El poder de atracción de una imagen

El Cristo de la Expiración congrega a una multitud en un vía crucis de más de tres horas organizado con motivo de la Nueva Evangelización de la Iglesia.

Foto: Manuel Gomez
Foto: Manuel Gomez
Juan Parejo

23 de marzo 2014 - 05:03

Otra vez no, tuvieron que pensar los hermanos del Cachorro cuando vieron cómo amanecía la mañana de ayer. Otro día grande para la hermandad y otra vez la lluvia presente, como en las tres últimas Semanas Santas o en el Vía Crucis del Año de la Fe. Pero ayer no era el día. El cielo estuvo feo, muy feo, hasta primera hora de la tarde. Pero luego el cielo se abrió al Cachorro. Y así, cuatro años después, el Cristo de la Expiración, el portentoso Cachorro, salió a las calles de Triana, y por primera vez desde su flamante basílica que es orgullo de un barrio.

Todo fue muy diferente a lo acontecido en los últimos Viernes Santos. Ríos de personas cruzaban por los puentes de Triana y el Cachorro hacia la calle Castilla. Más de media hora antes de la salida del vía crucis la calle estaba repleta. Como siempre que sale el Cachorro a la calle. Es el poder de la imagen. De una de las imágenes con más devotos de la ciudad. ¿Quién dijo que el Cachorro estaba lejos?

El sol de la primavera no quiso perderse este vía crucis organizado por la hermandad con motivo de la Nueva Evangelización puesta en marcha por la Iglesia. Un sol que hizo de foco a la salida del Crucificado desde su templo. Desde 2010 no salía el Cristo a la calle. Ése año lo hizo en dos ocasiones: el Viernes Santo y en otro vía crucis cuaresmal para pedir por los damnificados por el terremoto de Haití. "Pañuelos conmemorativos del vía crucis a tres euros", anuncia un hombre junto a la puerta. La Torre Pelli que domina el horizonte es testigo de que allí no cabe un alfiler. También está el que vendes las almendras y el de los globos. Sale la comitiva mientras suena dentro de la basílica la marcha Saeta Sevillana, de Gámez Laserna. "Ya viene", grita un niño que tiene edad de no recordar al Cachorro fuera de su templo. "¡Hoy va a estar tres horas y media en la calle porque el Viernes Santo está la cosa complicada!". El Cristo pasa ante el edificio Sol y Sombra. Ayer, afortunadamente, fue sol, aunque por poco tiempo. Al Cachorro se le hizo de noche en su camino hacia la parroquia de la O. A duras penas se puede andar por la calle. Una mirada a las casas revela dos cosas: los balcones también registran un "no hay billetes" y numerosas fachadas cuentan con algún pequeño azulejo del Cristo que está a punto de pasar.

En Chapina el frío corta el cuerpo. El autobús número 43 espera en Alvarado para cruzar. "Plaza de la Magdalena" se puede leer. Allí esperaremos al Cachorro el próximo Viernes Santo.

Antes de llegar a la O se forma una tertulia improvisada sobre el Jueves Santo con el delegado del día, Pepe Carretero, y el hermano mayor de Pasión, Javier Criado. El Cachorro entra en la O a las 20:45. Jesús Martín Cartaya capta el momento desde el coro. Se lee la quinta estación del vía crucis. Por Callao, Antillano Campos, Alfarería y Alvarado y Castilla el Cristo vuelve a su basílica acompañado de cientos de personas. Es el poder de atracción del Cachorro.

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