"La piedad popular no puede separarse de la vida litúrgica porque se banaliza"

Cardenal Marcello Semeraro

El prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos destaca que estas manifestaciones son "el sistema inmunitario de la Iglesia"

"La sacralización de la cultura lleva más al fanatismo que a la evangelización"

"¡Qué impresión más negativa cuando las iglesias se convierten en monumentos!"

El Cardenal Marcello Semeraro
El cardenal Marcello Semeraro

La ponencia del cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, ha abordado todos los ámbitos de las cofradías. Incluida en el programa formativo del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, su intervención ha sido una defensa acérrima de estas manifestaciones religiosas, muchas veces cuestionadas por distintas corrientes dentro de la Iglesia.

Con el título de Oración y liturgia en la propuesta de santificación de las hermandades, la ponencia, celebrada en el Altar del Jubileo de la Catedral de Sevilla -presidido este jueves por la Virgen de Setefilla, patrona de Lora del Río-, el cardenal Semeraro ha iniciado su discurso con una cita del papa Francisco, en la que definía la piedad popular como "el sistema inmunitario de la Iglesia". "La piedad popular tiene carne tierna", ha referido este Príncipe de la Iglesia, que ha abundado en la idea de que este tipo de religiosidad "ofrece un amplio abanico de instrumentos a la Iglesia para que lance su mensaje".

Ha puesto de ejemplo las fiestas patronales de los pueblos, cuando muchas personas participan en ellas, aunque no vayan ningún domingo a la iglesia. Donde algunos pueden ver superficialidad, otros perciben una oportunidad de evangelización.

Un lugar teológico

"Las expresiones de la piedad popular no conciernen a todo el pueblo de Dios, sino a un pueblo. Por esta condición, aportan diversidad y están ligadas a la cultura, la historia, los símbolos...". "Constituyen un lugar teológico, al que debe prestarse atención", ha aseverado monseñor Semeraro.

Ahora bien, este importante instrumento no puede quedar vacío de contenido. Ahí ha venido una de las primeras advertencias del prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos. "La sacralización de la cultura lleva más al fanatismo que a la evangelización". Con esta frase pone de relieve el peligro de acentuar más el envoltorio, los secundario, que lo principal. El antídoto, "la conexión constante de la piedad popular con la vida litúrgica de la Iglesia". "La piedad popular no puede separarse de la vida litúrgica porque se banaliza", ha afirmado.

Los medios de comunicación

Aquí también ha habido una llamada de atención a los medios de comunicación, "cuando tratan manifestaciones de origen religioso sólo desde el punto de vista cultural y folclórico". "Los medios contribuyen también a esa desacralización", ha criticado, poniendo de ejemplo las retransmisiones de procesiones en las que los comentarios "las despojan de su contenido religioso para convertirlas en procesiones paganas". "Los resultados pueden ser muy negativos", ha insistido. Por tal motivo, ha hecho hincapié en anteponer la celebración de los sacramentos a las manifestaciones devocionales.

El final de su intervención lo ha dedicado a la labor asistencial de las hermandades, punto en el que ha reconocido que "la Iglesia confió durante bastante tiempo el trabajo caritativo a las cofradías, siendo el origen de muchas". "La Iglesia es la verdadera experta en caridad", ha defendido monseñor Semeraro, no sin olvidar que las hermandades no deben reducirse a "asociaciones filantrópicas", puesto que son "asociaciones de laicos que ponen en práctica el mandato del amor".

Tras la última ponencia de la jornada, tuvo lugar la celebración de la sagrada eucaristía en el Altar del Jubileo. Durante todo el día, el Santísimo se encuenta expuesto en la capilla de la Virgen de la Antigua, de la Catedral.

stats