Los Javieres acuerda regresar a su sede fundacional casi 50 años después
La hermandad y la Compañía de Jesús firmarán un comodato para una cesión por 50 años prorrogables
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Un regreso a casa casi 50 años después. Los hermanos de los Javieres han aprobado esta noche en un histórico cabildo extraordinario regresar a la que fue su sede fundacional: la iglesia del Sagrado Corazón de la calle Jesús del Gran Poder. Culmina de este modo un viejo anhelo de la corporación del Martes Santo que no ha estado exento de dificultades. La hermandad y la Compañía de Jesús firmarán un contrato de comodato, que consiste en un préstamo de uso gratuito, por 50 años prorrogables. De los 294 hermanos que asistieron al cabildo, 279 votaron a favor del cambio de sede, 13 hicieron en contra y dos se abstuvieron.
El cabildo comenzó con algo de retraso debido al gran número de hermanos que se acercaron hasta Omnium Sanctorum para participar en esta cita histórica. El hermano mayor, José Antonio Oliert, expuso cómo había sido todo este largo proceso que se inició en el año 2019 aunque en esa ocasión no hubo éxito. Los contactos entre la corporación, los jesuitas y la Archidiócesis se retomaron en 2024, siendo a finales de ese año cuando comenzaron las negociaciones propiamente dichas. Finalmente, se acuerda esa cesión mediante un comodato. La Compañía se hará cargo de las reparaciones y obras estructurales cuando sean necesarias y la hermandad asume el mantenimiento y la conservación ordinaria el templo del Sagrado Corazón y de la Capilla de los Luises, que también se incluye en el acuerdo.
La cesión incluye también la sacristía, unas pequeñas dependencias anexas a la misma y otros espacios recientemente remodelados, donde se desarrollaría la actividad corporativa.
El cabildo también acordó facultar a la junta para pedir una prórroga del mandato, que finaliza en junio, para poder culminar las gestiones.
Una hermandad fundada en 1945
El origen de la Hermandad de los Javieres se remonta al año 1945 en el seno de la Compañía de Jesús, que tenía su sede junto a su casa profesa, en la iglesia del Sagrado Corazón, en la calle Jesús del Gran Poder. Como explica la web de la corporación, "la orden de San Ignacio dentro de su acción pastoral, para conseguir la atracción, formación y perfeccionamiento de los jóvenes, tenía establecidas por entonces en Sevilla, sobre 1940, tres congregaciones mariana: Los Luises, integrada por estudiantes adultos; Los Kostkas o Estanislaos, reunían a niños y adolescentes; y Los Javieres que aglutinaba trabajadores más o menos jóvenes".
Es en ese año de 1945 cuando se encargan las imágenes titulares. El acuerdo de la fundación de la hermandad se plasmó sobre 1946 y desde entonces se consideró un hecho consumado. Las primeras reglas de la corporación fueron aprobadas por el cardenal Bueno Monreal el 21 de junio de 1955, acordándose el día de la salida el Martes Santo, por coincidir con el nacimiento de San Francisco Javier, 7 de abril de 1506, que era Martes Santo. Realizó su primera estación de penitencia el 16 de abril de 1957, sólo con el paso de Cristo.
La hermandad se trasladó a la que hasta ahora es su sede, la parroquia de Ómnium Sanctorum de la calle Feria, en la cuaresma de 1977. Allí ha residido en la capilla de los Cervantes. Un espacio en el que se fundó la Hermandad del Silencio en el año 1340.
Un templo fundado en el siglo XVI
La iglesia del Sagrado Corazón de Jesús cuenta con una historia apasionante y una capilla, la de los Luises, que ha cumplido cien años recientemente y es una joya del regionalismo diseñada por Aníbal González. Fueron los frailes mínimos franciscanos los que deciden en el siglo XVI la creación de un colegio para educar a los miembros de la orden. Estuvo dedicada a San Francisco de Paula, de quien conservaban unas reliquias. En 1589 el arzobispo Rodrigo de Castro daba a la autorización a los frailes para instalarse en la zona. A principios del siglo XVII ya está terminado el templo en el que pudo participar Juan de Oviedo.
Los mínimos permanecieron el colegio e iglesia de San Francisco de Paula hasta el año 1835, exceptuando el periodo de la ocupación francesa. Los franceses, como ocurrió por toda la ciudad, saquearon buena parte de las obras de arte de la comunidad, aunque algunas se pudieron recuperar tras solicitarlo el superior de la orden. Los mínimos volvieron a su casa y permanecieron hasta 1835, cuando el colegio pasa a formar parte de un cuartel de artillería. No obstante, y hasta 1866, un fraile se mantuvo al frente para que la iglesia nunca perdiera el culto.
Los jesuitas tienen un primer contacto con el templo de la calle Jesús del Gran Poder entre 1866 y 1868. En esa fecha, la masonería que extendía su poder por la ciudad, comienza a perpetrar sus atentados patrimoniales fruto de los cuales, y con el contexto de La Gloriosa, se derriban templos, conventos y otros bienes de suma importancia, entre ellos el cercano de San Miguel. Una joya.
La iglesia de San Francisco de Paula se libra de la piqueta, pero es cerrada y los jesuitas son expulsados. La masonería decide entonces ceder el templo para el culto a una sociedad bíblica de Londres, una comunidad anglicana, al igual que ocurrió también con San Basilio. Esta iniciativa apenas tuvo éxito. En 1887, una mujer de la alta sociedad sevillana, Dolores Armero, rescató el templo para la advocación del Sagrado Corazón de Jesús pagándolo de su bolsillo y se lo cede de nuevo a los jesuitas, que instalan su casa profesa.
En el templo queda poco del siglo XVI. Luce de manera especial el magnífico artesonado de principios del siglo XVII. Del XVIII son varios de los altares, destacando el de la Inmaculada, de gran belleza, atribuida a Duque Cornejo. El altar mayor, de estilo neoclásico de finales del XIX, que contaba con una serie de doce cuadros sobre la vida de san Francisco de Paula, realizados por Lucas Valdés hacia 1710, que se encuentran actualmente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
En el templo se encuentra la tumba del recordado Padre Tarín, declarado venerable por San Juan Pablo II. Siendo superior en 1905 promovió la creación del colegio de los jesuitas en Sevilla, entonces en la plaza de Villasís.
Además de los Javieres, varias hermandades han tenido en este lugar su sede canónica durante algunos periodos de su historia. Una de ellas fue la de la Carretería, hasta que en 1761 se trasladó hasta su capilla del barrio del Arenal. La Hermandad de la Sagrada Lanzada adquirió una capilla en este templo en 1814. Desde allí volvió a salir procesionalmente en 1833.
Ahora, la cofradía del Martes Santo volverá a llenar de vida el templo que dejaron huérfanos los jesuitas tras su marcha.
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