Los momentos del Santo Entierro Grande: el misterio de Las Siete Palabras con "Pasan los Campanilleros"

En el año 2004 una banda de música acompañó al Cristo de las Siete Palabras en el Santo Entierro Grande

Se tocaron marchas como La Madrugá tras un misterio acompañado habitualmente con cornetas

Entrada del misterio de Las Siete Palabras tras el Santo Entierro Grande de 2004

Insistiendo en la idea que compartíamos el otro día respecto a la singularidad del Santo Entierro Grande y las posibilidades de innovación que nos ofrece, viajamos casi veinte años atrás en el tiempo, concretamente hasta el año 2004. Se cumplían cuatro siglos de la disposición del Cardenal Niño de Guevara por la cual las cofradías estaban obligadas a realizar estación de penitencia a la Catedral, con objeto de regular unas procesiones casi autárquicas y de dudosa disciplina. De este modo, la Iglesia se aseguraba de un correcto discurrir de las cofradías y se evitaban además (sin éxito en algunos casos) conflictos, pleitos y altercados por el orden de paso y la antigüedad de las corporaciones.

Al misterio de Las Siete Palabras se le tocó Campanilleros en 2004
Al misterio de Las Siete Palabras se le tocó Campanilleros en 2004 / Juan Carlos Muñoz

El caso es que para conmemorar dicha iniciativa, se organizó un Santo Entierro Grande, el último hasta la fecha. Entre los doce pasos invitados figuraba el del misterio de las Siete Palabras, uno de los conjuntos más logrados y personales de nuestra Semana Santa. Durante el inusual recorrido de vuelta (Postigo, Molviedro y Museo) el paso fue acompañado por la Unión Musical Sevillana, esto es, con banda de música, al igual que hará el Cachorro este próximo ocho de abril con La Puebla del Río.

Cuando sonó Farfán

En aquellos tiempos la tecnología aún no había aterrizado plenamente en los hogares aunque siempre hay apasionados. Miguel Ángel Vilas, con su grabadora en ristre, captó algunos instantes singulares de aquel día memorable, entre ellos, la entrada del misterio que nos ocupa en la Parroquia de San Vicente. Tras escucharse, por ejemplo, La Madrugá en la calle Castelar, el punto y final de este recorrido se alzó como una rotunda y completa significación de la Semana Santa, un momento en que todo cobra sentido y se recuperan imágenes que antaño fueron habituales. Sonaba Pasan los Campanilleros, dedicada a la Virgen de los Remedios, dolorosa que cada Miércoles Santo acompaña al Cristo de las Siete Palabras al pie de la cruz. Se cumplirán, en breve, cien años desde que Manuel López Farfán, revolucionario y genio de nuestra música, cambiara el modo de entender y comprender nuestra fiesta en la calle. Momentos que no deberían ser tan extraordinarios para ocasiones extraordinarias.

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