Qué ver el Sábado Santo y el Domingo de Resurrección en Sevilla: detalles para no perderse

El palio de la Esperanza trinitaria
El palio de la Esperanza trinitaria

El epílogo de la Semana Santa se escribe entre las cinco cofradías del Sábado y, por supuesto, la Resurrección, jornada que da pleno sentido a todo lo anterior y se yergue como la trascendencia total del misterio de nuestra fe, si bien en el ánimo subyace la nostalgia del fin de un año más.

Para completar la vorágine de toda una semana de procesiones, es justo salir a la calle a media tarde del sábado y degustar los últimos momentos de nuestra fiesta más soñada. Todo ello en un día marcado también por la presencia de pasos alegóricos.

Muy impactante es la salida de los Servitas
Muy impactante es la salida de los Servitas / José Ángel García

Desde el barrio del Plantinar llega la personalísima cofradía del Sol, la más joven en incorporarse a la nómina de la Semana Santa allá por el año 2010. Este año estrena prácticamente toda la orfebrería de su paso de palio, que se constituye como uno de los más originales de la Semana Santa.

Es muy fotogénico e interesante su discurrir por el barrio de San Bernardo, en torno al mediodía, y además un enclave muy cómodo para verla. Así la acompañamos hasta el barrio de la Alfalfa antes de buscar nuestros siguientes puntos de encuentro.

Por la calle Alcázares viene la cofradía de los Servitas, una auténtica joya de la jornada. Su Piedad, obra de Montes de Oca, sobrecoge a todo aquel que se acerca para contemplarla.

Sus últimos metros, ya por la Plaza de Santa Isabel (donde se interpretará este año una versión especial de La Madrugá) son un broche perfecto a la noche del Sábado Santo, por lo que nadie debe perdérselo. En el palio, la Virgen de la Soledad, cuyo tambor "destemplao" nos indica uno de los sonidos más característicos del día.

El misterio de las Cinco Llagas
El misterio de las Cinco Llagas

Desde María Auxiliadora viene una de las cofradías más antiguas, puesto que la advocación a las Cinco Llagas de Cristo se remonta hasta el siglo XVI. Sus tres pasos conforman una identidad única en la calle, desde el Sagrado Decreto, momento en que Dios trino y uno envía su plan redentor a la Tierra, hasta el palio de la Esperanza, una de las dolorosas más bellas de toda la Semana Santa. Acompañarla por la calle Sol, ya rayando la medianoche, es una cita imperdible.

Una vez caiga la noche, los tiempos se ajustan para saborear la particularísima cofradía del Santo Entierro, que acoge las representaciones civiles e institucionales de la ciudad a su paso por la Carrera Oficial. Animadversiones y cariños, a partes iguales, despierta la Canina, el misterio del Triunfo de la Cruz sobre la muerte, que bien nos debe servir como anticipo a la propia fiesta de la Resurrección. No se pierdan los primorosos bordados del paso del Duelo.

Por último, con la ciudad prácticamente vaciada a nivel emocional, nos marchamos tras el paso de la Soledad camino de San Lorenzo. Por la calle Cardenal Spínola reflexionaremos sobre nuestro pasado y futuro, nuestro ahora y nuestro siempre. Y entonces se habrán cerrado las puertas de San Lorenzo.

Resurrección

La Sagrada Resurrección
La Sagrada Resurrección

Y para cumplir con todo lo anterior, con todo lo visto y esperado, con lo trazado y lo improvisado, acudiremos a mediodía, con los cielos repicando glorias y campanas, a citarnos con el Señor Resucitado, día en que Cristo ha vencido a la muerte y se ha cumplido un año más la Semana Santa sevillana.

En sus palmas al aire se encierra el único y verdadero misterio de todo cuanto consagramos cada día de nuestras vidas. Y lo veremos marchar por Doña María Coronel, alojándose en nuestro costado un calor de melancolías y de ilusión por el inicio de una nueva espera.

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