¿Cuál es marcha procesional más larga que se interpreta en la Semana Santa de Sevilla?

Se trata de Resignación, una marcha de José Font de Anta que fue dedicada posteriormente a la Virgen de la Victoria

Dura alrededor de diez minutos y va camino de cumplir cien años desde su composición

Imágenes de la salida en procesión de Las Cigarreras

Está dedicada, desde 1988, a la Virgen de la Victoria
Está dedicada, desde 1988, a la Virgen de la Victoria / José Ángel García

Hace algunos días rescatábamos varios apuntes biográficos y profesionales de la familia Font, saga legendaria de compositores y músicos que, desde Font Marimont con su Marcha Fúnebre hasta los Font de Anta, legaron a la historia de la música procesional una serie de composiciones emblemáticas. Sin ellas, y sin otros nombres clave complementarios, no se entendería la deriva posterior del género, que quizás hubiera tomado otros derroteros imprevisibles. Compartíamos -recordará el lector- en esta misma ventana una marcha desconocida de Manuel Font de Anta, La Caridad, de corte alegre y triunfal, diametralmente opuesta al estilo más fúnebre que caracteriza a esta saga.

Pues bien; en el día de hoy regresamos al corte serio, profundo y grave de su hermano José Font de Anta, una figura controvertida y no exenta de polémica puesto que en los últimos tiempos se le ha venido atribuyendo la coautoría (e incluso autoría) de varias marchas adjudicadas a su hermano Manuel. Sea como fuere, la trágica muerte de este último afectó severamente a José, que abandonó pronto un desarrollo exhaustivo de su tarea profesional. En el año 1924, doce años antes de los sucesos fratricidas, José Font de Anta compone la que es su única marcha conocida, bajo el título Resignación, sin dedicatoria expresa y que se estrena tras el palio de la Amargura. Esta partitura cuenta con el "honor" de ser la más larga de todas cuantas se interpretan en la Semana Santa sevillana: diez minutos y veintidós segundos, ateniéndonos a las interpretaciones más o menos estándares (siempre hay grabaciones con un ritmo más lento, cuya interpretación en la calle se antoja imposible).

La foto más antigua conocida de la Virgen de la Victoria
La foto más antigua conocida de la Virgen de la Victoria / Hermandad

Cierto es que existen composiciones que son más largas, pero las obviaremos al ser "popurrís" o mezcla de varias composiciones, como Cofradías sevillanas, de Braña, o ¡El calvario de un artista!, de Manuel López Farfán. En solitario, lo es Resignación, que es como se titulaba hasta 1988. Por detrás otras marchas como Jesús Preso, de Emilio Cebrián, o La Madrugá, de Abel Moreno, también forman parte de este particular ranking. Siempre agradecidos a los amigos de Patrimonio Musical por sus datos y su trabajo.

Una curiosa historia

José Font Marimont, en los últimos compases de su vida, trató con una mujer llamada Encarnita Perales, a la sazón tía de nuestro compañero y admirado Carlos Colón. Se estaba gestando la grabación, por parte de Soria 9 con Abel Moreno a los mandos, de un disco dedicado a los Font. Y cuenta Colón que le sugirió a José Font el cambio de dedicatoria de la marcha Resignación, y a petición de Encarnita, que atravesaba una larga enfermedad, quedó bautizada como Victoria Dolorosa. El estreno oficial de la marcha con esta nueva dedicatoria tuvo lugar en la Capilla de la Fábrica de Tabacos en junio de 1988, y fue interpretada por la Banda del Maestro Tejera. Tras un largo estado de postración y cierto olvido, la marcha se tocó por primera vez tras la Virgen de la Victoria el Jueves Santo de 2006, entrando en la Plaza de la Campana.

La Banda de las Cigarreras acompañando a su Virgen el Jueves Santo
La Banda de las Cigarreras acompañando a su Virgen el Jueves Santo / Aníbal Díaz

Desde entonces, se ha interpretado en varias ocasiones tras diferentes imágenes de nuestra ciudad, como la Virgen del Mayor Dolor de la Carretería, la Soledad de San Buenaventura o el Amparo de la Magdalena. Y no; la duración no es óbice ni excusa para no interpretarla, en tanto en cuanto se engarzan marchas una detrás de otra en infinitas chicotás. Tan solo hay que apostar por la diferenciación, la excelencia, la calidad. La marcha, en sí, no necesita explicación: como todo lo que lleva el sello Font, es un auténtico poema sinfónico cargado de trágica dulzura. Como la mismísima Virgen de la Victoria.

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