¿Por qué el Cristo de la Salud es titular de la Hermandad de Montesión?
La advocación de Salud está presente en la hermandad desde sus orígenes en el XVI
La actual imagen es obra de Luis Ortega Bru, bendecida en el año 1954
Resulta inconcebible, en nuestros tiempos, un Jueves Santo en la calle Feria sin el Señor de la Oración en el Huerto, obra cumbre de la transición a las primeras líneas barrocas, y la Virgen del Rosario, dolorosa de categoría incalificable que ha mantenido intacta su factura y su belleza primitiva durante casi cuatro siglos, si nos atenemos a la mayoría de sus atribuciones y dataciones.
Sin embargo, la Hermandad de Montesión cuenta también entre sus imágenes con otro titular, conocido por la amplia mayoría de los cofrades cuya historia provoca entusiasmo y fascinación: el Santísimo Cristo de la Salud, una obra conmovedora del escultor gaditano Luis Ortega Bru, y que procesionó en el año 2009 con motivo del 450 aniversario fundacional de esta señera corporación.
En un sincero acto de justicia para consigo misma, y para potenciar la devoción interna de los hermanos a este crucificado y el conocimiento de la Sevilla cofrade, la hermandad decidió celebrar aquella efeméride ahondando en sus siempre difusas raíces, trasladando al presente la génesis de su propia razón de ser. Existen numerosas teorías acerca de la fundación de la Hermandad de Montesión, que parece ser se configura en 1560 tras la fusión de dos primitivas cofradías: una de ellas que rendía culto al Rosario, fundada previamente en el Convento de Belén, y otra de penitencia residente en el Hospital de las Cinco Llagas que rendía culto a la Oración del Señor en el Huerto.
Otra teoría, apuntada por Joaquín Rodríguez Mateos, insiste en que la cofradía germina y fructifica al amparo de la ferviente devoción al rosario que la orden dominica implanta en la ciudad a finales del siglo XVI. Por lo tanto, es más que probable que la cofradía se fundase, según Mateos, en el Convento dominico de Montesión.
Por otro lado, el que fuera hermano mayor e historiador Hilario Arenas sostiene que un grupo de disciplinantes de la Sevilla del siglo XIV se reunían en torno a un crucificado emulando las prácticas piadosas que se realizaban en la ciudad por aquel tiempo, sin más participación que una serie de disciplinantes rememorando la pasión de Cristo. Aquellos congregantes se establecieron en el convento de Santa Paula, rindiendo culto a la imagen de un crucificado denominado de los Corales y que hoy día se conserva, y a quien le atribuyeron el nombre de Salud. Los primitivos cofrades firmaron carta de Hermandad con las monjas y adoptaron aquel crucificado como titular.
Arenas persiste en la idea, y con apoyatura documental, que aquellos hermanos se trasladaron en 1574 al recién creado convento de Monte-Sión, rindiendo culto en la capilla propia que había labrado la cofradía a un nuevo Cristo donado por una tal Catalina y "que era de Nueva España". En 1580 se aprueban nuevas reglas con la inclusión del titular de la Salud. Aquel crucificado presidió hasta 1605 el altar mayor de la capilla, año en que se dispone que sea la Virgen del Rosario quien ocupe tan privilegiada posición.
Según las documentaciones, el crucificado salió en procesión hasta 1668, año en que se suprime su participación en las estaciones de penitencia. Aquella imagen se perdió en los sucesos de 1936, siendo el mayordomo José Luis Ruiz quien encarga, en 1954, la nueva imagen del Cristo de la Salud a Luis Ortega Bru, que preside cada año un Vía Crucis cuaresmal. Más allá de sus marcados rasgos, su abrumadora personalidad y el tormento que se desprende de su rostro, la imagen del Cristo de la Salud no es solo una extraordinaria obra de arte ni un titular más de la cofradía: es, sencillamente, la historia viva de una hermandad que se acerca al milenio de vida; el reflejo y el eco directo de una ciudad capital del mundo que promocionó un ideal de religiosidad popular sin precedentes y, al fin y al cabo, una advocación presente en el germen de la Semana Santa de Sevilla.
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