La Procesión

07 de abril 2022 - 04:00

A pesar de la pandemia hay una cofradía que no ha dejado de salir, un cortejo numeroso y de silencio, serio y disciplinado, que hace su recorrido a diario bajo cualquier circunstancia, es la procesión que va por dentro. Esta procesión de dolores, ausencias, estrecheces, enfermedades, abandonos, pérdidas, mala suerte, tropezones vitales, deudas vencidas y desgracias varias y variadas y hasta acumuladas, saca su cruz cada día. Calladamente pasa por las calles a nuestro lado, disciplinadamente, con un aire de ruán normalmente y la mirada perdida como debajo de un antifaz, oculta en los auténticos nazarenos de la vida, penitentes de cruces desconocidas que no siempre encuentran cirineos que los ayuden en esa procesión que es la más larga de las que salen con diferencia. Las túnicas que visten a veces son de sonrisas y alegría que enmascaran la realidad interna como si de capa se trataran y otras veces parecen llevar ceñidas el esparto más áspero en una huída social que los aísla como si fueran de cola. Pasa, siempre pasa, esta procesión, y poco la vemos para lo cerca que la tenemos con su penitencia forzada e inevitable sostenida por el tiempo en los plazos de cada uno.

No hay programa que recoja su recorrido porque su itinerario abarca todas las calles de nuestra ciudad, porque no hay conteo posible del número de sus nazarenos ni banda que acompañe su procesionar. El muñidor del dolor que abre el cortejo es el latido de sus corazones anunciando el paso, corazones cansados y agobiados que llegan en su obligada estación de penitencia a los pies de altares en los que, humillados, depositan por un momento sus cruces sabedores de que Dios todo lo puede y que hay razones en cada cruz que nuestro entendimiento no alcanza. Las iglesias abiertas de Sevilla son horizontes cofrades con Sagrarios siempre encendidos por la luz de Dios que acogen y calman, hitos del camino que sigue cada penitente. Abramos nuestras puertas del alma para ser dinteles ansiados de regreso a casa, calma tras la entrada de la cofradía para estos nazarenos. "¡Venid a mi los que estéis cansados y agobiados y yo os aliviaré!".

Por todos vosotros, nazarenos anónimos de la procesión que va por dentro.

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