Un palio en Roma: así fue la procesión de la Virgen del Mayor Dolor de Granada hace ya veinticinco años
La imagen de Duarte participó en la inauguración del Congreso Eucarístico en el marco del Jubileo del año 2000
Recibió culto en la iglesia de San Juan de los Florentinos y la acompañaron cientos de personas
Muere Juan Torres, antiguo hermano mayor de Jesús Despojado
El proceso fue duro y arduo, pero se logró. Una empresa utópica y hercúlea que se convirtió en realidad y que, de algún modo, se emulará dentro de unos meses en otro contexto y en otro tiempo con el Cachorro y la Virgen de la Esperanza malagueña. Se cumplen 25 años de aquella primera vez que un paso de palio andaluz procesionó por el corazón de la cristiandad, ni más ni menos que por el Vaticano. Fue la Virgen del Mayor Dolor, de la hermandad de Los Escolapios de Granada, que vivió unas cuarenta y ocho horas inolvidables en la ciudad eterna.
En aquel momento la iglesia celebraba el Año Jubilar que, como cada cuarto de siglo, se conmemora y prepara en todo el orbe católico, tal y como está ocurriendo ahora. En mayo de 1999, tras varias gestiones previas, el Oficio del Vicariato de Roma aprobó que la cofradía granadina peregrinase hasta roma para participar en dicho Jubileo y en el Congreso Eucarístico Internacional organizado para tal fin. Fundamental resultó la participacíon del padre Enrique Iniesta Coullant-Valera, impulsor clave en esta iniciativa, que estuvo acompañado por el arzobispo de granada, Antonio Cañizares. El citado oficio remitió un escrito que decía lo siguiente: "Por lo tanto, recibimos con gran gozo la noticia de que también desde Granada se están preparando multitud de iniciativas y que, en particular, la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y María del Santísima del Mayor Dolor desea participar en la Concelebración Eucarística y en la Procesión, junto a las Cofradías de Italia, en su jubilar Camino de la Fraternidad con la bella e histórica imagen de Nuestra Señora. Sin ninguna duda servirá de edificación a los romanos esta presencia mariana, tan querida del pueblo de España".
A partir de entonces, varios e intensos meses de trabajo en el que instituciones, administraciones y entidades se volcaron en la consecución de una tarea, a priori, inalcanzable, entre ellas, la Orden de las Escuelas Pías. En el mes de febrero, ya del 2000, el recordado Luis Álvarez Duarte entregó la imagen de María Santísima del Mayor Dolor, que fue presentada el día de San Valentín, el 14 de febrero, junto al protector de la ciudad el Cristo de San Agustín. Tras la primera salida procesional en Semana Santa, el 21 de abril, todos los esfuerzos se focalizaron en la peregrinación a la capital italiana, que tendría lugar apenas un mes después. Fue a finales de mayo, el día 27, cuando partió el transporte ferroviario que llevaría a la Virgen del Mayor Dolor a Roma, junto al paso de palio y el resto de enseres del cortejo, en un formato único y singular que garantizó en todo momento la seguridad. Una vez en Roma, el 17 de junio y con el conjunto preparado para la procesión, todos los peregrinos recibieron la medalla conmemorativa.
A las 15:00 de la tarde del 18 de junio del año 2000, en un instante cumbre para la religiosidad popular andaluza, se abrireron las puertas de la Basílica de San Juan de los Florentinos, templo elegido para la ocasión y donde la imagen protagonizó previamente diferentes cultos como un multitudinario besamanos. Piazza del Oro, el corso de Víctor Manuel II, el Castillo de Sant'Angelo, la calle Pío X y la avenida de la Conciliazione fueron algunas de las vías elegidas para el recorrido de esta procesión, compuesta en todo momento por numerosas hermandades, mujeres vestidas de mantilla y maniquetros vistiendo túnica nazarena. A media tarde ya esperaba San Juan Pablo II para ofrecer la misa inaugural del Congreso, colocándose el palio a la derecha del obelisco egiptio. El propio papa bendijo, al término de la eucaristía, la imagen de Duarte.
Al caer la noche, el cortejo emprendió nuevamente el camino de regreso a la Basílica, y el paso de palio, con la candelería encendida, recorrió los casi dos kilómetros que separaban San Pedro del citado templo. Durante toda la procesión no cesaron de interpretarse marchas (Rosario de Montesión, La Saeta, Amarguras, Rocío, Virgen de las Aguas, Encarnación de la Calzada...) ofreciendo así estampas para el recuerdo.
En cuestión de cuatro meses volverán a repetirse estampas similares, esta vez por otro entorno -los foros imperiales y el Coliseo romano, ni más ni menos- con las imágenes del Cristo de la Expiración y la Esperanza malagueña, que previamente recibirán culto en la Basílica de San Pedro, para participar posteriormente en la misa de clausura del domingo 18 de mayo junto al papa Francisco. Será el colofón al Jubileo de las Cofradías. Y Andalucía, una vez más, presente en un acontecimiento que pasará a la historia.
También te puede interesar
Lo último