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Qué ver el Jueves Santo en Sevilla

El Jueves Santo también modifica horarios y órdenes de paso para 2023

La novedad principal la encarna El Valle, que será cuarta y regresará por el Postigo

El Señor de la Exaltación el Jueves Santo pasado / Juan Carlos Vázquez

Dos puntos se antojan claves para arrancar esta jornada que se convertirá en maratoniana hasta el Viernes Santo tarde: la Ronda histórica, con Los Negritos, o el Arenal, con la llegada de la cofradía de las Cigarreras y su extraordinaria Virgen de la Victoria.

El segundo paso del Valle / Aníbal Díaz

Posteriormente, podemos desplazarnos hasta la Alameda para ver el populoso discurrir de la hermandad de Montesión, que no ha perdido un ápice de personalidad a pesar de las vicisitudes.

Luego será momento de acompañar a la Quinta Angustia por la calle Rioja en vísperas de ver la cofradía de los Caballos por el entorno de la Alfalfa. Cerramos el día con el regreso del Valle por la Plaza Nueva y los últimos metros de Pasión.

Hermandad de Los Negritos

El Cristo de la Fundación en la tarde del Jueves Santo / Víctor Rodríguez

Con documentación en la mano, se entiende que es la cofradía más antigua de todas cuantas procesionan en la Semana Santa de Sevilla. Fue fundada en el año 1393 por Gonzalo de Mena, arzobispo de Sevilla, que fuera también hermano mayor y protector, en el Hospital llamado de Gracia o de los Reyes, cuya finalidad era principalmente la de atender a los individuos de color que habitaban la ciudad. Este hospital estaba ubicado inicialmente cerca del humilladero de la Cruz del Campo.

Sus Reglas, del año 1554, indican que hacía estación de penitencia en la noche del Jueves Santo con un cortejo donde se incluían cofrades de luz y de sangre, y con hermanas con el rostro descubierto. Hasta 1604 se hacía al humilladero de la Cruz del Campo, pero tras el decreto del arzobispo Niño de Guevara hubo de hacerse hasta la iglesia catedral, lo cual ocasionó graves incidentes con la Cofradía nobiliaria de la Antigua y Siete Dolores por el orden de paso.

En 1622 Andrés de Ocampo realizó la talla del «Crucificado» para la Corporación, conocida al menos desde 1728 como de la Fundación, en recuerdo y testimonio del antiguo origen de la Hermandad. Desde mediados de este siglo XVII la Cofradía realiza su estación de penitencia de forma regular.

Hacia el siglo XVIII la Corporación pasó por una etapa de esplendor. En 1850 se acordó salir con un solo paso donde, junto al «Cristo», figurarían la «Virgen», «San Juan» y la «Magdalena». La capilla que constituye su sede sufrió graves daños en las inundaciones de los años 1948 y 1962. Ha sufrido a lo largo de su historia varias modificaciones. A mediados de 1965 se inauguró un templo completamente nuevo, el que actualmente vemos, construido siguiendo las líneas trazadas por el arquitecto Juan López. Es una cofradía clásica de nuestra Semana Santa y su palio, diseñado por Juan Miguel Sánchez, es un alarde de ingenio y personalidad sin comparación.

Hermandad de Las Cigarreras

El paso de palio de la Virgen de la Victoria / Aníbal Díaz

Se funda esta reconocida Hermandad en 1563 en la iglesia prioral de San Benito. Sus primeras reglas son aprobadas el 16 de mayo de 1569. En San Benito de Calatrava se mantuvo hasta 1578, cuando se trasladó al Monasterio de la Santísima Trinidad, donde quedó asentada hasta 1589, fecha en la que se instala en el Convento de San Pablo el Real, tras unirse a la Real Hermandad de Nuestra Señora de la Antigua.

