Procesión Clausura del II Congreso Internacional de Hermandades: Cuando preside la Fe de un pueblo

La tribuna de autoridades, situada en el Paseo de Colón estuvo presidida por la imagen de la Virgen de los Reyes, que también formó parte de la procesión Magna

Una procesión magna sin apreturas y helados

La Virgen de los Reyes llegando a la tribuna del Paso de Colón para presidir la procesión
La Virgen de los Reyes llegando a la tribuna del Paso de Colón para presidir la procesión / José Ángel García

La fe tiene muchas veces la cara de la infancia. De la medalla heredada de la abuela, del azulejo del patio y de los rezos callados. Ayer por la tarde hizo mucho frío, –que se lo pregunten al público y a la presidencia de la procesión Magna que estaba en la tribuna del Paseo de Colón en la puerta de la Real Maestranza–, pero estuvo llena de verdad y de fe. Porque si esa avenida se queda en silencio cuando se atisba la Virgen de los Reyes, es que hay algo más.

Llegaba sobre las 18:15 precedida por ellos, el futuro de esa piedad de siempre: los niños carráncanos. Mil varas de nardos que hacían que la tarde de la Purísima oliera a mañana de agosto, al Día de la Virgen. Silencio en oración a los sones de Corpus Christi. En la tribuna situada delante de la Puerta del Príncipe de la Real Maestranza esperaban la llegada de la Patrona de la Archidiócesis el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, el presidente de la Junta, Juanma Moreno; el presidente del Consejo de Cofradías, Francisco Vélez; el arzobispo de Sevilla, José Ángel Sáiz Meneses y el Nuncio apostólico, Bernardito Auza. 

El nuncio apostólico Bernardito Auza.
El nuncio apostólico Bernardito Auza. / José Ángel García

En el Paseo de Colón no sólo hay público sentado, también hay quienes llevan desde las dos de la tarde esperando de pie en la zona habilitada para el público general. Algunos de ellos han llegado desde Huelva solo para ver pasar a las ocho imágenes y palpar la devoción. A las cuatro de la tarde ya no se cabe en el puente de Triana. La zona de la Puerta de Jerez está casi completa. Todos buscan un punto donde ver la procesión.

Los accesos hacia el Paseo de Colón, donde además de las sillas existe una zona para el público son complicados. Largas colas en la entrada por la calle Adriano y aún faltan dos horas para que empiece el recorrido oficial por todo el Paseo de Colón. La situación es igual por la calle Almansa. 

Políticos

Los primeros políticos en aparecer por la zona de autoridades fueron el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, los consejeros Arturo Bernal, Patricia del Pozo, Carolina España, Jorge Paradela, entre otros. También llegó con bastante tiempo de antelación el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz; Javier Fernández de los Ríos, presidente de la Diputación, Antonio Muñoz y un gran número de concejales. En las primeras filas de sillas se pudo ver al presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García Page y a la delegada territorial de Inclusión Social, María Luisa Cava, ejerciendo de loreña en el cortejo de la Virgen de Setefilla.

Virgen de los Reyes

Cuando llega la Virgen de los Reyes, la tribuna presidencial se recompone. Ella preside y no sólo el palquillo de autoridades. Casi todos los participantes en los diferentes cortejos se santiguaron y rezaron delante de la Virgen de los Reyes. Eso también es piedad popular. Porque como enseñan desde niños, “si pasas por delante de tu madre o tu padre, se saluda siempre”.

Un acierto que el paso permanezca en la tribuna de autoridades. Ella presidió y recibió los saludos de todas y cada una de las devociones. Incluso los vivas loreños fueron dedicados a Ella.

El presidente de la Junta de Andalucia y el arzobispo de Sevilla
El presidente de la Junta de Andalucia y el arzobispo de Sevilla / José Ángel García

Diciembre huele a nardos. Los de la Reina de los Reyes y los de Valme. Los primeros aplausos de la Magna en el Paseo de Colón son para el momento en el que la Virgen de los Reyes se coloca en la tribuna de autoridades. 

Todo está listo para que llegue el Señor. Cuando se dice esa palabra, todos saben que se trata de del Gran Poder. Las siete de la tarde. Ya es de noche y un Padre Nuestro hecho saeta suena mientras el paso se acerca a la tribuna. Ante cada uno de los pasos, Saiz Meneses ha dirigido la oración de un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria. Al terminar, una jaculatoria por cada una de las devociones. “Padre Jesús del Gran Poder, ten piedad de nosotros”. Tras el paso del Gran Poder, la mirada del arzobispo siguiendo su rastro. 

