Rafa Serna y los querubines que bajaron a Sevilla: el emotivo poema que inmortalizó la Semana Santa

Los emotivos versos de Rafa Serna que convirtieron a dos querubines en testigos de la Semana Santa de Sevilla

Programa de la Semana Santa de Sevilla 2025

Rafa Serna durante su Pregón de Semana Santa.
Rafa Serna durante su Pregón de Semana Santa en 2016. / Juan Carlos Vázquez

La figura de Rafael González-Serna (1955-2019) permanece grabada en el corazón de la ciudad como uno de los grandes poetas y pregoneros de la Semana Santa de Sevilla. Compositor, escritor y cofrade de profunda raigambre, su pregón de 2016 –hace ya nueve años– sigue resonando con especial intensidad entre los sevillanos, que lo recuerdan no solo por su Medalla de la Ciudad, otorgada por su contribución a la cultura y al arte, sino por su singular sensibilidad para captar la esencia de la devoción cofrade.

Vecino del barrio de la Alfalfa y hermano de las hermandades de la Macarena, el Gran Poder, Santa Cruz, la Redención, el Rocío de Sevilla y las Nieves de Santa María la Blanca, Rafa Serna dejó un legado imborrable en forma de versos, exaltaciones y pregones. Entre ellos, destaca uno especialmente emotivo: la Exaltación de la Semana Santa del Casco Histórico de Sevilla, pronunciada en 2011 en el patio de la Colegial del Salvador.

Aquella noche, con la marcha "Gitano de Sevilla" de Virgen de los Reyes como fondo, Serna tejió una historia que ya forma parte de la memoria colectiva: la de dos querubines que escaparon del cielo para perderse por las calles de Sevilla en Semana Santa.

Los querubines que bajaron a Sevilla

En la tradición cofrade, los querubines –esas figuras angelicales que adornan los pasos y simbolizan la pureza celestial– cobraron vida en el relato de Serna. El poeta imaginó a dos de ellos, curiosos por la música que llegaba hasta el cielo, bajando a escondidas para recorrer el laberinto de calles del centro. Desde la Giralda hasta Placentines, desde Chapineros hasta el Salvador, los pequeños ángeles se maravillaron con el sonido de las marchas, el aroma a azahar y la magia de las cofradías. De la “saeta milenaria de la Plaza de San Pedro”, de “plata de varales, campanillas y terciopelo”, del “Arenal Baratillero” y del “izquierdo por delante” que emociona al mundo entero.

"¿A que ha merecido la pena que nos saltemos las leyes? –decía Serna–. Fíjate bien cómo suenan, que son Virgen de los Reyes". El poema, cargado de referencias a las hermandades y a los rincones de la ciudad, se convirtió en un himno no escrito a la Semana Grande. Tal fue su impacto, que en 2015 la banda Virgen de los Reyes grabó la marcha "Gitano de Sevilla" con los versos de Serna, incluyendo su recordada frase: "Suena Virgen de los Reyes, suena la música del pueblo".

"Hemos estado en Sevilla... ¡que es como estar en el cielo!"

El poema repasa además una gran cantidad de hermandades, desde la Lanzada en San Martín hasta el Arenal Baratillero, desde las Siete Palabras hasta el Panadero de Orfila. En el poema, no olvida tampoco los barrios donde late el corazón más íntimo de la ciudad: el Tiro de Línea, el Cerro, el Porvenir, el Polígono de San Pablo, lugares que, como él mismo señala, también “suenan a Sevilla”. Y más allá de sus murallas, Triana —esa Sevilla con luz propia— “suena a vida y a su forma de sentir”.

González-Serna no solo pintó con palabras una Sevilla que se escucha y se siente: nos la hizo mirar como si fuera la primera vez. Y al final del poema, como si cerrara un círculo perfecto, los querubines regresan al cielo. Allí, ante San Pedro, arrodillados y extasiados, dicen la frase que resume todo: "Hemos estado en Sevilla... ¡que es como estar en el cielo!". Una metáfora perfecta de lo que significa la Semana Santa para los sevillanos.

Seis años después de su fallecimiento, Rafa Serna sigue presente en cada esquina de la ciudad, en cada acorde de marcha y en cada querubín que, desde los pasos, parece susurrar su poema.

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