¿Por qué suele llover en Semana Santa?

La lluvia y la Semana Santa parecen llegar muchas veces de la mano, algo que complica en ocasiones la celebración de las tradicionales procesiones por España. Pero ¿qué motivos hay detrás de esto?

Las lluvias de Semana Santa

En la Semana Santa de 2024 las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) indican una vez más inestabilidad climática, hay algunas razones que pueden explicar por qué da siempre sensación de que las lluvias parezcan coincidir con estas fechas.

La primera es psicológica, ya que suelen recordarse más los momentos que están marcados por el mal tiempo, ya que condicionan la celebración de los actos. Aunque la cuestión es que realmente sí suele llover en Semana Santa. Sí es verdad que no es matemático, pero desde eltiempo.es comprobaron que la mayoría de veces sí que ocurre (aunque sea tan solo un día), ya que en los últimos 30 años de datos ha llovido entre 21 y 26 años en gran parte de las ciudades.

Esto puede producirse ya que Semana Santa se celebra cerca del equinoccio de primavera, cuando suele haber un tiempo más inestable y los cambios son más proclives a producirse, pudiendo cambiar la previsión en apenas unos días, por lo que se recomienda consultar las actualizaciones de forma regular.

¿Y qué pasa con la luna? Hay una creencia popular que dice que la luna llena puede ser uno de los factores que causan las lluvias en Semana Santa, cuya celebración depende del calendario lunar (motivo por el que su celebración no tiene una fecha fija). Se sabe que la luna tiene un efecto sobre las mareas, la atmósfera y los mares, aunque su impacto no suele tenerse en cuenta en las predicciones meteorológicas ya que su influencia es menor comparada con otros factores. Sin embargo, un estudio de 2011 publicado en la revista Geophysical Research Letters encontró que las fases de la luna pueden tener una leve influencia en las precipitaciones. En el estudio vieron que las precipitaciones tienden a aumentar ligeramente durante los días previos a las fases de cuartos crecientes y menguantes, que separan las lunas nuevas y llenas.