El creador de los grandes montajes
La voz de la experiencia | Luis Becerra
Como director de la Obra Cultural de la Caja San Fernando impulsó las exposiciones cofradieras
Es el responsable de los altares montados cuando Juan Pablo II visitó Sevilla y Huelva
Su mayor éxito fue 'Los Esplendores'
Las recordadas exposiciones en la Caja San Fernando, la gran muestra organizada, coincidiendo con la Expo' 92, por el V centenario de la Evangelización de América, el primer museo de la Macarena, el altar levantado en el real de la Feria para la beatificación de Sor Ángela, el altar del XXV aniversario de la coronación de la Macarena, los montajes realizados para la visita de San Juan Pablo II a la provincia de Huelva... el responsable de todos estos hitos, y muchos más, es Luis Becerra, un macareno de cuna que no ha ostentado nunca un cargo en una junta de gobierno pese a haber trabajado para muchas hermandades.
Luis Becerra es una de esas personas que merece un reconocimiento por todo lo bueno que ha aportado, y sigue aportando, a las cofradías. Su primera exposición para la Caja San Fernando la montó en 1983, llamada La Semana Santa del ayer. En ella reunió los principales tesoros que las cofradías sevillanas han enajenado a lo largo de su historia, entre ellos, el manto y el palio azul de la Amargura; o el conjunto de la Virgen de la O. De formación autodidacta, empezó a trabajar en la firma Peyré con apenas 14 años: "Era la única casa de alta costura de Sevilla. Al mes de estar allí comencé a poner los escaparates. Llegué a ser estilista. Sacaba dos colecciones de alta costura al año y viajaba todos los años a París, Londres o Nueva York".
Estando todavía en Peyré se encargó de la decoración de la nueva sede de la Caja San Fernando en la antigua Audiencia de la Plaza de San Francisco. A partir de ahí, se incorporó a la Caja como director de su Obra Cultural. Era el año 1982. "En el año 1983 inventé la primera de las exposiciones que se cerraron con la gran muestra Los Tesoros de Los Esplendores, en 1992". Cuenta que tras el cierre de la muestra inaugural, con los tesoros perdidos, el presidente del Consejo, José Sánchez Dubé, se echó a llorar al quedarse a solas en el patio y contemplar todas esas joyas que ya no pertenecían a las cofradías sevillanas: "Yo le dije que la Semana Santa es moda y por eso es perdurable. Eso es lo que mantiene el interés. Se han cambiado cosas buenas por otras mejores, aunque hay algún caso en el que no ha sido así. La Semana Santa tiene que evolucionar para que no pierda interés".
También en el año 1982 lo llamó el arquitecto Rafael Manzano para que se encargara de la decoración del altar que se construiría en el real de la Feria para la beatificación de Santa Ángela. Sobre la tribuna donde estaba el Papa levantó el altar de plata de Laureano de Pina, hoy llamado del Jubileo, ampliado con otras piezas de plata, como el frontal de la Sacramental de San Andrés, o dos credencias de Marmolejo, hoy de la Macarena. A un lado, situó a San Fernando y al otro, a San Hermenegildo. Para la hornacina central eligió a las Santas Justa y Rufina de Duque Cornejo y coronándolo todo estaba la Inmaculada, atribuida a Alonso Martínez, que también procesiona en el Corpus: "Pude conocer a Juan Pablo II y a su secretario, monseñor Marini. Yo era el único seglar que estaba en el presbiterio. Me felicitaron los dos por el altar".
Años más tarde, en 1993, se volvería a encontrar con el Pontífice cuando vino a Sevilla para la clausura del Congreso Eucarístico, que también lo llevó a visitar la aldea del Rocío o a la localidad de Moguer, también en Huelva: "Todos los montajes los hice yo. El del Rocío era enorme, precioso, con la marisma de fondo. Con más de mil metros. La idea del balcón fue también mía. Yo me ocupé igualmente de toda la decoración que se hizo en el Palacio Arzobispal". El contacto con el Papa le marcó: "Te electrizaba. Cuando te tocaba te daba un escalofrío. Notabas en él la presencia de Dios". Confiesa que tuvo una sensación parecida con Madre María de la Purísima cuando preparaban la tumba de Sor Ángela: "Era una persona tremendamente especial".
El primer trabajo que hizo para su Hermandad de la Macarena fue el altar del XXV aniversario de la coronación canónica. "Me llamó José Luis de Pablo Romero. Estuvimos 39 horas seguidas montándolo". Era el año 1989. También estuvo un año y medio preparando la basílica para que fuera una de las sedes del Pabellón de Sevilla durante la Expo'92. Fue el creador del primer museo de la hermandad, montado con criterios cofradieros, además de museísticos, como destaca.
En el año 1992 diseña la que ha sido la mayor y mejor muestra sobre las cofradías: Los Esplendores de Sevilla. Una exposición irrepetible por muchos factores: "En el año 90 todo el ambiente de la ciudad giraba sobre la Expo y había una pregunta latente: ¿Cómo sería la participación de las hermandades? La idea de Los Esplendores se le ocurre al presidente del Consejo, Luis Rodríguez-Caso". En un pleno de hermanos mayores expone la idea y todas las hermandades se adhieren sin fisuras, "tenía una gran personalidad". En ese mismo encuentro nombran a Luis Becerra comisario.
La muestra se dividió en tres sedes con tres contenidos bien diferenciados. La primera, Los Tesoros, en la sede de la Caja San Fernando: "Era la más monumental y la que más piezas reunía". La segunda, Las Glorias, en la iglesia de la Paz de San Juan de Dios: "Mucho más íntima". Por último, la iglesia del Salvador fue sede de La Pasión: "Destaco la piedad que allí había". El alcalde, Alejandro Rojas-Marcos, fue muy explícito en la inauguración: "Dijo una frase que a mí se me quedó: 'En esta exposición Sevilla se muestra a sí misma". Más de un millón de personas visitaron pasaron por las tres sedes de Los Esplendores durante el mes que duró la muestra. "Nunca más se podrá repetir algo así".
De las exposiciones que se realizan en la actualidad afirma que le ha gustado mucho la de los Gitanos en el Mercantil. En cuanto a los montajes de cultos, considera que las cofradías están recuperando la esencia del pasado: "Los grandes altares se dejaron de hacer por su coste y por la prohibición de algunos párrocos que veían un peligro poner tantas velas". Destaca los montajes del Calvario, la Soledad de San Lorenzo o las Siete Palabras. Apunta, en este sentido, que las cofradías no puede apartarse del barroco: "La Semana Santa es barroca en todos sus sentidos y hay que hacer barroco, aunque sea neo".
Son muchas las hermandades que se siguen poniendo en contacto con él para solicitarle su ayuda y valioso consejo. "Estoy dispuesto a todo lo que me pidan", concluye.
La voz de la experiencia
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