En 1628 se asienta en la parroquial de San Pedro donde permanecería hasta 1674, fecha ésta última en la que asienta en la iglesia del Convento de Nuestra Señora de Consolación (vulgo de Los Terceros), donde adquiere en propiedad la primera capilla del lado de la Epístola, lindante con la de la Hermandad de la Esclavitud de Nuestra Señora de la Encarnación. En los Terceros habría de estar asentada durante el largo período desde 1674 hasta 1904, con la sola interrupción de 1810 a 1819, que residió en la capilla sacramental de la parroquial de Santiago.

En los Terceros vivió momentos de gran esplendor, especialmente hasta la década de 1790 y desde 1890. Por acuerdo del Cabildo General Extraordinario, en 1916 se cedió el uso temporalmente de la Capilla de los Terceros a los Padres Escolapios que regentaban la antigua iglesia ex-conventual desde 1887, a cambio de su conservación y mantenimiento. Entretanto, en 1965 la Hermandad fue obligada a abandonar la Capilla de la Real Fábrica de Tabacos, cuyos inmuebles habían sido cedidos al Ministerio de Educación Nacional para albergar la Universidad de Sevilla; trasladándose a la nueva Fábrica en los Remedios, donde en la actualidad reside. El paso de palio es uno de los más logrados y completos de la Semana Santa, amén de la propia talla de la dolorosa titular, de factura envidiable y extraordinaria.

Hermandad de La Exaltación

El paso de palio de la Virgen de Las Lágrimas / Juan Carlos Vázquez

La Hermandad de la Exaltación contiene uno de los patrimonios artísticos más destacados y sobresalientes de la Semana Santa. Con la sola presencia de la obra de Luisa Roldán podríamos calificarlo de excepcional. Son muy oscuras las primeras noticias de los comienzos de la Hermandad, por lo que es imposible fijar una fecha determinada para su fundación. Sin embargo podemos indicar que se trata de una de las corporaciones más antiguas de la ciudad, y que debió ser fundada en el siglo XVI cerca de San Benito de la Calzada, según la gran mayoría de los investigadores, en atención a las varias Cofradías que en aquellos tiempos se establecieron en sus inmediaciones, por la devoción que había a las estaciones del Vía Crucis.

Pronto se traslada a la Iglesia de Santa Catalina, colocando sus imágenes en la nave de la Epístola, por carecer en esas fechas de capilla propia. Desde sus principios esta Hermandad se distinguió por sus miembros de la Nobleza de la ciudad, ya que sus reglas prohibían la pertenencia a personas descendientes de moros y penitenciados u otras que tuvieran oficios mal vistos. En esos años la Hermandad atesoró enseres de gran valor artísticos, incluidas sus mismas Imágenes Titulares. Nombres como Pedro Roldán, Cristóbal de Guadix, La Roldana, Luis Antonio de los Arcos, en la imaginería y los bordadores Miguel del Olmo y Juan Manuel Rodríguez Ojeda nos dejaron sus obras.

Es a través del siglo XIX, cuando parece alcanzar la Hermandad su máximo esplendor. A día de hoy la hermandad conserva su carácter popular y sin apenas modificar todo su patrimonio. Reside en la Iglesia de Santa Catalina, cuya construcción data del siglo XIV y se ubica en el lugar donde anteriormente había una mezquita. Procesionan el Señor de la Exaltación, del taller de Roldán, y la anónima Virgen de las Lágrimas, en sendos pasos de altísima categoría artística.

Hermandad del Valle

La Virgen del Valle procesionando sin palio el Jueves Santo de 2022 / Aníbal Díaz

Esta Hermandad, que posee un conjunto procesional de primer orden, surge como resultado de la fusión de dos Cofradías: la de la Santa Faz y Nuestra Señora de la Encarnación, por un lado; y la de la Coronación de Espinas, por otro. A la primera de ellas se la cree instituida en el convento del Valle como Hermandad de luz en el año 1450, tomando carácter de penitencial en 1553, y siendo aprobadas sus Reglas cinco años más tarde, en las que se establece la procesión en el Jueves Santo.

