Las imágenes de la Procesión Magna de Sevilla 2024: La Esperanza de Triana
La dolorosa de la calle Pureza será la penúltima en el itinerario oficial
La Esperanza Macarena
La ciudad vibra y respira diferente cuando sale a la calle. Puntal devocional indiscutible de la Semana Santa, y una de las imágenes más veneradas de toda nuestra geografía, la Esperanza de Triana ha generado en torno a su bellísimo rostro toda una identidad, una forma de ser y de estar en el mundo, un estilo emulado e imitado en infinidad de rincones por su personalidad, su fuerza y la desmesura mejor entendida. Será, en efecto, una de las imágenes participantes en la procesión magna del 8 de diciembre en Sevilla. La Esperanza, como se conoce en su barrio, vertebra toda Triana y su devoción no alcanza ni entiende de límites. Ocupará el penúltimo lugar en la nómina del itinerario oficial, tras el Cristo de la Expiración y antes de la Esperanza Macarena. Poco puede añadirse y referirse con respecto a esta dolorosa castiza, que en sus redondos ojos negros encierra el misterio de siglos de historia.
Su hechura, tras años y años de estudios, puede ubicarse en el siglo XVIII, una fecha anterior a lo que en un principio se había planteado. Todos estos datos se ofrecieron tras la última restauración practicada sobre la imagen, durante la cual se extrajeron seis muestras de policromía. Tras diferentes informes estatigráficos, se concluyó que la policromía más antigua, y posiblemente la original, presentaba una combinación de materiales muy al uso en el intervalo comprendido entre el siglo XVIII y primera mitad del XIX. Su autor es desconocido. Lo que sí quedó claro que Luis Álvarez Duarte, en la restauración que le practicó en 1989, no retiró por completo las policromías antiguas. Lo hizo con la que le aplicó Castillo Lastrucci en 1929, que había sufrido un profundo ennegrecimiento.
La Esperanza sale en procesión cada Madrugada de Viernes Santo junto al Santísimo Cristo de las Tres Caídas, y recibe culto en la Capilla de los Marineros de la calle Pureza. Los orígenes de la hermandad se diluyen en el ocaso de los siglos. En 1418 (de hecho la última extraordinaria de la Virgen fue en 2018, por los seis siglos de esta advocación) se funda una hermandad de luz con el título de la Esperanza, establecida en la Real Parroquia de Señora Santa Ana y relacionada con el gremio de los ceramistas, y que constituye no sólo la más antigua de Triana, sino una de las más antiguas de Sevilla. Más de un siglo después, en 1520, el presbítero Gonzalo de Herrera, instituyó una capellanía en dicho templo en el altar de la Virgen. A principios del XIX, José Matute y Gaviria en su Historia de Triana, cuenta que en 1595 se aprueban las reglas de una antigua cofradía de penitencia dedicada a Nuestra Señora de la Esperanza y San Juan Evangelista. Esta es la primera y más antigua noticia de la unión de ambas hermandades. En 1616 esta corporación se fusiona con la de las Tres Caídas de Nuestro Señor, fundada en 1608 en el convento de Nuestra Señora de la Salud de las Monjas Mínimas de Triana. Tras varias décadas en Santa Ana, consiguen nuevo templo en 1815, una capilla ubicada en la primitiva calle Larga, hoy Pureza. Tras una estancia en San Jacinto, desde finales de 1872 hasta 1962, la imagen recupera su capilla de la calle Pureza (tras haberla adquirido en 1939) y, una vez restaurada, se convirtió en su sede canónica definitiva.
La Esperanza de Triana abandonará el itinerario oficial en torno a las 21:15 de la noche y, tras cruzar el puente de Triana, visitará otra de las parroquias y hermandades más antiguas del arrabal: la de Nuestra Señora de la O, para transitar por la tan emblemática Alfarería antes de alcanzar de nuevo su feligresía de Santa Ana. Irá acompañada musicalmente por la banda de música de Las Cigarreras y en su personalísimo paso de palio, siempre cuajado de flores y con su particular modo de andar. Una imagen indispensable en una procesión histórica.
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