A punta de bisturí
La piedad popular
El costalero interino. Microrrelatos de Semana Santa
Cada año, tras la Semana Santa, regresan desde la ciudad de sus padres a Madrid, tan lejano por entonces, donde crecen en edad y nostalgia. Allí, como náufragos, los tres hermanos se empeñan cada año en reconstruir lo que vivieron durante aquella semana en que se les concedió ser sevillanos. Reorganizan con toda seriedad su cofradía, con sus reglas y sus titulares; vuelven a construir sus pasitos y recorren toda la casa siendo al tiempo y alternativamente costaleros, banda, capataces y nazarenos. Pero una cofradía, aunque sea de niños, necesita su público y sus calles.
—Sí, soy su madre ¿les ha pasado algo? Sí, me dijeron que salían a jugar al parquecito. ¿Cómo? ¿Por mitad de la calle? ¿Cortando el tráfico? ¡Ay, por Dios! ¿Cómo que un santo? No, no son de una secta, agente. Salgo corriendo para allá y le explico. Es que en Sevilla es costumbre que los niños…
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