En 1545 Hernán Gutiérrez deja en testamento una reliquia de la Santa Espina de Cristo para su veneración, más o menos al tiempo en que se instituye la Cofradía de la Coronación de Espinas en la iglesia de San Martín, aprobándose sus primeras Reglas en 1553, pasando a residir en el convento de Montesión a partir de 1566. A partir de un tiempo después los cofrades de la Coronación pasarían su sede al hospital de las Bubas, aunque no duró mucho ya que hubo de volver a cambiar de sitio, pasando ahora al monasterio del Valle, fusionándose allí con la de la Santa Faz, en una unión que sería aprobada por el Provisor en el año 1590. Desde entonces la Cofradía comenzó a procesionar con tres pasos en su estación de penitencia.

Durante la invasión francesa se clausura el convento del Valle y la Hermandad se traslada a San Román; luego se mudaría a la iglesia de los Menores, para volver finalmente de nuevo al Valle. En 1829 la Cofradía cambia de nuevo su sede a la iglesia de San Andrés, donde atravesó una época de decaimiento. Al clausurarse la parroquia en 1869 la Hermandad vuelve de nuevo a San Román, y de ahí otra vez a San Andrés, para pasar en 1892 a la del Santo Ángel, hasta que radica en la Anunciación.

En 1909 la imagen de la Virgen del Valle casi queda carbonizada en un incendio fortuito, siendo restaurada por José Ordóñez, que le hace un nuevo juego de manos y por el pintor Gonzalo Bilbao. Es una cofradía para saborear de principio a fin en cualquier punto de su recorrido. La Virgen del Valle volverá a salir bajo palio tras la compleja y laboriosa restauración a la que ha sido sometida la pieza textil en el IAPH.

Hermandad de Montesión

El Señor de la Oración en el Huerto / Víctor Rodríguez

Aunque existen varias teorías sobre la fundación de esta cofradía, se intuye que tuvo su origen cuando un grupo de cofrades, a finales del siglo XV o principios del XVI, se unen en la devoción a un Crucificado bajo la advocación de la Salud. Según la tradición, en el mes de octubre de 1560 tiene lugar la fusión de dos Cofradías: una del Rosario establecida en una ermita que dio lugar después al Convento de Monjas Carmelitas de Belén, y otra de penitencia que se formó en el hospital de las Cinco Llagas, dedicada a la contemplación de la ferviente Oración de Nuestro Señor Jesucristo en el Huerto.

Ya en 1577 la Hermandad se encuentra en el convento de Montesión, y al año siguiente contrató con el escultor Jerónimo Hernández la talla de cinco figuras -el Señor, el ángel y los tres apóstoles-, para su paso procesional. En sus Reglas, aprobadas en 1588, se establecía su estación de penitencia en la tarde del Jueves Santo. Algo más tarde, en 1592 se recibe una imagen dolorosa de Nuestra Señora del Rosario, propiedad del hermano Juan de Torres, que se piensa es la que todavía hoy posee la Hermandad como titular, ya que estilísticamente responde a esta época.

Con la ocupación francesa de la ciudad y la extinción del convento de Montesión, la Hermandad inicia un proceso de declive y pierde parte de sus enseres. Reorganizada en 1842, se vinculan a la Corporación algunos miembros de la familia real como los duques de Montpensier. Tras los sucesos de 1936 el antiguo convento de Montesión fue incendiado y la Cofradía perdió los pasos, insignias y figuras de apóstoles, salvándose las del Cristo, el ángel y la Virgen, escondidas a tiempo por un grupo de hermanos.

Desde 1932 residió en la Iglesia de San Martín por el estado ruinoso de su capilla, volviendo a su capilla de la calle Feria en 1952, año en el acompañan al Cristo, restaurado por Castillo Lastrucci, tres nuevos apóstoles del mismo autor tallados dos años antes.

