La Macarena presenta la réplica de la toca de Juanita Reina, un histórica pieza de su ajuar

Los trabajos han constituido todo un desafío para la artesanía del siglo XXI

Se recupera así una impronta icónica de la Virgen de la Esperanza, que la identificó durante décadas

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La pieza realizada por Paquili
La pieza realizada por Paquili

La hermandad de la Macarena ha presentado en la Basílica la réplica de la toca de sobremanto de la Virgen de la Esperanza conocida popularmente como la “de Juanita Reina”. La realización ha corrido a cargo de Francisco Carrera Iglesias ‘Paquili’ siendo posible gracias a un donante anónimo que ha financiado los trabajos de la nueva pieza. 

La toca original, una obra realizada por Concepción Fernández del Toro con dibujo de Juan Pérez Calvo, fue regalada por la cantante Juanita Reina el 23 de enero de 1950. Tras una desacertada restauración hace décadas, la pieza quedó tan dañada que hizo imposible su recuperación a pesar de ser un anhelo de todos los hermanos de la corporación. Fruto de esta inquietud, la actual junta de gobierno inició el proceso para recuperarla a través de una réplica exacta. 

Durante la presentación (en la que han participado el hermano mayor, ‘Paquili’, el historiador del arrte José León, el conservador de bienes muebles de la corporación macarena Carlos Peñuela; y a la que han sido invitados la familia del donante así como los familiares de Juanita Reina), José Antonio Fernández Cabrero ha agradecido de corazón la generosidad del donante y felicitado a ‘Paquili’ por un trabajo “de virtuosismo artesanal” complementado con “los medios tecnológicos más avanzados”. “Hoy es un día de felicitación para todos los macarenos” porque “por fin hacemos realidad un anhelo de décadas, cumplimos con nuestro compromiso con la excelencia patrimonial y hacemos justicia a quien tanto le debe esta Hermandad, doña Juana Reina Castrillo”, ha afirmado. Cabrero ha subrayado que esta obra “trasciende lo material” pues supone “la restauración de la memoria histórica y devocional de la Hermandad de la Macarena a través de la figura de Juana Reina”.

Por su parte, ‘Paquili’ ha explicado que la recuperación de la toca debe ser entendida como “un desafío para la artesanía cofrade del siglo XXI, especialmente del bordado en oro, debido a la complejidad técnica que requería y al valor plástico que debía conseguirse para integrarse y potenciar la visión de la Virgen de la Esperanza Macarena, ya sea en su camarín, en el besamanos y, por supuesto, en su paso”. Según el bordador, conllevaba “no sólo mantener la labor del bordado, sino también defender un virtuosismo técnico fuera de lo común”.

La labor artesanal, explicó ‘Paquili’, “se ha visto guiada por un criterio pluridisciplinar al incorporar los medios tecnológicos actuales, que requería el conocimiento exacto de las características y del acabado de la pieza conservada para así poder garantizar el obligado compromiso con la calidad de materiales, la fidelidad al original y el ánimo de superación para alcanzar logros, que consoliden a la artesanía hispalense y a la Hermandad de la Macarena como referentes en materia de arte sacro”.

La historia de la toca

Juana Reina Castrillo, hermana, gran benefactora de la hermandad, Camarera de Honor de la Virgen de la Esperanza y figura Patrimonio Inmaterial Macareno, regaló a la dolorosa una toca de sobremanto el 23 de enero de 1950. Una pieza “bordada en oro, plata y sedas sobre malla de oro, siendo su coste de veinticinco mil pesetas”, y que es estrenada por la Virgen esa misma Madrugada del Viernes Santo (fuente histórica: Guillermo Orellana Delgado).

Desgraciadamente esta pieza fue sometida a una restauración que le ocasionó ciertos daños hasta producirle una eliminación del baño de oro de los hilos y un total ennegrecimiento del tejido. Debido a este perjuicio, la toca fue intervenida en 2009 por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) para frenar el deterioro de la pieza; sin embargo, el esplendor original de la misma sólo era recuperable a través de una réplica. El grado de deterioro y patologías de la pieza original -una obra de 1950 realizada por Concepción Fernández del Toro con dibujo de Juan Pérez Calvo- hacía imposible su restauración para devolverle los matices cromáticos y estéticos con los que se concibió. 

Una pieza única

La toca, ricamente bordada en oro, plata y sedas a realce sobre malla artesanal, presenta un diseño simétrico, basado en motivos esencialmente vegetales, que se expande a partir de la Corona. En la zona periférica, antes del galón y la blonda, luce una cenefa con bordados de mayor tamaño, a modo de cartelas, en la que se alternan jarras de flores con símbolos marianos, cristíferos, pasionistas y pontificios, rematados con coronas. La pieza está rematada perimetralmente por un galón y una blonda con decoración en forma de concha; realizada con la técnica de bolillos. Además de esta riqueza ornamental, la pieza exhibe una variadísima gama de puntos y técnicas (setillos, cartulina, hojillas, etc…) y materiales (giraspe, sedas, cordoncillos, hojilla, canutillos, entorchado, torzal, moteado, muestra, lentejuelas y pedrería) que no hacen sino enriquecer esta joya artística que la insigne artista quiso donar a la Virgen de la Esperanza.

La reproducción de la toca ha supuesto un gran reto por su complejidad técnica. En primer lugar se realizó una fotografía digitalizada a tamaño real a color, que ha servido de plantilla para desarrollar todos los trabajos previos con la toca real. El primer reto ha sido realizar la malla de torzal de oro fino de 5 cabos con agujero más pequeño de lo común, teniendo que encargar los materiales ex profeso del calibre nº 2 y nº 3, pues en la actualidad ya esos materiales no se utilizan por ser de calibres muy finos. Se ha reproducido fielmente con las mismas puntadas tan minuciosas como la original, técnicas en seda y hojilla y lentejuelas.

Las cartelas han constituido otro gran desafío pues, al ser tan diminutas, se han tenido que hacer varias muestras hasta sacarlas idénticas a la de toca original, todo decorado con lentejuelas del nº 10 y del nº 12. La toca tiene unas cenefas de flores realizadas en cartulina y giraspes que le dan una nota de color y que son tremendamente delicadas por su pequeñez; toda la pieza está decorada con extras verdes, blancos y de color champagne. Por último, se ha calado con bisturí toda la toca dejando el bordado y la malla al aire. La pieza está rematada perimetralmente por una blonda con decoración en forma de concha realizada con la técnica de bolillos por Alfonso Aguilar.

La recuperación de la toca para el atavío de Nuestra Señora de la Esperanza rescata una estampa icónica de la segunda mitad del siglo XX pues se trata de una prenda emblemática que, desde su estreno, constituyó una de las claves identificativas de la Virgen difundida como embajadora de Sevilla en todo el mundo a través de las tarjetas.

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