Luto en las redes por la muerte de Antonio José González, querido cofrade y tuitero

Obituario

Conocido por su gran devoción al Gran Poder, durante muchos años portó la escalera tras el paso del Señor

Su hashtag #SiempreTrasElSeñor se volvió célebre entre los internautas

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El cofrade Antonio José González una Madrugada de Viernes Santo

Decía Antonio Núñez de Herrera, con todo el acierto posible, que los amigos del rincón de la taberna no veían la Semana Santa porque les bastaba sentirse inscritos en ella. Ayer, Blanca, una inestimable cofrade, reeditó la frase e indicó que los amigos que junta la Semana Santa están también inscritos los unos en los otros para siempre.

Este pasado lunes fallecía, aún muy joven, Antonio José González González, @SrCofradias en Twitter, un cofrade que cultivó durante su vida la amistad y el cariño no solo de sus más allegados, sino de todos aquellos que tuvieron la dicha de conocerlo y conversar con él. Su gran e innegociable devoción era el Señor del Gran Poder, a quien acompañaba cada Madrugada portando la escalera. Este particular cometido le valió una de sus citas más célebres y repetidas en el mundo digital cofradiero: #SiempreTrasElSeñor, una frase que concita algo más que la propia devoción al Señor de Sevilla. Contaba con más de treinta mil tuits y más de ocho mil seguidores.

El cofrade Antonio José González

Carnavalero, pero sobre todo cofrade de primer orden, era hermano también de la Soledad de San Lorenzo. Fue costalero de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, de la propia Soledad y del Señor de la Humildad y Paciencia. Era natural de Arroyomolinos de León, Huelva, en esa frontera mágica y frondosa que divide Andalucía y Extremadura. Era, junto a su hijo, capataz de la patrona, la Virgen de los Remedios. Estudió la carrera de Farmacia en Sevilla, ciudad a la que siempre amó y sirvió hasta el último instante. Participó y fue presidente de la tertulia cofrade La Rebotica, organizando diferentes actos en dicha facultad.

Una de las tertulias organizada por La Rebotica, de la que fue presidente

"Jamás le vi un mal gesto, ni una cara seria, ni un cabreo. Fue siempre un gran conversador y tenía mucha guasa", apuntan testimonios muy cercanos a Antonio, que por su manera de ser y de escribir en redes sociales despertó el cariño de todos sus seguidores. Este martes por la tarde ha tenido lugar el responso. "Cultivó la amistad sin límites. Y hoy eso se notaba. Estaban sus amigos y vecinos de Arroyomolinos, sus amigos de la época de la facultad y los que no dejó de hacer durante toda su vida, especialmente gracias a las cofradías", apuntan.

Deja a un hijo que, sin temor a equivocarnos, seguirá el legado de su padre y continuará perpetuando su memoria para siempre. Porque Antonio, ahora sí, ocupa el lugar y el espacio más privilegiado que anhela todo ser humano en el transcurso cruel de la vida terrena. Ya no hay más cruz, más canastilla ni más ángeles. Ni, por supuesto, más escalera. Su caminar lo ha cumplido con creces. Es la hora de que Antonio y el Gran Poder se miren a los ojos para siempre en la Madrugada infinita de los hombres buenos, en el amanecer sin nombre de las promesas cumplidas.

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