La mayor especialista en la Roldana, de visita en el Santo Ángel
La australiana Catherine Hall-van den Elsen acude al museo de la calle Rioja para conocer las imágenes de una Inmaculada y un Niño Jesús, atribuibles a la escultora barroca
El Santo Ángel muestra en una exposición cómo se vivía la cuaresma en los conventos
Su nombre es tan difícil de pronunciar como de escribir, por ello en la comunidad carmelita del Santo Ángel han optado por llamarla Caty. El prior, el incombustible frayJuan Dobado, recibe a Catherine Hall-van den Elsen, la mayor especialista en la obra de María Luisa Roldán, la Roldana. Viene acompañada de la inglesa Marjorie Trusted. Ambas acuden al museo que la orden posee junto a la iglesia de la calle Rioja, donde analizan las imágenes de una Inmaculada y un Niño Jesús, atribuibles a la escultora barroca. El resultado de dicho estudio se incluirá en el próximo libro que ambas investigadoras están escribiendo.
El museo del Santo Ángel es un trasiego continuo de grupos de visitantes. El sonido de la lluvia se cuela en unas estancias en las que Catherine y Marjorie analizan con lupa la imagen de la Inmaculada que acaba de incorporarse a la amplia colección que posee el convento. Para la experta australiana, no hay duda, se trata de una obra de la Roldana, escultora por la que sintió predilección desde los 20 años.
"Me enamoré de ella con esa edad", refiere Catherine mientras un grupo de visitantes rodea el expositor donde se muestra el icono inmaculista. "Desde entonces, cuando podía, me escapaba a España para buscar en los archivos de protocolos datos sobre la hija de Pedro Roldán", abunda esta especialista en imaginería barroca, quien descubrió por primera vez el legado de la Roldana en Nueva York, donde pudo contemplar a través de una diapositiva el Éxtasis de la Magdalena, obra en terracota, un material muy empleado por la escultora sevillana.
La tesis de 1992
Tras este impacto, Catherine se trasladó en la década de los 80 a nuestro país para investigar sobre la Roldana. Aquí contó con la ayuda de dos expertos de primer orden en Historia del Arte, José Luis Romero y Alfonso Pleguezuelo. Aquellos años de trabajo concluyeron en 1992 con la presentación de una tesis doctoral sobre la referida escultora. Desde entonces, no ha dejado de indagar sobre posibles obras de esta imaginera, un cometido en el que no lo ha tenido nada fácil.
"Hay pocas obras de ella documentadas", precisa Catherine, quien explica que este hecho obedece a su condición de mujer, lo que impedía firmar como tal los contratos. De este cometido se encargaba su marido, Luis Antonio de los Arcos. Pese a la "leyenda" transmitida durante décadas, no fue un mal matrimonio. "El esposo la ayudó mucho para dar a conocer su obra. Él escribió al Papa y a la Corte, donde luego María Luisa asumió el cargo de escultora de cámara de Carlos II. Ambos se apoyaban porque de ese cometido dependía la economía familiar", asegura esta experta. Una especie de pyme con un fructífero legado.
La Roldana es una de las tres hijas de Pedro Roldán. Dos de ellas se casaron, pero se desconoce el porvenir que tuvieron. María Luisa estuvo trabajando en Cádiz y en Madrid. El taller familiar pasó a su hermano Marcelino, diez años más joven que ella. Aquel obrador era como el Amazon del siglo XVII, habida cuenta de los innumerables encargos que salían de allí.
Fuerza y delicadeza
Marjorie, por su parte, se quedó prendada de la escultora barroca por una pieza del Museo Victoria, en Londres, donde trabaja. Se trata del conjunto titulado La Virgen con San Diego de Alcalá. A partir de entonces comenzó la fascinación por esta artista, motivo por el cual ahora prepara un libro junto a Catherine sobre La Roldana. Será el tercero de la australiana sobre la hija de Pedro Roldán.
Para Catherine, uno de los rasgos más destacables de esta autora es "el sentido del movimiento" del que impregna a sus obras. "Esa forma helicoidal", apunta el prior del Santo Ángel, quien asiste a las expertas en todo momento. "Sus imágenes, además, poseen un gran sentido de comunicación con los fieles", apunta la investigadora australiana, que añade otra característica: "siempre logra unas manos muy delicadas".
Marjorie, por su parte, hace hincapié en "el lenguaje dramático" de las obras de La Roldana. "Un dramatismo que en ningún momento resta un ápice de finura y delicadeza. Es también una genio en el modelaje", abunda. La investigadora diferencia la producción de la escultora en dos grupos. Por un lado, las obras de barro, "que gozan de un gran intimismo", mientras que en las de madera destaca "la fuerza, pero sin perder esa delicadeza". "Un legado prodigioso que durante mucho tiempo, por los prejuicios de siglos, se creyó impropio de una mujer", asevera la Marjorie.
La imaginería cofradiera
Dos expertas que recorren las estancias expositivas del Santo Ángel, de las que destacan el entorno que rodea las tallas. "Estoy acostumbrada a trabajar en otro tipo de museo, pero aquí es cierto que las esculturas gozan de un contexto muy real", manifiesta Marjorie mientras se adentra en el coro alto del convento.
Ahora acuden a contemplar el Niño Travieso, una imagen que han despojado de su ropaje -como explica Juan Dobado a un grupo de visitantes- para que las investigadoras la analicen con sumo detalle. Hay bastantes indicios de que sea obra de la Roldana.
Respecto a la imaginería cofradiera, ambas descartan a la Esperanza Macarena como dolorosa de la escultora y también plantean dudas sobre la Virgen la Estrella. Sí consideran obra de la Roldana los dos ladrones del misterio de la Exaltación y de la Carretería, así como el San Juan y los Santos Varones de este paso del Viernes Santo. En este sentido, aprovecharán la estancia en Andalucía para acercarse a Puerto Real, donde, además de la Virgen de la Soledad, también creen que se debe a esta genio del barroco la imagen del Yacente de municipio gaditano y el Ecce Homo de la iglesia de San Francisco, en Córdoba, de similares características a la misma imagen pasionista de la Catedral de Cádiz.
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