Una Magna multitudinaria y tranquila: ni incidentes ni niños perdidos en el centro de Sevilla

Procesión

Las principales quejas del público se debieron a la escasez de aseos o el lamentable estado de los que había en los aparcamientos de la Feria

El alcalde se felicita por el comportamiento "ejemplar" de sevillanos y visitantes en la Magna

Una multitud copa el Paseo de Colón mientras al fondo ya asoman la Virgen de los Reyes y, detrás, el Gran Poder.
Una multitud copa el Paseo de Colón mientras ya asoma la Virgen de los Reyes y, detrás, el Gran Poder. / José Ángel García

Una de las mejores noticias del día de la Magna, al margen de la explosión y la variedad de devoción popular que recorrió las calles de Sevilla, fue precisamente que no hubo noticias de incidentes graves a pesar de que decenas de miles de personas salieron a disfrutar de las procesiones. El blindaje de la Policía, que destinó unos 2.000 agentes a preservar la seguridad del acontecimiento y de los ciudadanos, se sincronizó a la perfección con el saber estar de una ciudad acostumbrada a lidiar con las masificaciones con naturalidad y civismo. Por no haber, no hubo ni siquiera un niño que se les despistase a sus padres, que es mucho decir con tanta gente yendo y viniendo de aquí para allá.

Así lo informaba y destacaba el propio Ayuntamiento de Sevilla en uno de los varios balances que fue enviando a lo largo de la jornada, en concreto en el de las seis y media de la tarde. A esa hora, el Consistorio cifró como único dato reseñable que había habido 26 asistencias sanitarias, ninguna de ellas de gravedad, desde que se activó el dispositivo de preemergencia a las 14.00 horas. Y a eso añadió el dato de “ningún niño perdido”. Aunque no hubo dato alguno sobre la asistencia y se antoja imposible que se echase a la calle ese millón de visitantes que anunciaron fuentes municipales en los días previos al evento, no deja de ser meritorio que no ocurriese nada.

Las únicas aportaciones cuantitativas del Ayuntamiento tuvieron que ver con la ocupación de los aparcamientos disuasorios dispuestos en la explanada de la Feria y los usuarios de los autobuses de Tussam, que ayer fueron gratuitos. Eso sin duda influyó en que hubiese más pasajeros que el Domingo de Ramos de 2023, según destacó el Ayuntamiento. A las cinco de la tarde, las líneas urbanas municipales acumulaban 110.000 viajeros únicos, lo que suponía “aproximadamente” un 35% más; y dos horas después ya eran 155.000 viajeros únicos, algo más de un 49,13% por encima de los que hubo aquel primer día de la Semana Santa.

Los responsables municipales también presumieron del éxito que habían tenido las bolsas de aparcamiento instaladas en la Feria, la Cartuja y el Charco de la Pava, que en conjunto se situó en torno al 28 % en cuanto a turismos (4.519 plazas ocupadas) y al 22% en autobuses (384 plazas).

El alcalde, José Luis Sanz, se mostró de hecho “muy satisfecho” por el desarrollo de la Magna, el uso del transporte público y el éxito de los aparcamientos. Y sobre todo elogió a quienes la habían visto en vivo y en directo por su comportamiento “ejemplar”. “Quiero dar las gracias a los sevillanos y los visitantes de fuera porque están disfrutando de este acontecimiento histórico de una forma ejemplar”, dijo.

También agradeció la labor de “los servicios municipales, la Policía Local, la Policía Nacional, los Bomberos o Protección Civil”. “Con su trabajo han hecho posible que disfrutemos de un gran día”, destacó antes de centrarse en el éxito del transporte público, con “un 40% más de pasajeros que el Domingo de Ramos del año pasado”, a lo que sumó que “más de 400 autobuses y 10.000 vehículos” usaron los aparcamientos dispuestos por el Consistorio.

“Estos datos provisionales nos dicen que se está viviendo un acontecimiento histórico de una forma ejemplar”, finalizó.

Imagen francamente repugnante de un váter destrozado con restos de defecación en el parking de la Feria.
Imagen francamente repugnante de un váter destrozado con restos de defecación en el parking de la Feria. / M.G.

Precisamente los aparcamientos de autobuses generaron quizá la mayor protesta de usuarios del día, en concreto los de los buses que aparcaron en la explanada de la Feria, que se encontraron con unos aseos en un estado indigno de una ciudad medianamente decente. Váteres destrozados con restos de defecaciones, fregaderos inexistentes... Las fotos enviadas por los testigos son el mejor calificativo de lo que allí había.

La situación en el Paseo de Colón y sus alrededores también generó quejas de los que compraron una silla para ver la procesión por escasez de urinarios. Hay que tener en cuenta que los bares, que suelen ser el recurso habitual, cerraron en un buen número después de que el Ayuntamiento les prohibiera sacar veladores a la calle, lo cual sólo agravó el problema.

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