Hermandad de La Quinta Angustia

El Sagrado Descendimiento de la Quinta Angustia / Juan Carlos Muñoz

Esta Hermandad tiene su origen en dos antiguas Cofradías de Penitencia, en la del Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo y Quinta Angustia de María Santísima, y en la del Dulce Nombre de Jesús. La primera de ellas, se funda en los alrededores del año 1500 y recibe la aprobación de sus Reglas el año 1541, en su sede canónica en la Iglesia del Convento y Casa Grande del Carmen. Allí residió durante siglos, recibiendo abundantes privilegios de la Comunidad Carmelita, haciendo estación penitencial cada Jueves Santo, en que sacaba dos pasos, el primero de ellos alegórico, consistente en un sol eclipsado y otros jeroglíficos. La segunda aprobó sus reglas en 1574 en la parroquia de San Vicente

Ambas hermandades, de las que se conservan sus Reglas Fundacionales, se unen en el año 1851, quedando la Corporación establecida en su Capilla del Dulce Nombre de Jesús, contigua a la Real Parroquia de Santa María Magdalena. Desde finales del siglo XVIII pertenecieron a ella personas relevantes de las artes, las letras, la cultura y de la sociedad sevillana. También perteneció a ella el insigne escultor Juan Martínez Montañés y su esposa Ana de Villegas, que fueron recibidos como hermanos en 1592.

La Capilla en la que se encuentra establecida la Archicofradía, formaba parte de la Iglesia Conventual de San Pablo y data su construcción en el año 1248. Con posterioridad y al elevarse el nuevo templo en 1692 es respetada, restaurándose por el celebre arquitecto Leonardo de Figueroa y Reina. Su paso de misterio, con el característico cimbreo de la imagen del Señor suspendida en el aire, es uno de los más redondos de toda la Semana Santa por su disposición, su riqueza y su conjunto.

Hermandad de Pasión

El Señor de Pasión / Víctor Rodríguez

Sus orígenes se remontan al año 1531 cuando, con el título de los Martirios de Nuestro Señor Jesucristo ya existía una Corporación en el convento de la Merced calzada, que cambiaría su advocación inicial en 1557 al modificar sus Reglas, denominándose entonces de la Pasión y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

En 1579, y en base a un acuerdo con los mercedarios, la Corporación obtiene una pequeña capilla en el claustro del convento, que fue reformado y ampliado. Por haber desaparecido parte de su Archivo no es posible conocer la vida de esta Hermandad durante los siglos XVII y parte del XVIII.

Durante el reinado de Carlos III la Hermandad pasa por una época de decadencia. Tras unos años en San Julián, 1840 hubieron de abandonar de nuevo el Convento de la Merced por la exclaustración, quedando sus imágenes repartidas por varias iglesias y la imagen del Cristo en la casa de uno de los hermanos. La Hermandad, reorganizada en 1841 en la Parroquia de San Vicente, opta por residir en la capilla de los Cuadrados de la hoy desaparecida Iglesia de San Miguel. Cuando en 1868 la Junta Revolucionaria decide el derribo de la iglesia de San Miguel, la Hermandad se traslada a la parroquia del Salvador, ocupando sus imágenes titulares los altares de San Cristóbal y San Fernando hasta el momento de su fusión con la Sacramental, que pasó a ocupar la Capilla del Sagrario.

Un incendio fortuito hizo arder en 1944 el paso del Señor, que estrenó un nuevo paso solo dos años después, en 1946, una notable obra de orfebrería realizada por Cayetano González Gómez. En 1966 se sustituyó la imagen de la Virgen de la Merced, que antes había sido una talla de Santa Rosa de Lima, por la talla actual, realizada por el escultor Sebastián Santos Rojas, autor también del Cirineo que no procesiona. La imagen del Señor de Pasión es una de las obras cumbres de todo el barroco español en el ámbito de la imaginería.

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