Procesión extraordinaria de la Soledad de Cantillana, una reliquia con ecos macarenos
Tesoros de la provincia
La patrona de esta localidad de la Vega saldrá el domingo de la Parroquia de la Asunción y no el sábado como estaba previsto por la probabilidad de lluvia
Su manto es el precedente directo del camaronero de la Macarena
Las procesiones extraordinarias constituyen una oportunidad única para contemplar el patrimonio cofradiero de la provincia de Sevilla, solapado por la magnitud mediática de la Semana Santa de la capital hispalense. Por tal motivo, resulta interesante destacar este tipo de actos como el que estaba previsto este sábado 19 de octubre con Cantillana como protagonista y que se ha decidido aplazar al domingo a las 10.30 por la probabilidad de lluvia.
Conocida es esta localidad de la Vega por sus procesiones de gloria cuando llega el verano (la Asunción en agosto y la Divina Pastora en septiembre). Una fama que ha provocado que durante bastante tiempo hayan pasado desapercibidas sus cofradías, que en los últimos años están conociendo un resurgir acorde con la idiosincrasia propia de este pueblo (imitada más mal que bien en otros municipios).
El ejemplo más claro es el de la Virgen de la Soledad, la cual saldrá finalmente el domingo en procesión extraordinaria para celebrar la ratificación canónica del patronazgo que ostenta sobre la localidad. Lo hará a partir de las 10:30 desde la parroquia de la Asunción, donde fue trasladada el fin de semana anterior en rosario. A este templo acude cada Viernes Santo en estación de penitencia. Durante el año se venera en su santuario propio, situado en un montículo a las afueras del casco urbano, centro de peregrinación de todos los cantillaneros.
La Virgen de la Soledad de Cantillana es, tanto en el aspecto patrimonial como en el cultual, una reliquia de la provincia, cuya importancia se ha sabido revitalizar los últimos años gracias al empeño de un grupo de jóvenes de la localidad que se han mirado en el pasado para proyectar el futuro. Como otras muchas corporaciones, ésta no quedó inmune a las modas que se copiaron de la capital y que conllevaron a la uniformidad estética y ritual hasta perder la personalidad propia. Pero el reciente entusiasmo por rescatar el mejor pretérito ha logrado un presente muy interesante.
Una de las recuperaciones más importantes concierne a la imagen del Cristo yacente, la cual fue restaurada hace pocos años. La intervención permitió que volviera a celebrarse el acto del Descendimiento que tiene lugar el Domingo de Laetare (cuarto domingo de Cuaresma), al tratarse de una talla articulada. Este rito es habitual en muchas cofradías que tienen la advocación de Soledad. El ejemplo más claro, como ya se aludió en su día, se encuentra en Alcalá del Río. También se recuperó el paso con la urna, pues hasta hace poco la imagen se integraba en un misterio.
En el aspecto estético, hay que mencionar el trabajo del prioste de la corporación, José Naranjo, a la hora del atavío de la Dolorosa, en una vuelta al pasado acorde con la valía histórica de esta imagen, una de las más antiguas que se veneran en la provincia (finales del siglo XVI) y que guarda bastante semejanza estilística y morfológica con la Soledad de San Lorenzo (Sevilla) y con la de Alcalá del Río. Entre estos rasgos deben destacarse su acusada frontalidad y el hieratismo propio de la época, características aún alejadas del canon barroco que se desarrollaría décadas después.
Pero si importante es la talla, no lo es menos el valioso conjunto de bordados que conforman su paso y que se podrá contemplar este domingo por las calles de Cantillana. Se trata de un patrimonio que, como en tantos otros casos, procede de la capital y que en su día perteneció a la Hermandad de los Panaderos. La adquisición se hizo en un año emblemático: 1929, en pleno auge del regionalismo. Ambas piezas suponen una transición entre el modernismo (o diseño Arts & Crafts) del que aún beben las bambalinas y el estilo que se implantó en la mayoría de las cofradías sevillanas a partir de entonces, y del que es un primitivo referente el manto.
Precisamente, en el último número del Boletín de las Cofradías -editado por el Consejo de Hermandades de Sevilla- se da a conocer por parte de Francisco e Ismael de los Monteros Sánchez que, en contra de lo que se pensaba hasta el momento, la autoría del diseño de esta pieza podría deberse al cordobés Antonio Amián y no a Juan Manuel Rogríguez Ojeda, en cuyo taller se bordó.
Este dato es de indudable importancia, pues dicho manto (planteado en 1895 y concluido en 1899) es casi idéntico al de malla (o camaronero) de la Macarena y se inspira notoriamente en el que Pedro Domínguez había ideado años antes para la Virgen de la Victoria de las Cigarreras. Ello explicaría la diferencia de estilos entre el palio y el manto. El manto del patrona cantillanera fue restaurado en 2004, tras sufrir varias alteraciones, por el taller de las Hermanas Ramas bajo la dirección del IAPH.
Estamos, pues, ante un legado histórico y patrimonial que hacen más que recomendable una visita a Cantillana este domingo. Y es que la rica religiosidad popular en este municipio sevillano va mucho más allá de sus hermandades de gloria.
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