El resplandor del nácar
La Virgen del Rosario se repone al culto tras la limpieza de la policromía realizada por Pedro Manzano.
Como si fuera 7 de octubre y estuviera celebrando su onomástica. Así se presentó ayer la Virgen del Rosario, de la Hermandad de Montesión, tras la restauración que le ha practicado Pedro Manzano. Los trabajos han consistido, principalmente, en una limpieza y consolidación de la policromía, con lo que esta imagen -una de las de mayor valor artístico de cuantas salen en Semana Santa- ha recuperado todo el esplendor de su tono nacarado en rostro y manos.
Se fue ataviada de blanco y vuelve del mismo color. A principios de noviembre esta Dolorosa de la calle Feria se despedía de sus fieles. Han pasado casi cuatro meses en los que la talla ha sido sometida a una restauración por parte de Pedro Manzano. Una intervención que le ha devuelto el brillo marfileño que tanto caracteriza a esta imagen, que según los historiadores, es la más antigua de las que salen en la capital bajo palio.
Los trabajos han consistido, básicamente, en una limpieza del bello rostro y de las manos. A diferencia de la Virgen del Dulce Nombre -repuesta al culto esta semana tras la magnífica intervención de Carmen Bahima- aquí esta labor no ha resultado tan llamativa puesto que la Virgen del Rosario ya fue sometida a una profunda restauración en los 90 por parte del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH). De hecho, fue una de las primeras tallas en pasar por esta entidad de la Junta.
Previo a esta última restauración, a la Dolorosa se le practicó un TAC para comprobar el estado de su estructura. A partir de ahora la imagen será sometida a una proceso de conservación constante, como aconsejan los restauradores, de manera que se vigile continuamente su estado y no tener que realizar intervenciones drásticas que modifiquen demasiado el aspecto con el que los devotos están acostumbrados a contemplarlas, un cambio que genera bastante polémica.
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