Devociones que cruzaron el Guadalquivir

La Priostía

El río Guadalquivir / Antonio Pizarro

Triana tiene una forma especial de entender la Semana Santa. Desde las que se perciben con los sentidos como las flores, la música o la música que acompaña el trabajo de sus costaleros. Hay devociones que siempre han estado en la orilla este del Guadalquivir y hay otras que llegaron hasta Sevilla y se quedaron para siempre con el recuerdo del barrio alfarero, como la Virgen de la Encarnación, esa Palomita de Triana que es la Reina de la Calzada. Otras se quedaron más cerca, en el Arenal, después un peregrinar de siglos en un camino que empezó en San Jacinto como la hermandad de las Aguas.

Hubo las que hicieron el camino contrario. Una primitiva hermandad de Cristo Atado a la Columna nació en la Alameda, de allí pasó a la iglesia de los Terceros, para desde el actual Rectorado pasar a la Fábrica de Tabacos de Los Remedios. Son puentes de fe que unen las dos mitades de una ciudad que ha hecho de la dualidad una forma de vida.

Las Cigarreras / JUAN CARLOS MUÑOZ

De la Alameda a los Remedios

En la antigua iglesia de San Benito de Calatrava, situada en la Alameda, en 1563 un grupo de devotos fundaron la Hermandad de Columnas y Azotes. José Manuel López Bernal señala en su obra sobre los 450 años de las Cigarreras explica que la hermandad permaneció allí hasta 1578, cuando pasó al monasterio de la Trinidad, entonces a extramuros. Cien años después, en 1674 pasó a Los Terceros aunque antes había estado en el convento dominico de San Pablo y la iglesia- colegio de San Francisco de Paula, de Padres Mínimos y de allí a San Pedro hasta que llegó a los Terceros. Allí tuvo y aún tiene capilla propia.

En este período se asentaron las relaciones entre la hermandad con la Fábrica de Tabacos de San Pedro. Entonces la hermandad se dedicaba a garantizar los enterramientos de los cigarreros. Realizó en esta época la estación de penitencia el Jueves Santo en 1711 y durante años alternos hasta 1788, cuando se interrumpió hasta hasta 1807. Entonces la hermandad tenía tres pasos por este orden: el de la Columna y Azotes, el del Santo Cristo de la Púrpura (en el acto de recoger sus vestiduras tras los azotes) y el de la Virgen de la Victoria.

En 1810 por culpa de la ocupación francesa, la comunidad de Padres Terceros Franciscanos fue expulsada del convento, lo que obligó a la Hermandad a mudarse de sede hasta la iglesia parroquial de Santiago el Mayor. El paso del Santo Cristo de la Púrpura saldría por última vez en 1874.

En 1891 ingresaron como hermanas progresivamente en 14 grupos, mas de 5.500 trabajadoras cigarreras procedentes de todos los talleres de la fábrica sevillana. En 1904 la hermandad se traslada de sede canónica, dejando Los Terceros e instalándose provisionalmente en la Capilla de la Real Fábrica de Tabacos donde hoy está la capilla universitaria.

El 4 de febrero de 1960 la junta de gobierno de la hermandad hizo la petición oficial a Tabacalera, S.A. de que se iniciasen las gestiones necesarias para que la construcción de la capilla en la nueva fábrica se efectuara rápidamente, para que la Hermandad “no se viese en la triste necesidad de no tener donde cobijarse y hubiera de recurrir a pedir amparo y asilo a la Autoridad Eclesiástica a fin de que esta dispusiese sobre el particular, buscándole alojamiento adecuado” y allí permanece desde el Jueves Santo de 1965.

