La lección de Torreblanca

Via Crucis

La hermandad cumplió el sueño de llevar al Señor Cautivo a la Catedral , donde presidió el Via Crucis Penitencial.

Más de 500 hermanos formaron el cortejo

Vía Crucis del Cautivo de Torreblanca. / Antonio Pizarro
Texto: J. Parejo/ Vídeo: A. Pizarro

19 de febrero 2018 - 21:52

A las 20:09 entraba el Señor Cautivo ante Pilato en la Catedral. Pasaba la Hermandad de los Dolores bajo el umbral de la Puerta de los Palos. Se producía la fotografía histórica. Las campanas de la Giralda daban cuenta de ello. Los hermanos de Torreblanca, tras la frustración de 2013, por fin pisaban el frío y viejo mármol del primer templo de la Archidiócesis. Ese momento quedará grabado a fuego en los anales de la hermandad. Torreblanca haciendo historia, una vez más, como en el año 1994 cuando el arzobispo Amigo Vallejo aprobaba sus primeras reglas de penitencia, o como el Sábado de Pasión de 1995 cuando sus nazarenos recorrieron por primera vez las calles de este barrio popular. Torreblanca abrió entonces un camino que han seguido otras corporaciones en sus barrios. Esas mismas hermandades que este lunes acompañaron a la decana en su Vía Crucis. En la jornada de este lunes la Hermandad de Torreblanca volvió a dar otra lección. Como viene haciendo desde hace más de 25 años.

El Señor Cautivo ante Pilatos llegó a la Catedral pasadas las ocho para dar comienzo al Vía Crucis Penitencial, pero las emociones empezaron mucho antes. El fin de semana vivido en Santa Marina, templo elegido para realizar la salida, fue emocionante. Desde primera hora de la tarde muchas personas se dieron cita en la calle San Luis para acompañar a la hermandad. Por esta vía, llamada hasta el siglo XIX calle Real, entraban los reyes cuando visitaban la ciudad. Los hicieron los Reyes Católicos y Carlos I. Ayer hizo lo propio el Rey de Reyes. El Señor de Torreblanca. Y su hermandad entera, y todo un barrio, caminó con él.

Tres furgonetas de la Policía Nacional, adelanto de lo que espera en Semana Santa, precedían a la cruz de guía. En la puerta de Santa Marina, una nube de fotógrafos espera para captar la imagen. Las puertas están cerradas. El hermano mayor y el director espiritual se dirigen a los hermanos en el interior. Fuera, Jesús Méndez Lastrucci, autor de la imagen del Señor, no puede ocultar la emoción: "Para mí es lo más grande. Es mi primer Cristo. Aquí, en el colegio de la Salle, está también mi primera escultura. Mi padre se crió detrás de Santa Marina y yo di mis primeros pasos artísticos en Duque Cornejo. Todo en esta zona".

A la hora señala, las 16:45, se abren las puertas. Comienza a salir un extensísimo cortejo, más de 500 hermanos, encabezado por una curiosa representación llegada de Trapani (Italia), que se han empapado de las cofradías sevillanas el primer fin de semana de cuaresma, siempre acompañados por Carlos López Bravo, secretario del Consejo de Cofradías. Tras ellos se sitúan los hermanos del resto de las corporaciones del Viernes de Dolores y el Sábado de Pasión con sus cirios. Las vísperas son unas. La compostura de las hermanos de Torreblanca es exquisita y el silencio imponente. La calle San Luis se convierte en un apéndice de la Plaza del Platanero. El Ayuntamiento, a través del distrito, tuvo el detalle de fletar unos autobuses para que los hermanos no tuvieran problemas de desplazamiento para acompañar a su Señor. La delegada, Adela Castaño, disfrutaba acompañando a la hermandad, sabedora de la enorme labor que hacen en el barrio.

A las 17:05 el Señor pasa bajo la puerta ojival. Allí lo despide la Hermandad de la Resurrección. La magnífica escolanía llegada desde Alcalá de Guadaíra entona el Christus factus est. La tarde es primaveral. El sol aprieta. Cuántas diferencias con aquel domingo de cuaresma de 2013. Entonces, una leve llovizna, y las decisiones de otros, impidieron que el paso de misterio del Señor Cautivo ante Pilatos fuera a la Catedral. Ayer era todo distinto. El cortejo se despereza por el bello itinerario que une San Luis con la Plaza de Montesión. Inocentes, San Blas, Infantes, Almirante Espinosa... En el colegio de la Salle los chiquillos esperan al Señor que pasa. A esta hora son pocas las personas que contemplan el traslado. No es, ni mucho menos, demérito de la Hermandad de Torreblanca. Hay una sobresaturación de actos cofradieros y se nota cierto hartazgo. Sí son muchos los devotos que caminan tras el Señor. Conforme el Señor se fue acercando a la Catedral sí fueron muchas más las personas que se reunieron en torno a él.

Camino la Catedral se vivieron momentos intensos en las visitas a las hermandades de Montesión, la Amargura, o el Valle. Pero el más emocionante fue el encuentro con las Hermanas de laCruz en su convento de Sor Ángela. "Manos de Jesús atadas..." Cantaron las que también son vecinas de Torreblanca. El Señor lleva cierto retraso en este punto, por lo que el encuentro es más breve de lo previsto. El público empieza a concentrarse a partir de las setas. Improvisada tribuna en las escaleras de la Plaza Mayor. La hermandad imprime más velocidad al cortejo. A las 19:22 el Señor llega al Salvador. La noche cae. El Señor llega a la Catedral arropado por mucho público. Allí espera el arzobispo, monseñor Asenjo para dar inicio al vía crucis. El prelado, por cierto, volvió a afirmar que la elección del titular de Torreblanca para presidir el rezo había sido muy pertinente. Poco antes de las diez la hermandad emprendía el regreso a Santa Marina.

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