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Aquellos primitivos nazarenos: los Ascarza

lEs éste uno de los linajes más conocidos de la Archicofradía de Jesús Nazareno

Papeleta de sitio de 1779. / M. G.
Manuel García Fernández

13 de abril 2017 - 02:31

Es por todos sobradamente conocido que en la historia de las hermandades de penitencia sevillanas siempre han existido familias vinculadas por devoción y tradición a las mismas. La pretendida patrimonialización del mundo cofradiero hispalense no es nada nuevo, porque se trata de un fenómeno social característico de estas corporaciones ya desde el último tercio del siglo XVIII, relacionado en gran medida con la promoción política y económica de la nueva burguesía urbana y comercial y su pujante cultura religiosa. La filiación de algunos de sus miembros con su hermandad llegaría a ser concluyente en tiempos de dificultades durante los siglos XIX y XX. De suerte que algunas cofradías han llegado a nuestros días gracias al esfuerzo y a la generosidad desprendida de linajes significativos de nuestra ciudad, que no dudaron en esgrimir la solidaridad de la familia para mantener la historia, la cultura, el patrimonio y la religiosidad popular de su hermandad. Sus apellidos estarán sin duda en la mente de todos. Conviene no olvidar todo esto, hoy Jueves Santo de 2017, cuando la vida social y económica de nuestras corporaciones de penitencia goza de buena salud. Y la democratización de las cofradías ha llenado no sólo las filas de hermanos nazarenos -hombres y mujeres deseosos de trabajar por la hermandad-, sino A las mayordomías de buenos ingresos y proyectos de futuro. Y recordar que existieron otros tiempos, no muy lejanos, donde la abundancia actual era, sencillamente, penuria personal, social y sobre todo económica.

La Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla, que esta noche hará una vez más pública manifestación de fe, abriendo la Madrugada, no fue lógicamente una excepción. En este sentido, uno de sus linajes menos conocidos es el de los Ascarza. En el último tercio del siglo XVIII, en la época de los grandes pleitos internos para la renovación de las Reglas de 1783 ante el Real Consejo de Castilla, Francisco Ascarza, notario público de Sevilla y secretario primero de la Hermandad de la Santa Cruz en Jerusalén desde 1778 a 1782, puso a favor de su cofradía y de su junta de gobierno los conocimientos históricos, el prestigio social y económico y la credibilidad pública de su profesión y la de su familia.

Pues a Francisco Ascarza le debemos la descripción de una curiosa relación de documentos antiguos que se anotaron en el libro de Reglas de 1783, y que constituyen una de las pruebas irrefutables de la existencia de unas ordenanzas o primitivos estatutos de la Hermandad del Dulcísimo Jesús Nazareno y la Virgen Santa María con San Juan que desde aquella primera amanecida del Viernes Santo de 1356 procesionaba desde la antigua ermita de San Antón en el Campo de la Resolana hasta el Hospital de San Lázaro.

Los Ascarza, mercaderes indianos oriundos de la localidad vitoriana de Ascarza, debieron asentase en Sevilla a mediados del siglo XVIII. En 1759 Francisco Ascarza es escribano público en el oficio número 10 de Sevilla, en Cabeza del Rey don Pedro. Tenía casas en la collación de Santa María y también en la ciudad de Cádiz. En esta localidad residen algunas de las compañías mercantiles con Indias de las que es también accionista, junto a su hermano Antonio Ascarza y a su suegro, frecuente procurador en sus poderes notariales, Antonio Bascón.

Las primeras noticias cofradieras parten del Libro de Hermanos de la Archicofradía de la Santa Cruz en Jerusalén. Y así, el 15 de abril de 1778, Francisco de Ascarza confecciona ya la nómina de la cofradía y como secretario primero de la hermandad la certifica y la firma con su rúbrica personal. En repetidas ocasiones Ascarza se define como hermano de número o propietario de túnica -negra desde 1772- que utiliza en la estación de penitencia, en la Santa Cruz o en el estandarte. En 1783, ya no es oficial de la junta de gobierno, pero continúa saliendo de nazareno con túnica propia al menos hasta 1790 y portando ahora si el estandarte.

En 1776 aparece otro Ascarza en la Hermandad de Jesús Nazareno. Se llamaba Antonio y era hermano de Francisco. Vinculado profesionalmente al comercio indiano, frecuenta menos la hermandad, pero continúa de nazareno propietario hasta 1804.

La siguiente generación la tutela Francisco José Ascarza y Bascón, hijo de Francisco Ascarza y de María Bascón. Fue notario público de Sevilla en el oficio o escribanía número 19 y en algunas ocasiones también en el 10, sustituyendo a su padre. El 3 de mayo de 1785 jura las Reglas y es recibido como hermano con el pago de 33 reales de vellón como cuota de ingreso. A partir de entonces, es habitual su salida procesional como nazareno numerario o propietario de túnica al menos hasta 1816 en el cortejo de María Santísima de la Concepción. En 1801 es también como su padre secretario primero y en 1804 fiscal. Pero su labor en la junta de gobierno se destaca en 1815 como diputado mayor de gobierno en la restitución procesional de la antigua bandera blanca de 1615, principal enseña de la historia concepcionista de la hermandad, que por motivos que ignoramos había dejado de procesionar.

Los Ascarza manifestaron por su hermandad una notable vocación de honradez y servicio. Como otros linajes de primitivos nazarenos concepcionistas de los siglos posteriores, fueron siempre modelos a seguir. No olvidemos su ejemplo esta Madrugada, y lo mucho que le debemos a aquellos primitivos nazarenos, ahora que todo se cuestiona, hasta la Historia, que es Maestra de la Vida.

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