil sintética elaboradas con distintos materiales) a condiciones extremas de temperatura, humedad y radiación ultravioleta para garantizar su idoneidad y buen comportamiento frente a las condiciones ambientales que el palio soportará en la calle, cuando se encuentre en movimiento o reciba el humo de las velas.

La repercusión en el sector patrimonial

El techo de palio, con la reintegración "discernible" de las lagunas de terciopelo. / Antonio Pizarro

La intervención sobre el palio del Valle supone, sin duda, un gran avance en la restauración científica que acomete el IAPH, una labor que, según defiende la entidad, se puede considerar "ejemplar" por su repercusión en el sector patrimonial. De ahí que los resultados de este proyecto vayan a ser "lanzados" a la comunidad científica mediante varias publicaciones de impacto. La continuación en esta vía de tratamientos deberá permitir su aplicación en próximas intervenciones, siempre que los estudios de compatibilidad previos lo garanticen.

El palio del Valle está considerado la pieza bordada más antigua de su tipología que se sigue usando en la Semana Santa de Sevilla. Su origen se remonta al siglo XVIII y perteneció a la extinta hermandad de la Virgen de la Antigua y Siete Dolores. La corporación del Jueves Santo lo adquirió a principios del siglo XIX, tras una primera intervención de Antonia del Bazo en 1806 (que introdujo el salpicado de estrellas en el techo de palio), luego en 1879 Teresa del Castillo lo pasó a terciopelo morado y enriqueció el techo de palio con escudos y la paloma del Espíritu Santo (siguiendo un diseño de su marido Antonio del Canto Torralbo). Ya en el XX fue devuelto a soporte burdeos por Gabriel Espinar (en 1922). Una intervención a la que siguieron otras muchas, como la referida por Carrasquilla en 1951 (de la que procede el terciopelo actual). Por cierto, en esta restauración se ha confirmado que los marfiles del techo de palio proceden de África.

Esta pieza se podrá contemplar en la exposición que se inaugurará en la Fundación Cajasol el 1 de marzo. Tras la Semana Santa, la hermandad estudia instalar nuevas vitrinas para su correcta conservación.

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