San Román: Un templo muy cofrade sin cofradías
La Priostía
Recorrido, en imágenes, por el templo de San Román
Los Gitanos, La Exaltación, La Mortaja y la Sagrada Cena pertenecen a la feligresía de esta parroquia, unida a la de Santa Catalina desde 1909
Desde que Los Gitanos se marcharon de la que había sido su sede durante más de 100 años, no ha habido nazarenos formándose entre sus muros porque el inmenso misterio de la Exaltación, cuya hermandad estuvo en la parroquia durante la restauración de Santa Catalina, no cabía por la puerta de San Román. Durante los 14 años en los que estuvo fuera de su templo, la estación de penitencia empezaba en Los Terceros aunque durante todo el año estuvieran en la antigua parroquia situada entre Enladrillada y Sol.
Pocos templos como San Román, sin cofradías en su interior, tienen tanta relación con ellas. En primer lugar, Santa Catalina, que es filial de la parroquia desde 1909, es la sede canónica de las hermandades de la Exaltación, el Carmen, el Rosario y Santa Lucía. Pero, además, La Cena, La Mortaja y Los Gitanos, son de la feligresía. Es un templo sin cofradías, sólo teóricamente.
La iglesia, una de las primeras parroquias que se fundaron en Sevilla, fue modificada entre los siglos XVII y XVIII y sufrió duramente durante la quema de templos en esa zona de Sevilla en los primeros días de la Guerra Civil. No se salvó nada. Las imagen de Nuestro Padre Jesús de la Salud, que había dejado su devoción a su paso por San Esteban y San Nicolás, como indican los nombres de los titulares de las respectivas hermandades, quedó completamente calcinada. La Virgen de las Angustias también quedó reducida a cenizas. No sólo las imágenes desaparecieron, todo fue pasto de las llamas.
Y es que, si hay una hermandad que en la mente de muchos cofrades se relacione con San Román esa es Los Gitanos. Llegaron a ella tras un largo recorrido por varios templos en noviembre de 1880 y permaneció allí hasta que tuvo que marcharse a Santa Catalina después de quedar San Román destruida cuando la quemaron varias iglesias la madrugada del 19 de julio de 1936. El templo quedó completamente destrozado y la hermandad perdió las imágenes de sus titulares, obra de Montes de Oca.
En 1937 la Hermandad realizó la estación de penitencia solo con la Virgen de las Angustias en el paso de palio cedido por la Hermandad del Baratillo. La nueva imagen, de Fernández Andes, había sido bendecida ese 14 de marzo. Las obras duran hasta 1950 y vuelven a San Román, donde permanecerán hasta que, de nuevo, el mal estado del templo hace que haya que volver a rehabilitarlo en 1994. Diez años después volvió a estar abierta al culto tras un rehabilitación integral que dejó al descubierto la portada lateral que da a la calle Enladrillada.
Poco tiempo estuvo la parroquia sin tener devociones de una hermandad de la feligresía en sus altares. Las hermandades de Santa Catalina estuvieron en este templo desde 2004 a 2018, aunque las dimensiones de la puerta hicieron que la estación de penitencia de la Exaltación se realizara desde la cercana iglesia de Los Terceros. Curiosamente, la hermandad de la Cena también estuvo dos años en San Román por obras en Los Terceros.
El resurgir tras la Guerra Civil
El incendio intencionado de 1936 dejó la iglesia completamente devastada y por eso se trajeron imágenes y altares de otros lugares. Este es el caso del Cristo de la Reconciliación y Misericordia, un crucificado anónimo de 1600 que proviene del convento de la Paz. Las donaciones de vecinos también ayudaron a reponer los altares en la iglesia. Con objetos de plata, se hizo un pequeño templete para el Santísimo que ahora acoge la imagen de un Niño Jesús.
De esta primera rehabilitación son las dos pilas de agua bendita donadas por la familia Sánchez Dalp. Las bases de las columnas que separan las naves tienen en sus bases zócalos cerámicos con los apóstoles que fueron realizados por cerámica Montalván para la reconstrucción del templo.
El actual retablo mayor está cedido por el Ayuntamiento ya que procede del antiguo Hogar Virgen de los Reyes en el año 2004. Está compuesto por restos de otros dos. Así, el ático fue contratado por Diego López Bueno para el antiguo retablo del Hospital de San Hermenegildo y en él aparecen tres pinturas sobre tabla -la Trinidad en el centro y la Fortaleza y la Templanza a los lados- realizadas en 1603 por el pintor Alonso Vázquez; mientras que los cuerpos principales pertenecieron a otro retablo de finales del siglo XVII o principios del XVIII, de autor desconocido.
En la base del retablo, entre San Fernando y San Rafael hay una imagen de María, Madre de la Iglesia que parece ser de la escuela de Martínez Montañés aunque otros investigadores ven en ella influencia de La Roldana.
En el segundo cuerpo está, la imagen de San Román, obra de Francisco Berlanga, junto a las pinturas de San Sebastián y San Roque.
También en el altar mayor hay dos cuadros con una historia entrañable detrás para los vecinos de la collación. Uno es la copia realizada por Ricardo Gil a partir de una fotografía del cuadro original de San Román que los franceses se llevaron durante la Guerra de la Independencia. El otro, obra del mismo autor, es copia de una antiguo cuadro que representaba a San Román en su vida terrenal y gloriosa. Con motivo del año santo dedicado a San José, destaca en el lateral del altar una imagen del santo patriarca.
Del Hogar Virgen de los Reyes provienen también la Inmaculada de la Capilla Sacramental. Destaca en ella , el Crucificado de la Esperanza del siglo XVII sobre el Sagrario de plata y una Virgen del Carmen de Francisco Rodríguez Pons.
Arquitectura gótico mudéjar
Arquitectónicamente dentro de las iglesias gótico-mudéjar, destaca de su fachada la portada de piedra, fuertemente abocinada, formada por arquivoltas de arcos apuntados que aparecen enmarcadas en un marco rectangular algo saliente de la fachada y protegido superiormente por el habitual tejaroz sobre canecillos. Sobre esta portada existen dos óculos, uno primero de gran tamaño y otro menor sobre él, caso excepcional en este tipo de templos.
La parroquia acoge una intensa vida con catequesis de comunión, confirmación, bautismo y de formación para adultos. Unas 14 comunidades de pequeños grupos de catequesis.
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