La nueva normalidad (II)

14 de marzo 2022 - 05:03

EL 18 de febrero de 2020, un mes antes de que el Gobierno de la Nación nos obligara a quedarnos en casa a cuenta de la pandemia, Julio Cuesta, pregonero al que las circunstancias le han impedido dar el pregón cuando le correspondía, recibía en su hogar la visita de las autoridades de la ciudad. El alcalde, el arzobispo y el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías acudían a la casa de Julio y Carmen Mari junto con amigos pregoneros (esta pregonera también) y por supuesto familiares. Dos años más tarde ha vuelto la normalidad a nuestra vidas pero ¡cómo ha cambiado todo! De momento Julio ha tenido que rehacer su pregón. Hasta dos veces que yo sepa. No puedo ni imaginar lo que eso ha tenido que suponer.

A la visita de las autoridades, hace un par de semanas, acudía un arzobispo nuevo, monseñor Saiz Meneses y un alcalde recién estrenado, Antonio Muñoz. Don José Ángel está aprendiendo de cofradías en un cursillo acelerado como es una cuaresma en Sevilla. Me habló de su primera bulla delante del Señor de Sevilla en el traslado desde La Candelaria a Santa Teresa. ¡Y parece que le gustó! Tengo la sensación de que va a disfrutar y mucho de lo que está por venir. Lo que hace falta es que no lo agobiemos con lo jartibles que somos los cofrades con nuestras cosas. El alcalde, más reservado, se ha rodeado de una cuadrilla que conoce de sobra lo que hay entre manos. Estoy segura de que Muñoz se va a sorprender emocionado en más de una ocasión. Ya me lo contará.

La casa de Julio es una “Iglesia doméstica” como dice Carmen Mari, su mujer, donde se reza el Rosario y un Padre Nuestro mientras se hacen pestiños. La casa de Julio ha visto llegar en los últimos dos años nuevos miembros. ¡Hasta cinco nietos y uno que está en camino! En la casa de Julio se viven estos días conla emoción de las vísperas de uno de los días que quedarán clavados en su memoria. Por cierto, y por si no nos vemos ese Domingo de Pasión, quiero decirte que tu Pregón me ha emocionado. Mucho.

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