Una placa recordará la antigua cofradía de los Mulatos junto a San Ildefonso

La Gerencia de Urbanismo concederá licencia a la Hermandad del Calvario este martes para instalar una placa conmemorativa en la calle Rodríguez Marín que recuerde que esta vía se denominó durante más de trescientos años como calle de Los Mulatos, en referencia a esta antigua cofradía surgida en San Ildefonso y que es el germen de la actual corporación de la Madrugada. Se trata de una iniciativa promovida por Ignacio Camacho Martínez, ex hermano mayor de la corporación, que la actual junta de gibierno que preside José María Carnero acogió de muy buen agrado y gestionó oficialmente.

La placa, de piedra blanca, se colocará sobre los muros de la parroquia de San Ildefonso que discurren paralelos a esta calle. Acompañado por el escudo corporativo, se podrá leer "Antigua calle de los Mulatos" y un texto que repasa brevemente la historia de esta corporación y como tiempo después fue el origen de la hermandad actual.

El origen de la Hermandad del Calvario hay que buscarlo en la antigua Hermandad de los mulatos de Sevilla, también conocida como Hermandad de la Presentación de Nuestra Señora. Según se relata en la web de la cofradía de la Madrugada del Viernes Santo, "Sevilla, que disfrutaba de un enorme protagonismo económico y político en el último tercio del XVI, convertida por su vinculación americana en puerto y puerta de Indias, disponía de una importante población de mulatos, esclavos y libres, que se concentraba geográficamente en el barrio de San Ildefonso. Este grupo, sobre el que pesaba la marginación racial, social y económica, como expresión de una auténtica conciencia religiosa y, también, como forma de integración social, de emulación y para desenvolverse como colectivo fundó, en 1571, la Hermandad de la Presentación de Nuestra Señora en el Hospital de Nuestra Señora de Belén".

Al poco tiempo, la joven corporación se trasladó a la Parroquia de San Ildefonso donde quedaría establecida su sede definitiva. "El carácter de la institución era consecuencia de la condición de los individuos que la formaban. Se trataba de una corporación cerrada que solo integraba a mulatos que, por su humildad y desamparo económico, tuvo una difícil economía. La cofradía de la Presentación de Nuestra Señora, cofradía penitencial desde sus orígenes, vivió su etapa de esplendor consiguiendo edificar su capilla, en 1585, contigua a la iglesia parroquial".

La hermandad contó inicialmente con una dolorosa de vestir, la Virgen de la Presentación y un Ecce Homo, a las que se añadió, a finales del XVII, un crucificado que, por su valor artístico, se convertiría en su devoción principal.

El derribo del antiguo templo y la reorganización

A mediados del XVIII la hermandad contaba con un muy reducido número de hermanos, cesando su actividad en el último tercio de dicho siglo. "Con el derribo, en 1794, del antiguo templo de San Ildefonso desaparece la Hermandad de los Mulatos cuando lo hace la minoría étnica que la fundó".

Tras el derribo de la iglesia, el crucificado de los mulatos –imagen que hoy conocemos como Cristo del Calvario– fue vendido en 1799, "por no tener donde colocarlo", a la Santa Escuela de Cristo de la Natividad, cuyo templo se encontraba en la calle de los Encisos, para presidir su nuevo altar.

"Cuando se inauguró la nueva iglesia, en 1816, se echó en falta la venerada Imagen del Crucificado, por lo que el párroco, D. Matías Espinosa, promovió su recuperación, lo que consiguió, después de un enconado pleito, en 1818. Posteriormente, el párroco, para satisfacer la demanda de los feligreses que querían tener completo su altar del Calvario, colocó la dolorosa de la Presentación y San Juan junto al crucificado, que comenzarían a recibir frecuentes cultos".

Este movimiento devocional fraguó en 1886 en la reorganización de la antigua corporación en la actual Hermandad del Cristo del Calvario y la Virgen de la Presentación.