Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Emperatriz
Crónica
Fin de semana de más de 30 grados y con muchas procesiones en la calle. A las habituales del ciclo de glorias se han sumado dos que han aportado estampas inéditas en mayo. La primera tuvo lugar el sábado por la tarde, con la salida de San Hermenegildo desde el templo al que da nombre; y otra el domingo al mediodía, cuando la Amargura celebró una procesión eucarística extraordinaria por su collación, anticipo del jueves de Corpus.
El calendario no ha alcanzado aún el ecuador de mayo, pero las calles de Sevilla ya se pueblan de cubanas y hasta de pantalón corto. Es lo que tiene la otra ascensión, la de los termómetros, que suben a los cielos en este verano anticipado, pero aún soportable. Las tardes son frescas y propicias para pasear por la ciudad cuando el sol busca su escondite por el Aljarafe. Circunstancia que juega a favor de las procesiones vespertinas (adjetivo muy del gusto de cierto sector cofradiero).
Mucha gente acudió a la primera procesión de San Hermenegildo, que salió el sábado por el barrio de San Julián sobre el antiguo paso de la Virgen de Valvanera, advocación riojana que preside la parroquia sevillana de San Benito. Dejó buen sabor de boca entre quienes acudieron a su encuentro, a juzgar por los comentarios en redes sociales. Una aportación al mundo de las glorias, que conoce un resurgir la última década.
También la collación por donde sale aporta lo suyo, con el fondo de la muralla de la Macarena recortando la figura de este santo, en la que muchos ven rasgos montañesinos. Una muralla que los últimos meses, debido a la iluminación artificial que presenta, ha sido motivo de críticas de conservacionistas. Luces nada discretas para vestigios de siglos. El parque temático nuestro de cada día.
Es fin de semana de lleno turístico. Nada extraño. Muchos se topan con la procesión eucarística extraordinaria que organiza la Hermandad de la Amargura por los 300 años de estancia en San Juan de la Palma. Hay romero esparcido delante de los templos por los que el espaciado cortejo pasa. El calor del mediodía es soportable a la sombra pero incomoda al sol, especialmente para quienes llevan chaqueta.
La procesión la forman tres pasos. El San Juan Niño, el Niño Jesús y la custodia de asiento de madera dorada sobre el paso de la Virgen de la Amargura. El arte de la priostía tunea unas andas para llevar al Santísimo. Respiraderos y faldones bordados de la Dolorosa de los que se ha quedado huérfano este Domingo de Ramos de calima y barro. En las esquinas, los candelabros de guardabrisas del misterio del Herodes.
Han pasado ya casi 50 días del inicio de una Semana Santa para el olvido y ya hay hermandades rocieras por los caminos. Écija, Osuna, El Viso y Carmona se han echado a andar. Caprichos del calendario: en 2025, por estas fechas, será la semana de posferia, la de los seis días tras el referéndum, consulta o encuesta sobre su formato. Una cuestión que ha tenido muy entretenido a los sevillanos en la Pascua Florida.
La procesión eucarística pasa por delante del Convento de Santa Inés, el del torno con su famosa repostería y el del organista que inmortalizó Bécquer en su leyenda. Tiene la calle Doña María Coronel un encanto especial para las procesiones. Un trozo de Sevilla aún no colonizado por franquicias. Con la medida justa. Ni ancha ni estrella. No hay apreturas y se contemplan bien los detalles de este cortejo con parada delante de la parroquia de San Pedro.
Es domingo de elecciones catalanas y de resaca eurovisiva. La canción española de título animalista ha quedado en el furgón de cola de un concurso que también se cuela en los comentarios de los presentes. Entre lo divino y lo más humano pasan las horas de una jornada de precepto que conmemora la subida del Señor a los cielos, repletos de un celeste intenso en esta víspera de la Virgen de Fátima, jornada con resonancia coplera en la voz y el recuerdo de Marifé de Triana.
El tercer turno llega por la tarde. Doble de procesiones a pocos metros. La Virgen de la Salud de San Isidoro y la de la Alegría en la antigua judería. Dos premium (que dirían los expertos en turismo) del tiempo de glorias (me resulta ya cansino lo de letífico). En siete días recibiremos al Espíritu Santo. Pero eso ya es otro cantar.
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