La marcha 'Angustia' de Braña y la Anunciación: una estampa recuperable
La composición se estrenó en la primera salida procesional de la Virgen de la Angustia
Precisamente ocurrió en la Anunciación, lugar desde donde saldrá la cofradía este domingo
Cien años de historia: así fueron las otras salidas extraordinarias de Los Estudiantes
La luz cálida y tibia de abril se echaba aquella tarde lánguidamente sobre las pieles ocres de la antigua iglesia Casa Profesa de Sevilla. Ejemplo del renacimiento, y presumiblemente trazado por Hernán Ruiz el joven, el templo pasó a ser capilla de la emblemática Universidad de Sevilla en 1771. Qué no habrá visto su fachada: transformaciones urbanísticas, evoluciones sociales, calamidades, guerras, épocas de efervescencia y bonanza...
Era el Martes Santo de 1946. Atestada de público, la calle Laraña era un hervidero de expectación e impaciencias. De las entrañas de la Anunciación había salido, un año más, el Cristo de la Buena Muerte, aquel que legaron los jesuitas para gloria del arte barroco, y que a la postre se convertiría en depositario de infinitas oraciones en un contexto de estudio, ciencia y conocimiento. Tras él iban "innúmeros penitentes, dando sus cofrades una nota de fervor admirable", según recoge la prensa. En esos muros ha recibido culto durante más de tres siglos. Pero aquel día era distinto. La cofradía de Los Estudiantes, más estudiante y adolescente que nunca con apenas veinte años de vida, cumplía el sueño de sacar a su Virgen en procesión.
La dolorosa, atribuida a Astorga, llegó en octubre en 1942 procedente de la parroquia de San Isidoro. Fue titular de una hermandad llamada del Despedimiento, extinta desde hacía décadas. "Dicha imagen en nada desmerece de las demás cofradías de Sevilla", apuntó el profesor José Hernández Díaz, cuya intercesión fue crucial para que hoy toda la ciudad contemple y se recree en su arrebatadora belleza. Desde el instante en que cruzó el umbral del dintel de la iglesia, la impresión fue unánime. Vestía de manera sencilla pero anticipando una majestad incuestionable. Iba en un paso de palio diseñado por Joaquín Castilla, y que se configuraba como un compendio iconográfico mariano en el que se incluían símbolos y elementos universitarios, tales como los cuatro patronos de las Facultades que entonces existían en la Universidad. El resto, es historia.
En ese momento excepcional, que marcaría un antes y un después para esta corporación, la Banda Municipal interpretó una composición en cuyas partituras podía leerse Angustia. Sin más. Era no solo la primera marcha que sonaba en la calle para la Virgen de la Angustia; era, ni más ni menos, que la primera marcha que escuchaba la ciudad de un tal Pedro Braña Martínez. El asturiano, célebre compositor y director y una pieza clave en la historia de la música procesional, dedicó su primer pentagrama cofradiero a la dolorosa de la Universidad. Aunque se había estrenado en la mañana del pregón, sonó en la calle aquella tarde de Martes Santo de 1946, y todo fueron elogios.
De hecho el propio Braña, según declaraciones a El Correo de Andalucía en 1961 y recogidas en el libro De bandas y repertorios, de José Manuel Castroviejo, recordaba lo siguiente: La tarde de su estreno quise oírla de lejos y conocer la opinión sobre ella del pueblo sevillano. Dejé en mi puesto al inolvidable subdirector de la banda y gran amigo, maestro don Manuel Higuera (q. e. p. d.). Me mezclé entre el público, y no quiero decir las cosas que escuché que me llenaron de satisfacción y me emocionaron muy visiblemente. Al regresar a mi puesto no podía dominarme, porque estaba muy afectado e impresionado. Todos los profesores lo notaron y el maestro Higuera, todo bondad, me preguntó: “¿Qué le pasa a usted, maestro?” “Nada, nada, gracias”, le contesté. Pero él me dijo: “Comprendo lo que le ocurre, ¡desde ahora la Semana Santa la llevará dentro de su corazón!”
Aquella estampa se repetiría, invariablemente, hasta bien entrada la década de los sesenta, conformando un momento imprescindible en aquellos Martes Santos. Este próximo domingo, Dios mediante, la Virgen de la Angustia volverá a salir de la Anunciación, en su fastuoso paso de palio -uno de los más logrados de toda la semana mayor hispalense- prácticamente culminado, como quizás la soñaron hace casi ochenta años sus hermanos. La última vez fue hace medio siglo, en 1974, durante las bodas de oro fundacionales. Son, por tanto, inabarcables las generaciones de cofrades que se citarán con la historia de su propia fiesta. ¿Volverá a sonar Angustia? Sería, sin duda, un gesto hermoso con la historia. Con el maestro Braña, con la ciudad de Sevilla y su cofradía de Los Estudiantes.
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