Los estilos musicales en la historia reciente de la Semana Santa de Sevilla

La música procesional ha evolucionado en consonancia con los tiempos y en función de necesidades o criterios

Las cornetas y tambores y agrupaciones tomaron el relevo a las primitivas bandas militares

La Municipal de la Puebla del Río acompañará musicalmente al Cachorro el Viernes Santo

El misterio de la Lanzada es un caso paradigmático de Cristo con banda de música
El misterio de la Lanzada es un caso paradigmático de Cristo con banda de música

La Semana Santa de Sevilla es hija de su tiempo. No por recurrente es menos cierta esta afirmación; al fin y al cabo, como ente vivo y en constante adaptación, nuestra fiesta ha respondido a una serie de circunstancias -es la Ortega y Gasset de las manifestaciones populares- que la han modulado conforme avanzaba en sí misma.

El propio misterio de San Gonzalo estuvo acompañado de banda de música
El propio misterio de San Gonzalo estuvo acompañado de banda de música

Hace pocos días conocíamos la noticia del cambio musical en el Cachorro. La Banda de la Puebla del Río tomará el relevo de Presentación al Pueblo -formación que, por derecho propio y sin género de dudas, ha ocupado un lugar de especial relevancia y trascendencia en el género de las cornetas y los tambores- por lo que se cambiará por completo el registro del paso en la calle en lo sonoro. Echando la vista atrás observamos que este tipo de situaciones no es en absoluto algo novedoso, si bien los contextos son distintos. Hasta hace medio siglo no existían las bandas de cornetas y tambores o agrupaciones musicales como tal, pero sí las bandas militares, que eran las más solicitadas para acompañar a los pasos, o las propias bandas de música.

Dichas bandas de carácter marcial comparecían casi todos los días de la Semana Santa: Ingenieros, la Policía Armada, Carros de Combate, Sanidad Militar, Artillería, Infantería... Todas ellas en numerosos pasos de misterio de nuestra Semana Santa, hasta que la llegada de bandas como la del Maestro Patón o el Sol poco a poco abrieron el abanico de posibilidades. Ya surgieron, posteriormente, Tres Caídas (que "tan solo" lleva treinta años en la Amargura), Cigarreras o la imperecedera Centuria.

El misterio de las Siete Palabras llevó en 1930 la Banda de Nuestra Señora del Águila
El misterio de las Siete Palabras llevó en 1930 la Banda de Nuestra Señora del Águila

Ahora bien; no siempre comparecían bandas militares tras los pasos de misterio, sino que varias bandas de música formaban parte de los cortejos. ¿Se imaginan al misterio de la Cena con la banda de Tejera? Ocurrió en 1930. ¿O al misterio de la Lanzada con los sones de los Campanilleros? Este paso llevaba, hasta el año 1965 -ayer- banda de música. En 1948, la Borriquita llevó la Banda Municipal de Dos Hermanas, al igual que la Paz en 1942. Redención fue acompañada por Tejera en 1960 y, atención, la Banda de la Cruz Roja del Maestro Tejera acompañó al misterio de San Gonzalo (sí, al misterio) varios años en la década de los cincuenta hasta la incorporación del paso de palio en la estación de penitencia.

El Sol acompaña al misterio de la Sagrada Entrada desde los años noventa
El Sol acompaña al misterio de la Sagrada Entrada desde los años noventa

Qué decir del Cristo de la Expiración del Museo, que en los años cuarenta estuvo acompañado por cornetas y tambores (Ingenieros y Zapadores y Transmisiones). Y bandas como la Municipal de Tomares o la Sociedad Filarmónica Hispalense hizo lo propio tras el crucificado de Las Aguas... Por no apuntar el auge que experimentaron las agrupaciones musicales tras nuestros pasos de misterio, un estilo genuinamente sevillano. Hasta hace treinta años eran emblemáticas las apariciones de Arahal, Santa Marta de la Algaba, la Trinidad, la Lanzada, la antigua Jesús Despojado, la Estrella de Dos Hermanas... Que poco a poco sucumbieron al gusto de las cornetas. Muchos de estos datos los apunta el amigo José Manuel Castroviejo, que tanto indaga sobre nuestra música.

Sea como fuere, no está de más echar un vistazo al pasado para conocer de dónde provenimos y, sobre todo, valorar el incalculable valor musical que ha alcanzado nuestra Semana Santa. Aunque solo sea por curiosidad...

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