Las Virgen de Guadalupe por la calle Levíes, cerca de San Bartolomé / Archivo parroquial de San Bartolomé

De Sevilla a Triana y de allí, al Arenal

No muy lejos de su actual sede canónica, en el Mercado del Arenal, tuvo su origen la Hermandad de las Aguas. Este espacio lo ocupaba entonces el antiguo convento del Pópulo. En realidad, aquí se funda una de las tres corporaciones que da origen a la corporación de la capilla del Dos de Mayo. La Hermandad de la Santa Cruz, otra de las que están en el origen de la corporación del Lunes Santo data de alrededor de 1635, en el antiguo humilladero frente a las Atarazanas Reales, que a día de hoy es la Capilla de Nuestra Señora del Rosario. Mucho más tarde, en 1750 se unió a estas dos hermandades de gloria, la de las Aguas, una corporación de penitencia fundada en 1750 en el Convento de San Jacinto de Triana.

El Domingo de Ramos de 1892 la Hermandad de las Aguas cruza por primera vez el Puente de Triana con un solo paso formado por el calvario. Hacia 1909 regresan los dominicos al templo de San Jacinto. Según la web de la hermandad, progresivamente la convivencia se va deteriorando hasta el punto de que la Hermandad sufraga la ejecución de una reja que independice su altar del resto del templo. Un gran incendio en la madrugada del 29 de octubre de 1942 fue el punto de inflexión y se cambió de sede para cruzar el puente hasta la iglesia de Santiago, pero el mal estado del templo hace que en diciembre de 1955 busque refugio en el corazón de la judería, en San Bartolomé. Aquí vivió unos 22 años de esplendor y la incorporación como titular de la Virgen de Guadalupe. El Lunes Santo de 1977 la cofradía de las Aguas sale desde la iglesia de San Bartolomé para regresar tras la estación de penitencia a la Capilla de Nuestra Señora del Rosario.

La Virgen de la Encarnación pasa junto a los Caños de Carmona / José Ángel García

De Triana a La Calzada

Del antiguo convento de Nuestra Señora de la Victoria en Triana a la iglesia de San Benito hay el vuelo de una paloma y un caminar de siglos desde que en este desaparecido cenobio se fundó en 1554 la Hermandad del Santísimo Cristo de la Sangre y María Santísima de la Encarnación. Según señala la web de la corporación del Martes Santo, esta fue la primera hermandad de penitencia en Triana.

La hermandad realizaba su estación de penitencia a la parroquia de Santa Ana en la tarde del Jueves Santo con la imagen del crucificado, pasando a partir de 1634 a realizarla en la tarde del Viernes Santo, entonces ya con una dolorosa bajo palio.

El Viernes Santo de 1845 realiza por primera vez su estación de penitencia hasta la Catedral atravesando el puente de barcas. El paso de palio, labrado en plata, estaba considerado el más rico de la época y en su techo figuraba una paloma, motivo por el cual la dolorosa era conocida como la Palomita de Triana.

La hermandad también se vio afectada por la Revolución de 1868. La Junta de Revolucionaria surgida decretó el cierre al culto de la capilla. La dolorosa fue trasladada a la iglesia de San Benito en 1875 y el crucificado enviado a Sanlúcar la Mayor, donde llegó para ser titular de la Hermandad de la Vera Cruz.

El 6 de junio de 1921 el provisor del cardenal Almaraz aprueba las nuevas reglas de la hermandad que establece su sede canónica en la iglesia filial de San Benito Abad, y en las que se añade el título de la Sagrada Presentación de Jesús al Pueblo, fijándose su estación de penitencia en la tarde del Martes Santo. La Hermandad no volvería a procesionar hasta 1928 en que lo hace con el nuevo misterio de la Presentación al Pueblo, incluido la imagen del Señor, obra del escultor Castillo Lastrucci. La Virgen no se incorporó al cortejo hasta 1930.

Como toda esa zona de la ciudad, las inundaciones de enero de 1948 hizo que las imágenes tuvieran que ir a la capilla de la residencia de las Hermanitas de los Pobres para pasar más tarde a San Roque, donde estuvieron dos años. El 6 de marzo de 1966 se bendice la nueva imagen del Cristo de la Sangre tallada por Francisco Buiza.

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