¿Lo conseguiremos?
Me han llegado por diversos medios varios artículos, reflexiones y comentarios repletos de condenas y críticas a una serie de hechos y situaciones acaecidas en esta última Semana Santa. Incluso en alguno de ellos, el autor se rendía a los acontecimientos y rechazaba lo que para él ya no era su Semana Mayor.
En todos esos sucesos antes referidos, y que no vienen al caso recordarlos aquí, existen múltiples causas, variantes y circunstancias que pueden ser los motivos de los mismos.
Pero soy de la opinión que una parte de culpa, en un grado bastante elevado, es nuestra. Si, nuestra: de los que hemos tenido la suerte de vivir Semanas Santas espléndidas, besamanos y besapies fervorosos y vivencias de verdadera fraternidad en las Hermandades. Hemos dejado que nuestras Instituciones sean regidas por personas inadecuadas, que la presión de grupos costaleriles se adueñen de las cofradías, que las bandas sean las protagonistas de lo que es un espectáculo folclórico y profano y que prevalezca la chabacanería y la irreligiosidad ante la fe y la devoción verdadera y auténtica de un católico.
Si, lo vuelvo a decir: es nuestra culpa. De los que no supimos controlar lo que, ya hace algunos años, un gran cofrade se atrevió a decir: "cuidado con aquellos que sólo miran los pasos de canastilla para abajo". Y culpa de los que, teniendo valores cristianos bien formados, no se han querido "mojar" en el gobierno de las hermandades por dejadez, desidia y despreocupación.
¿Y ahora qué hacemos? ¿Tiene esto solución?
Necesitaremos personas que vuelvan a enderezar lo desviado. Personas con formación seria y profunda, guiados por pastores cofrades comprometidos que sepan reafirmar lo que desde los orígenes de nuestras Hermandades fueron sus objetivos: el culto a Dios y a Su Madre Santísima, la formación cristiana de sus hermanos y la caridad con los más necesitados.
¿Lo conseguiremos? ¡Claro que sí! Evangelicemos y atraigamos a todos esos que están alrededor de las hermandades, al auténtico camino que nuestros antepasados nos marcaron. No desesperemos. El Señor está a nuestro lado.
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