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Otros conflictos históricos de la Madrugada de la Semana Santa de Sevilla

Aunque actualmente son seis, hasta quince cofradías distintas han procesionado el Viernes Santo de madrugada

El orden actual se establece a finales del siglo XIX, y desde entonces se mantiene invariable

Nazarenos de la Madrugada en la Catedral / Juan Carlos Vázquez

Hay una máxima que, en humilde juicio del que escribe, debería aplicarse, o al menos considerarse, cada vez que se hable de Semana Santa: no todo ha sido siempre así, tal como lo vemos. Nuestra visión del ahora no es dogmática ni se sostiene en axiomas personales; no todo se materializa en base a lo que hemos conocido o conforme a unas tradiciones que, en comparación con la dilatadísima historia de nuestra fiesta, ocupan un porcentaje ínfimo de presencia y trayectoria. Innegable es que existen ciertos ritos que gozan de una estabilidad histórico-temporal manifiesta, pero son casos verdaderamente puntuales.

La cuestión es que, aunque la configuración actual de la Madrugada es la más duradera de todas las jornadas de la Semana Santa (se traza a finales del siglo XIX y desde entonces se mantiene inalterable), en sus más de cuatro siglos de existencia ha atravesado multitud de cambios y variaciones. Eso sí, con las mismas problemáticas de base: las preferencias y los órdenes de paso.

Tal y como apunta el bueno de Álvaro Dávila-Armero en el número nueve de su revista Nazarenos, hasta quince hermandades diferentes han procesionado en algún momento de su historia en la Madrugada del Viernes Santo. No nos detendremos en los pormenores de fechas concretas, pero sí señalaremos cuestiones verdaderamente curiosas que hoy nos resultarían inconcebibles.

El Silencio y la Macarena (aunque esta última se funda con carácter no penitencial) han asumido un rol más permanente en la nómina de la jornada a lo largo de los siglos, pero también han protagonizado entre ellas acuerdos y concordias por preferencias de paso en el siglo XVIII. Aún así, se conoce que otras cofradías procesionaron antes "al alba del Viernes Santo", como la O (que se traslada al Viernes Santo tarde a finales del XIX) y la Esperanza de Triana (esta última a la hora de tercia), al otro lado del río. A principios del XVII hermandades como La Exaltación o el Prendimiento también figuraron en la nómina del día.

El palio del Mayor Dolor y Traspaso en la Catedral / Antonio Pizarro

El Gran Poder, aunque procesionó en la Madrugada en 1621, recogía siempre en sus reglas la salida procesional el Jueves Santo, hasta que en 1777 se incorpora de manera definitiva a la Madrugada. Precisamente, la corporación de San Lorenzo mantendría uno de los litigios más sonados de la historia de las cofradías con la hermandad de la Carretería, cuya presencia en la Madrugada data de, al menos, principios del siglo XVII, antes incluso que el Gran Poder. Una cuestión que se recrudeció hasta el límite; tanto es así que ambas cofradías estuvieron sin procesionar durante años (figúrense) hasta que en 1796 acordaron turnarse en la nómina. No obstante, el Consejo de Castilla ordenó la extinción de las dos hermandades en 1797, tras varios años de pleitos en los que la cofradía tonelera reclamaba el segundo lugar de la nómina, delante del Gran Poder, cuestión que esta no aceptaba. Una vez conocido del acuerdo del año 96, se revocó el decreto en 1798. Alrededor de un siglo después, las Tres Necesidades fijaría su salida la tarde del Viernes Santo. También la Macarena y el Gran Poder se enfrentaron en 1727 (el siglo XVIII fue el más convulso) porque la de San Gil adelantó a la de San Lorenzo en la Punta del Diamante sin entrar en la Catedral, para colocarse la segunda en el recorrido de vuelta.

El misterio de las Tres Necesidades / Juan Carlos Vázquez

Otras cofradías como Pasión (esta procesionó por decreto en 1623, con la Reducción de Cofradías) o San Isidoro también arrojan una presencia significativa en la jornada. La Lanzada también procesionó a mediados del XIX, tras lloverle el Miércoles Santo (figúrense de nuevo). Incluso el cardenal Bueno Monreal aprobó que la Redención, en 1955, procesionara en la Madrugada, algo que nunca llegó a suceder.

No es hasta 1891 cuando procesionan, en una misma noche, las cofradías actuales, no sin despertar numerosas discrepancias. En 1899 el Calvario recoge en sus reglas su estación de penitencia durante la Madrugada, quedando en la cuarta posición, generando el consecuente malestar en Triana y en Los Gitanos, que resurgían tras años de postración. Tras años de pleitos, Palacio decidió que el Calvario se mantuviera en ese mismo lugar, el que ocupa hasta entonces.

La actualidad la conocen ustedes de sobra. Nada nuevo bajo el sol casi medio milenio después.

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