Las leyendas detrás de la creación de la Virgen de los Reyes de Sevilla

Cada 15 de agosto, Sevilla festeja la fiesta de la que es la patrona de la ciudad y de su Archidiócesis, la Virgen de los Reyes. Este 2024, la celebración será un jueves por lo que muchos españoles podrán disfrutar de un puente al tratarse de un festivo nacional por la celebración de la Asunción de la Virgen.

La relación de la ciudad de Sevilla con esta advocación de la Virgen, cuya imagen recorrerá la ciudad un año más, tiene ya unos cuantos siglos, ya que la fecha de la imagen que se encuentra en la Capilla Real de la Catedral se remonta al siglo XIII. Se trata de una escultura de autoría anónima, en cuyo origen se mezclan la historia de la ciudad y las leyendas.

El origen de la Virgen de los Reyes y su relación con la toma de Sevilla

Una de las historias que hablan de esta imagen tan importante en la ciudad se remonta al mismo siglo de su creación, durante la conquista de Sevilla por Fernando III, que en ese momento era musulmana. Se dice que una noche, durante el asedio, el rey tuvo una visión en la que la Virgen, con el Niño en su regazo, le confirmó que conquistaría la ciudad.

Tras esto, el rey quiso homenajear a la Virgen con una escultura que fuera lo más fiel a lo que él había visto, para lo que llamó a los mejores artesanos. Sin embargo, ninguno tuvo éxito y la situación continuó hasta que llegaron unos peregrinos al campamento. Estos se ofrecieron a esculpir la visión de Fernando III, pero siempre que pudieran trabajar solos y aislados, algo que hicieron en un torreón cercano, que se ha relacionado con la torre de los Hebreos de Dos Hermanas.

La leyenda cuenta que una sirvienta se acercó a la torre al oír música, pero no ruido de trabajo y espiando por la cerradura solo vio que los hombres cantaban plegarias en su interior. Cuando el rey llegó a la torre, en su interior le esperaba la imagen de la Virgen, igual a como él la había visto. La leyenda atribuye también la talla a ángeles, que se hicieron pasar por peregrinos ante el rey y sus acompañantes y que consiguieron realizar la talla a velocidades imposibles para un hombre.

En base a esta leyenda las imágenes descartadas por el rey se convirtieron en el círculo de imágenes fernandinas, caracterizadas por tener una serie de rasgos comunes, como son la Virgen de las Aguas, la Virgen de los Reyes de los Sastres y las imágenes del convento de San Clemente y la iglesia de San Ildefonso. 

Esta historia, como muchas otras leyendas, tiene diversas variaciones. Por ejemplo, en otra versión la petición de la talla se produjo después de la toma de la ciudad, siendo una de las habitaciones del Real Alcázar el lugar donde obraron su milagro los ángeles. 

No es esa la única leyenda que habla de la relación con esta imagen, Fernado II y la conquista de Sevilla, en otra se cuenta que mientras el rey buscaba formas de entrar en la ciudad, la Virgen se le apareció en un sueño prometiéndole ayuda y cuando despertó encontró las llaves de Sevilla a su lado. La leyenda dice que solo un hombre vio a una mujer envuelta en un manto negro cuando las llaves de la ciudad desaparecieron. También, que cuando los cristianos acudieron a rezar ante la imagen, encontraron huellas en la zona y que polvo en los zapatos de la talla.

En cualquier caso, la devoción de Fernando III por la Virgen de los Reyes fue tal que pidió ser enterrado a sus pies. La imagen fue coronada canónicamente unos siglos más tarde, en 1904, y en el año 1939 recibió los honores de capitán general.