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La noche americana es sevillana

El Miércoles Santo es un itinerario sentimental de Fernando Carrasco, de San Bernardo al Baratillo Una hija de la Feria de abril y un hijo de la riada en una visión inédita de la Pasión

Antonio Casado, director de 'La Caja de la Semana Santa', y Amalia Sánchez, la voz del documental.
/ Francisco Correal

23 de marzo 2016 - 01:00

DE San Bernardo al Baratillo (por la arena del tiempo, a la memoria de Fernando Carrasco y su itinerario taurino).

Amalia es hija de la Feria y Antonio hijo de la riada. Ella es la voz de La Caja de la Semana Santa; él dirige este documental que ha vuelto a las setas de la Encarnación, por donde hoy pasan la Sed y el Cristo de Burgos.

El primer año, la voz de la historia era masculina, la de Paco Prieto. "Yo siempre he visto a Sevilla como mujer", dice Antonio Casado (Sevilla, 1972). "Londres y París también las imagino hablando en primera persona del singular femenino", apunta Amalia Sánchez (Sevilla, 1968), que aporta una muy singular y oportuna bibliografía, el libro Me llamo Sevilla, que escribió su padre, José Luis Ortiz de Lanzagorta (1933-1998), pionero del andalucismo, pregonero inédito, "mi padre figuró en la nómina, Sevilla se lo perdió".

Los padres de Amalia se casaron en la iglesia de San Bernardo, donde ella hizo la primera comunión "vestida de gitana y con una misa flamenca en la que cantó Luis Caballero con Pepe Cala a la guitarra". Su padre era de San Lorenzo y su madre, Loli Candón, del Prado. "Se conocieron en la Feria". Hay una historia íntima de Miércoles Santo. A esta "actriz y locutora en paro" la operaron de niña de apendicitis. "Era una operación a vida o muerte. En la sala de espera, mi padre le vio la cara al Cristo de la Salud de San Bernardo. Cuando salí de aquello, fue a hacerse hermano".

Antonio Casado estaba predestinado para ver la ciudad en imágenes. Hijo del barrio de la Oliva, bautizado en la Macarena "con la Virgen en besamanos, cosa que después prohibieron por completo", estudió primero en el colegio Zurbarán y después en el instituto Néstor Almendros. Un pintor extremeño reciclado en Sevilla, amigo de Velázquez; un cámara de cine catalán de cuna, cubano de formación, doblemente exiliado, que dio nombre al instituto de Tomares donde Casado llega un año después de que lo inaugurase el ganador de un Oscar. "A quien sí conocí después fue a Vittorio Storaro", dice de la luz de Bertolucci y Juan Lebrón.

Los padres de Antonio se conocieron en un contexto menos festivo. Su madre, Elvira Vázquez, fue una de las damnificadas por la riada del Tamarguillo de noviembre de 1961. Su familia fue realojada cerca de la Puerta Osario, en la antigua calle Luna, en el barrio de su padre. El director de La Caja sale todos los años, si la autoridad meteorológica lo permite, en tres cofradías: San Benito, Montserrat y Calvario. "Durante diez o doce años dejé de sarlir por razones profesionales".

La dirección de Casado, los textos de Diego J. Geniz, redactor de Diario de Sevilla, las imágenes imponentes y dos Amalias invisibles: la voz que llena toda la plaza mayor de la Encarnación, que el año pasado vino de visita a ver el documental con una sobrina, y la madre de los monaguillos a los que viste su abuela. Es una ciudad difícil. No sólo por lo que dice Amalia que decía su padre, "madre para los que vienen de fuera, madrastra para los que son de aquí". También es difícil, mercurio puro, en imágenes, esa paradójica polisemia. "Para la Semana Santa es muy cutre", dice el director del documental. "Salvo San Bernardo y el entorno de la Catedral, lo demás es terrible para grabar. La Campana, el Arenal, Luis Montoto". Para sublimar esas carencias, hay que hacer un cóctel con Romero Murube y Truffaut para que la noche americana se haga sevillana.

El padre de Amalia fue periodista y profesor de Literatura en el antiguo colegio de Santa Ana. "Los alumnos venían en tropel para que les enseñara la Semana Santa". El padre de Antonio, Pepe Casado, trabajó en Cañete. "Vistió a toda la jet hispalense. Fernando Carrasco le hizo una entrevista". Amalia se hizo hermana del Cachorro. Vio su rostro cuando la dieron por muerta tras una vasculitis de cerebelo. "Al salir de aquello, hice una misa en la capilla y me hice hermana". En la cama del hospital celebró su primera nómina con Onda Cero.

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