Detrás llega Lora del Río, llega Setefilla, la Serranita Hermosa. El cortejo llega cantando y dando vivas a la Madre de Dios, a Setefilla, a la Virgen de los Reyes. Cada vítor termina con aplausos. 

La provincia llega con su fe. Valme se acerca con la marcha Virgen de los Reyes. La banda de Santa Ana sigue con Esperanza Macarena. Tras ella, Consolación. Además de los utreranos en el cortejo llegan representaciones de las hermandades de Santa Lucía y la Sed.

El frío se nota cada vez más. José Ángel Saiz Meneses y monseñor Bernardito Auza se ponen un abrigo. El Nuncio se entierra casi en él mientras que el arzobispo se lo coloca encima de los hombros. José Luis Sanz, Juanma Moreno y Francisco Vélez aguantaron el tipo frotándose las manos.

Hacia las 20:45 llega El Cachorro con La Oliva de Salteras con los sones de Soleá dame la mano y se aleja por el Paseo de Colón. La Esperanza de Triana está llegando y se nota. Se escuchan gritos de guapa a lo lejos. El paso se vuelve completamente hacia la Virgen de los Reyes, le baila como Ella sabe y es su sello. Llega cantando y rezando.

La fe también es alegría y la piedad popular es eso, la vida misma. Y el Nuncio apostólico ha podido vivirlo de primera mano tocando el llamador. El capataz manda: A esta es y los ojos del nuncio seguían al palio mientras se alejaba hacia el puente, buscando su barrio.

Y como cierre, la Macarena. Llegó entre los murmullos del público que la esperaban. El frío arreciaba. Ella es de Madrugadas frías. Llegaba hasta la presidencia a mostrar sus respetos a la Virgen de los Reyes. Una vez parado el paso, el capataz se dirigió a los costaleros: “Estamos ante la Virgen de los Reyes, el Nuncio de su Santidad y el arzobispo.Estamos agradecidos al Papa por la Rosa de Oro. Que no le falte a nadie la Esperanza. Al cielo con la esperanza. Al cielo, valientes”. 

La Macarena y la Virgen de los Reyes frente a frente.
La Macarena y la Virgen de los Reyes frente a frente. / José Ángel García

Porque la Piedad Popular está en esas oraciones espontáneas que surgen desde lo más hondo. Una jornada que sirve como cierre a “un extraordinario segundo congreso internacional. Realmente lo hemos culminado con una procesión que pasará a los anales de la historia de Sevilla donde hemos conseguido tener algo excepcional. Me da la impresión de que tardaremos mucho tiempo en volver a disfrutar de una procesión como la que acabamos de vivir”, señaló Francisco Vélez.

Un hecho histórico al que también se refirió el presidente de la Junta de Andalucía. “Ha generado mucha expectación con 22.000 sillas. Hay decenas de miles de personas que han venido de fuera. Hasta un millón de personas según el Ayuntamiento. Han hecho una actuación sin precedentes para intentar garantizar la seguridad la limpieza y la organización y en definitiva este segundo congreso cofrade y de devoción que se celebra en Sevilla. Sobre todo por la proyección internacional de Sevilla Andalucía y la proyección también internacional”.

El presidente explicó que “como cofrade, ha sido un día muy especial ver imágenes que hay que nos genera tanta devoción. A eso se suma verlas en las calles en una época tan especial como esta”. 

Por otro lado, el arzobispo, durante las conclusiones ha destacado que es “la hora de la piedad popular, de las hermandades y cofradías, muro ante la secularización”.

Monseñor Saiz Meneses repasó las cuatro líneas maestras, “de fuerza” en las que se ha sustentado la programación del Congreso: encuentro, reflexión, contemplación y compromiso”. El arzobispo destacó que el congreso ha sido un espacio de encuentro” en el que se ha procurado “el acercamiento a Dios en la Iglesia”. Y ha aludido al discurso inaugural del legado pontificio, monseñor Edgar Peña, que nos recordaba que “la primera actitud que permite reflejar la imagen de Cristo en el seno de las hermandades y cofradías es la fraternidad, antídoto frente al aislamiento contemporáneo”.

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