¿Por qué tiene un significado especial el Vía Crucis a la Cruz del Campo de la Pía Unión?

Como marca la tradición cada primer viernes de marzo, la Pía Unión celebró su Vía Crucis a la Cruz del Campo, un acto cargado de simbolismo y significado dada su trascendencia histórica y devocional. En el rezo participó el Consejo de Hermandades y Cofradías, representada por el presidente de la institución, Francisco Vélez de Luna, y los miembros de la junta superior.

A las 19.00 horas dio comienzo este acto con la celebración de la Solemne Eucaristía en el salón de las Caballerizas de la Casa de Pilatos, ante la reliquia del Santo Lignum Crucis. A la finalización de la Misa dio comienzo el Ejercicio del Vía Crucis por las galerías del patio interior y con el siguiente orden procesional:

• Cruz de las Toallas, de la Hermandad de los Negritos.
• Estandarte del Santo Cristo de San Agustín, de la Hermandad de San Roque.
• Estandarte de San Juan de Ribera, de la Hermandad de San Esteban.
• Estandarte de la Pía Unión.
• Relicario con el Santo Lignum Crucis, acompañado de los Hermanos Mayores con faroles.

El piadoso rezo contó con la intervención musical de la Coral de San Felipe Neri y estuvo presidido, así como la Santa Misa, por el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. José Ángel Saiz Meneses, Arzobispo de Sevilla.

Su sentido y origen

Nos remontamos al siglo XVI, período fundamental para comprender y situar los orígenes de la religiosidad popular sevillana. Concretamente, en 1521, Enríquez de Ribera, a la sazón primer Marqués de Tarifa, regresó a la ciudad tras visitar Tierra Santa, donde recorrió los puntos claves y señalados de la Pasión de Cristo, como el Monte de los Olivos. A semejanza de aquel itinerario, y conmovido por el impacto espiritual personal que le supuso su viaje, estableció desde la Casa de Pilatos un Vía Crucis por las diferentes parroquias del entorno para rememorar los padecimientos de Jesús.

Al poco, aquel Vía Crucis se extendió hasta la Cruz del Campo, un templete situado extramuros de la ciudad (y que hoy se conserva) y que, en siglo que nos ocupa, se situaba como un punto clave y central de la religiosidad primitiva. Tanto es así que en su entorno más inmediato (San Benito, San Agustín) se fundaron varias cofradías. Lejos de la estética y conformación de nuestros días, estas primarias corporaciones realizaban sus estaciones penitenciales hasta dicho templete conmemorando los misterios de las Cinco Llagas, con flagelantes, o la Sangre de Cristo.

Aunque esta práctica decayó en varios momentos de su historia (siglos XVII y XIX), los descendientes del Marqués de Tarifa, junto a varias cofradías, retoman su celebración creando la Pía Unión del Vía Crucis. Desde 1986 se celebra, tal día como ayer, cada primer viernes de marzo. No es solo el origen de la conmemoración del Vía Crucis en nuestra ciudad; es, en buena medida, la génesis directa y embrionaria de la celebración de la Semana Santa en Sevilla, que cumple más de medio milenio.