El palio del Valle: el futuro de los bordados más antiguos de la Semana Santa de Sevilla
La primera opción de la comisión entre el IAPH y la hermandad es acometer una actuación conservativa
Una intervención conservativa que permita alargar la vida útil y manteniendo su función. La Hermandad del Valle y el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) trabajan desde hace unas semanas en las distintas opciones de futuro que tiene el palio de la Dolorosa, que contiene los bordados más antiguos que salen en procesión durante la Semana Santa de Sevilla, de principios del XVII, adquiridos a la Hermandad de la Virgen de la Antigua.
La comisión de asistencia técnica que se ha constituido entre la corporación y el IAPH ya ha mantenido una reunión para avanzar en el calendario de trabajo y en la metodología a seguir, que dará lugar a las propuestas de actuación que serán trasladadas al cabildo general de hermanos, durante la próxima cuaresma, para su aprobación. La intención de la junta de gobierno que preside Gonzalo Pérez de Ayala, es completar esta delicada intervención en un plazo de dos años.
"La prioridad de la hermandad es el mantenimiento del palio y que pueda conservar su uso procesional. Si esto es más o menos viable en el tiempo nos lo dirán los estudios que se tienen que completar y el calado de la intervención en sí misma", explica a este periódico el hermano mayor. La hermandad, para este complicado proceso, ha tomado como referencia el informe sobre el estado de los bordados realizado por el IAPH en el año 2018.
Este documento hizo que la junta de gobierno suspendiera la restauración ya aprobada por el cabildo general. "No queríamos hacer nada que luego fuera irreversible. No estamos parados. Estamos con todos los estudios necesarios para obtener la hoja de ruta que nos marque el camino. Sabemos y asumimos que hay que intervenir, pero con seguridad y cautela. Este es un proyecto de hermandad que abarca más de un mandato".
De los estudios realizados hasta ahora por el IAPH se concluye que el estado del palio es "delicado", aunque no presenta una situación alarmante que conlleve un peligro a corto plazo. Así lo aseguran Araceli Montero, jefa del área de tratamiento y Lourdes Fernández, restauradora y conservadora del taller de tejidos del IAPH: "Tiene una serie de alteraciones a nivel material, como desgastes, lagunas, fragilidad de piezas... y otra serie de alteraciones morfológicas, como las del propio dibujo, bordados engordados, añadidos e incluso modificaciones en su forma". La tarea de los próximos meses es seguir avanzando en el conocimiento de la obra para definir y acotar la intervención.
Aunque en la hermandad se ha barajado en alguna ocasión la realización de un palio con un nuevo diseño o acometer una réplica del actual para preservar el antiguo, los actuales dirigentes lo tienen claro: "Nos encaminamos a una actuación conservativa, para un uso limitado del palio, y mejorando el mantenimiento y la conservación preventiva. Creemos que es posible".
Los especialistas del IAPH resaltaron a este periódico la singularidad del conjunto de bordados, tanto en el material empleado como en la técnica, incidiendo en que se trata de una obra muy compleja que conserva un importante porcentaje original. "Hay que tener en cuenta la singularidad de la pieza. Se trata de un conjunto unitario, aunque el origen del techo y las bambalinas sea distinto".
Una vez que la propuesta que emane de la comisión sea aprobada por los hermanos, la hermandad buscará para su materialización a los profesionales más cualificados: "Según lo que se apruebe se necesitará un perfil u otro de especialistas. Lo ofreceremos a las mejores manos que haya en el mercado, teniendo en cuenta que se trata de un trabajo multidisciplinar porque el palio cuenta con orfebrería, marfiles, etcétera. Los informes presentados hasta ahora eran muy vagos en ese sentido", argumenta el hermano mayor.
El "tiempo prudencial" que se marca la hermandad para completar la intervención es de 24 meses. De manera paralela se tendrá que acondicionar el espacio en el que se conservan los bordados para que puedan seguir cumpliendo su función de cobijar a la Virgen del Valle, durante la estación de penitencia del Jueves Santo, varias décadas más.
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