La Macarena de los cuarenta: a todo color en imágenes inéditas

En el fondo apenas hemos cambiado. Ni nuestros hábitos, ni nuestras costumbres, ni nuestras expresiones más genuinas y sinceras. Y muy probablemente, si nos teletransportásemos siglos atrás, la raíz se nos mostraría inalterable y con las mismas significaciones religiosas y antropológicas. Gracias, una vez más, al usuario José Luis Garrido, seguimos descubriendo verdaderas joyas audiovisuales de nuestra ciudad y de sus hermandades y cofradías. En esta ocasión nos remontamos casi ochenta años en el tiempo... Y a todo color, un documento único, perteneciente al Archivo Bridgeman. Estamos en 1947.

En una soleada mañana de Viernes Santo, nos detenemos en el por aquel entonces breve pero pintoresco cortejo de la cofradía de la Macarena, que busca la Resolana y los callejones antes de realizar su entrada en San Gil (precisamente uno de sus últimos años antes del traslado definitivo a la Basílica). De primeras contemplamos el paso del Señor de la Sentencia con la antigua disposición, es decir, con el Señor de espaldas al pueblo en el centro de la escena y portando túnica bordada, en concreto la de los ochitos de Esperanza Elena Caro, estrenada en 1944, tres años antes. Las imágenes secundarias ya pertenecen al grupo que comenzó a realizar en 1929 Antonio Castillo Lastrucci, que fue reformado en 1938 y ampliado en 1940. Las andas son las de José Gil, estrenado en 1910, de líneas rectas, cartelas y relieves pasionarios, y que fue sustituido por el actual en 1955. Se conserva en el coro alto de la Basílica. De igual modo, llama poderosamente la atención la propia Centuria Romana, con las cortísimas plumas que por entonces portaban los armaos. El resto... Como si no hubiera pasado el tiempo.

Luego, el paso de palio de la Virgen de la Esperanza, a escasos metros del de la Sentencia. El conjunto había sido enriquecido a principios de la década por el taller de Sucesores de Caro, siendo sustituidas las caída en 1964 por unas idénticas al dibujo anterior. Remata el soberbio conjunto el que parece ser el manto de tisú de Rodríguez Ojeda, que hoy día sigue procesionando y que data de 1930. Como apunte anecdótico, la cofradía transita ante la fachada del bar El Diluvio, conocido en nuestra ciudad por ser escenario de los célebres "casos verídicos" del humorista Paco Gandía.

El resto del vídeo, y no menos interesante, se detiene en los rasgos y expresiones de los cofrades, así como de integrantes del cortejo y varios nazarenos con el antifaz descubierto. Especialmente entrañable resulta la filmación de los rostros de los niños que, al igual que sus padres, desfilan con la tela recogida en la frente, portando sus varas, al igual que hacen con las bocinas sus mayores. Una estampa que nada dista de nuestro siglo y nuestro tiempo. Porque hay cosas que nunca cambian. Y que nunca nos falten.

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