La restauración. El abrazo de la informática y la artesanía
Sergio Cornejo lleva 13 años aplicando técnicas de Arquitectura en la recuperación de piezas bordadas
La digitalización y los archivos gráficos permiten reproducir los diseños originales

Dos ámbitos más unidos de lo que parecen. Entre la informática y el bordado hay siglos de diferencia. Prácticamente la historia de la Semana Santa cabe entre ambas. Sin embargo, las dos se convierten en cómplices cuando se trata de recuperar piezas antiguas. Aliadas en restauraciones para las que resulta fundamental el conocimiento de la Arquitectura. Las TIC al servicio de la historia, algo que ha tenido muy claro el arquitecto Sergio Cornejo, cuya labor ha sido clave en importantes intervenciones acometidas los últimos años, como la del manto procesional de la Virgen del Socorro o la que se llevará a cabo en el denominado manto de los Cisneros de la Macarena, tarea encomendada al taller de Charo Bernardino.
Una mesa y un ordenador. Es el espacio que requiere este cofrade de la Estrella para dar con la tecla. No la que enciende su PC, sino la que logra hormar un diseño alterado con el paso de los años. Un diminuto taller en el que cabe todo el tiempo del mundo hasta que las piezas vuelvan a su origen, como las concibió su autor. Cometido nada fácil que exige interpretación y mucha, muchísima documentación.
El nombre de Sergio Cornejo se ha hecho habitual en las restauraciones de mayor envergadura que se han realizado los últimos años. Su inclusión en este cometido comenzó a propuesta de Gabriel Ferreras, especialista en estudios histórico-artísticos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) y uno de los mayores expertos en la catalogación de bordados, arte donde está muy presente la Arquitectura.
Su primera intervención, en Espartinas
Este trianero -vinculado a la Estrella, donde llegó a ser teniente hermano mayor- se licenció en Arquitectura en 1999. La primera obra en la que intervino fue en la restauración del Simpecado del Rocío de la Hermandad de Espartinas, en 2013. "Siempre he reivindicado que la Arquitectura está detrás de todas las artes, las sustenta, especialmente en el diseño y la composición", defiende Cornejo, quien considera que los profesionales que la ejercen han estado décadas ajenos a las artesanías relacionadas con las cofradías. "No les ha llamado la atención", añade.
"Cuando me llegó la propuesta, tuve claro desde un principio que debía aportar toda mi formación como herramienta para lograr una restauración lo más precisa posible", subraya. Aportación que supone usar las técnicas más innovadoras. Cierto es que aquí no entra la mano del hombre, pero sí sus conocimientos e interpretación. "Lo más novedoso en este proceso es el empleo de programas informáticos muy habituales en nuestro oficio", insiste.
Cornejo parte de la idea de que "detrás de un diseño hay una geometría, calculada en varias dimensiones". "Gracias al programa AutoCAD podemos trabajar con distintas capas hasta reproducir, con gran precisión, las medidas, líneas y volúmenes del diseño original", explica el arquitecto, a quien después le compete poner en práctica los conocimientos adquiridos en su trabajo y en las artes cofradieras. "Hay que interpretar esas medidas y volúmenes, ponerse en la piel del autor que concibió la pieza", defiende este profesional.
Para ello, se requiere acudir a la historia, plasmada en los archivos gráficos. "Las comisiones artísticas en cada restauración son fundamentales para tal cometido, ya que han de encargarse de recopilar el material fotográfico que existe". "La simbiosis entre las imágenes antiguas, la informática y la interpretación del arquitecto es lo que permite llegar a la reproducción más fidedigna del diseño primitivo de una obra", abunda.
Con drones
En algunos trabajos, incluso, se han empleado técnicas de última generación, como drones. Fue el caso de la restauración del manto procesional de la Virgen del Socorro, de la Hermandad del Amor. Es una de las mejores obras del bordado sevillano del siglo XX. Diseñada por Joaquín Castilla, fue bordada por Concepción Fernández del Toro. El uso de los drones permitió tomar imágenes cenitales de esta importante pieza, que se extendió en el suelo de la iglesia del Salvador. La restauración -acometida en el taller morenense de Manuel Solano, con la supervisión del IAPH- partió del trabajo previo de Cornejo, que corrigió las deformaciones que el paso del tiempo había provocado. La recuperación del dibujo original permitió reconstruir la alineación de los ejes radiales, modular la cenefa perimetral y devolverle al manto su simetría completa.
La restauración del Simpecado del Rocío de Triana constituyó otra intervención de envergadura. Hubo que recuperar las líneas originales trazadas por Ignacio Gómez Millán. Un enser "con un diseño muy arquitectónico" en el que se habían eliminado varias piezas en trabajos anteriores. La informática y las fotos antiguas (se contaba con una instantánea completa del simpecado cuando se estrenó) permitió reproducirlas y colocarlas en su lugar primitivo. Procedimiento que luego se siguió con otros enseres de la corporación del antiguo arrabal, como la bandera asuncionista, en la que los programas informáticos de Arquitectura permitieron calcular las dimensiones originales de la insignia y de sus bordados.
Sergio Cornejo ha vuelto a poner en práctica este proceder en el manto de los Cisneros de la Macarena, que tras el incidente ocurrido en el camarín de la Virgen el pasado año, recuperará su fisonomía y color original. Se trata de una pieza confeccionada por Carrasquilla en 1967 y conformada con los bordados del palio de Caro de la década de los 40. Las intervenciones en los 90 cambiaron bastante su aspecto. Alteraciones que ahora se corregirán, devolviendole las simetrías y volúmenes perdidos. Una muestra más de que la nuevas tecnologías y la artesanía no son excluyentes, sino complementarias para una buena conservación. Están llamadas a entenderse.
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