La recuperación para la Semana Santa de Sevilla del centenario misterio de la Hermandad del Buen Fin

Con hasta siete misterios diferentes procesionó la corporación franciscana durante el pasado siglo

El Carmen, el Buen Fin y el Cristo de Burgos dicen "no" al nuevo Miércoles Santo

El antiguo paso del Buen Fin en una instantánea de los años veinte del siglo pasado

Una de las noticias en materia patrimonial más destacadas y notables de todo cuanto llevamos de siglo XXI es, creemos que sin margen para la equivocación, la recuperación del misterio de la Hermandad del Buen Fin, la imprescindible cofradía del Miércoles Santo. Su titular, el crucificado homónimo, procesionará previsiblemente en 2024 acompañado de unas nuevas imágenes secundarias del sevillano (sí, sevillano y con proyección internacional) Darío Fernández, en el que será el primer conjunto de su factura para nuestra Semana Santa. Más vale tarde.

Como es sabido, desde 1997 la portentosa talla de Sebastián Rodríguez (discípulo de Juan de Mesa y colaborador de Montañés) procesiona solo en su paso, año en que fue suprimido el misterio de Álvarez Duarte y que hoy día aún custodia la hermandad. Sin embargo, en la respetable historia de este misterio, la sola presencia del Señor sobre el paso resulta puramente anecdótica. Echando la vista atrás, a excepción del periodo actual, el Cristo del Buen Fin siempre ha procesionado acompañado cada Miércoles Santo.

El Cristo del Buen Fin sobre su paso actual acompañado de la Magdalena

La llegada del siglo XX supone un florecimiento para esta corporación, que ve revitalizada su actividad tras unas décadas de postración y languidecimiento. El Cristo, que recibía culto en la Iglesia del Salvador tras un Decreto de Exclaustración en el siglo XIX, fue recuperado por los nuevos y entusiastas hermanos, que en 1908 volvieron a realizar estación de penitencia. Diez años más tarde, en 1918, la Hermandad estrena el paso conocido como el de las "tinajas", que adquiere a una hermandad de la vecina Castilleja de la Cuesta. Solo procesionó con él hasta 1922, año en que se estrena el actual, comprado a su vez a la Hermandad de las Siete Palabras, que tenía intención de procesionar un misterio alegórico del Sagrado Corazón. El paso de las "tinajas" (por la forma que presentaban la base de los candelabros) fue vendido a Huelva, perdiéndose su rastro en los años treinta.

El Buen Fin sobre el paso de las "tinajas" en el año 1922 por la calle Alfonso XII

A partir de ese año 1923, el misterio del Buen Fin ha experimentado diferentes cambios. Durante esta década el Señor estuvo generosamente acompañado: San Juan, las Marías, la Virgen y hasta un sayón con un palo, con el ánimo de representar la escena en que el Señor pide agua para saciar su sed, asunto harto curioso básicamente por estar muerto el Señor.

En el año 1930 la corporación estrena un personalísimo y diferencial paso de palio para la Virgen de la Palma, que procesionaba a los pies de la cruz. Después, el Crucificado procesionó junto a las Santas Mujeres y la Magdalena, y desde los años cuarenta hasta los setenta solo estuvo acompañado por María Magdalena.

El regreso del acompañamiento al Crucificado del Buen Fin y la inclusión de las nuevas figuras secundarias se justifica y se aplaude, creemos, por dos razones: por la recuperación completa de un significado iconográfico que le da sentido y sustento al pasaje y el uso de las sobresalientes herramientas actuales en materia de imaginería. Un paso centenario para la Semana Santa del siglo XXI. Un guiño a nuestra propia historia con el futuro en el horizonte.

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