La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Un silencio insospechado se levantó por entre el público -buenos y fieles amigos- cuando José Ignacio Cansino, director de la Banda de la Cruz Roja, expresó a viva voz que la amplísima mayoría del catálogo artístico de Manuel López Farfán en absoluto se correspondían con marchas procesionales. Si acaso, un 5%, y descontando todo cuanto nos es desconocido. Una cifra que bien pudiera servirnos de soporte contextual para entender la dimensión de este genio de la música, de cuya vida y obra cada vez conocemos más detalles.
La casa hermandad del Cristo de Burgos (impagable gesto que demuestra la sensibilidad para con el arte y la cultura) acogió este lunes la presentación, coordinada por el periodista Santi Bellido, de la segunda edición de Farfanerías, el volumen que recoge todo lo conocido hasta la fecha sobre el genio de San Bernardo, que revolucionó el género de la marcha procesional. Sin embargo, ha vuelto a acreditarse que su extensísima producción está aún por valorarse en la medida que merece, y actos como este bien debieran alcanzar todos los estratos del universo cofradiero -y local- para reconocer la deuda que aún contraemos con este insigne sevillano.
Farfanerías, escrita por José Manuel Castroviejo y el antedicho director, alcanza ya esta segunda tirada que incluye numerosas novedades con respecto a la anterior, editada en la Cuaresma de 2023. Como principales puntos atractivos (los que han sido desvelados en la presentación), se ha conocido que La Semana Mayor, una de sus obras cumbres, fue estrenada por la Banda del Maestro Tejera, con cuyo director, Manuel Pérez Tejera, mantenía grandes vínculos de amistad. O, por ejemplo, el estreno de la marcha Nuestra Señora de la Palma tras el paso de misterio del Cristo de Burgos y no tras la dolorosa, el Miércoles Santo de 1927, gracias a una crónica de El Liberal en el que se recoge un encuentro de los cofrades de San Pedro y los de San Juan de la Palma en una caseta de la feria.
Pero, sin duda, ninguno de los allí presentes olvidarán el extraordinario repertorio interpretado por el pianista Rafael Machuca, la camerata Ars Sacra y otros destacados músicos que, en una conjunción inapreciable, transportaron a los presentes a la Sevilla de los felices años veinte. Especial mención a la interpretación -literal- de Whisky, un shimmy que nos permitió retrotaernos a una taberna de la época, entornos espirituosos en los que el bueno de Farfán hallaba, generalmente, las más precisas y atinadas inspiraciones. Diríamos que el título es, cuanto menos, revelador.
También se ejecutaron otras piezas de géneros tremendamente diversos, y que también cultivó este músico, como los populares fox-trots americanos (como Luisa o El amigo Delio) o la romanza sin palabras Mi hada. Cerró el repertorio la fantástica suite ¡Ya vienen los magos!, compuesta hace ya justo un siglo y que se estrenó tras la carroza de Melchor en la Cabalgata del Ateneo por parte de Soria 9, causando sensación entre los presentes, según recogen las crónicas del momento. Todo un regalo para los amantes de la música y que nos ayuda, como decimos, a situar aún más en el catálogo de autores imprescindibles al maestro del viejo arrabal de San Bernardo.
La segunda edición estará próximamente a la venta en los canales y puntos habituales.
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