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La ilusión y la responsabilidad

la voz de la experiencia | julio vera

Ingresó en la banda de las Tres Caídas en 1980

Recuerda de manera especial la primera salida en la Madrugada de 1981

Sólo ha salido dos veces de nazareno, la última, en 2004, como fiscal de la palio de la Esperanza

El músico Julio Vera, director de las Tres Caídas, agarrado a la verja de la parroquia trianera de Santa Ana. / Belén Vargas

Una vida de devoción y música. Julio Vera sigue teniendo la misma ilusión que, cuando en mayo de 1980, ingresó en la banda de las Tres Caídas de su Hermandad de la Esperanza de Triana. Hermano antes que músicos, aquellos primeros años fueron duros y de gran responsabilidad. Hoy, es uno de los compositores y músicos cofradieros más conocidos y reconocidos. La próxima será su última Semana Santa como director musical, aunque no colgará la corneta: "Voy a seguir tocando. Me gusta, lo que no me gusta es coger el teléfono". Con este paso al lado dejará sitio a las nuevas generaciones y no descarta aprovechar el tiempo que tenga ahora para formarse completamente como músico, pese a que en su día comenzó a estudiar música en la escuela de Guillena con el maestro Olmo: "Es algo que no descarto".

LAS CLAVES

Hermanos músicos

Esperó a que su hermandad de la Esperanza de Triana formara una banda para ingresar en ella, pese a que llegó a ensayar con las Cigarreras. Asegura que los miembros de las Tres Caídas son hermanos músicos y no músicos que se hacen hermanos para tocar.

El 11-S

Lo vivió en primera persona durante la gira del espectáculo Carmen de Salvador Távora. Tenían programada una visita esa misma mañana a las Torres Gemelas. Muchos de los vídeos que grabaron ilustraron la noticia en las televisiones.

Peticiones

Durante su extensa trayectoria como director de la banda ha vivido de todo, incluso algunas peticiones irrealizables por parte de alguna hermandad: "Me han pedido cosas muy raras, algunas que no eran acordes con lo que hacemos. Nos negamos, por supuesto".

Como muchos otros niños de Triana, Julio Vera se enteró de que la hermandad iba a crear una banda tras el éxito cosechado por la cuadrilla de hermanos costaleros. "Había una carencia importante de bandas de Cristo. Yo también era de las Cigarreras, que formó su banda un año antes que nosotros, en 1979. Fue a dos ensayos con ellos, pero decidí esperar". La formación trianera se creó como una agrupación musical, estilo autóctono de Sevilla y mayoritario en aquellos años. Eran 68 componentes y ensayaban 8 veces a la semana. La primera salida en la Madrugada tras el Cristo de las Tres Caídas fue en 1981: "Todas las Madrugadas son bonitas, pero como aquella ninguna. La primera salida tras ese barco fue algo inexplicable. Un sueño convertido en realidad. El pasacalles de entrada en Pureza no se me olvida. No podíamos defraudar. La responsabilidad era muy grande".

En 1985 compuso su primera marcha, Maestro artesano, dedicada al director que le dio el relevo, Paco Flores. Dos años más tarde, ya era el director de la banda. Por aquel entonces acompañaban en Semana Santa, además de a su hermandad, a la Borriquita. En 1988 escribe la que considera su mejor marcha: Silencio Blanco, aunque hasta 1992 no empiezan a salir tras el misterio de la Hermandad de la Amargura. "De aquellos primeros años me quedo con la ilusión y el sacrificio. Ahora seguimos teniendo la misma ilusión, pero está todo mucho más organizado. Es inconcebible, por ejemplo, ver a una banda de nivel ensayando en la calle".

Asegura que los componentes de las Tres Caídas son hermanos músicos, no músicos hermanos, por lo que están completamente implicados en todo lo que demande la hermandad. Ha sido consiliario en la junta de gobierno y en dos ocasiones ha cambiado la corneta y la gorra blanca por la túnica de la hermandad en la Madrugada. En 2002, salió de nazareno en el Cristo y en 2004, fue fiscal del paso de la Esperanza: "Tuve esa suerte. Ese Jueves Santo fue de lluvia y el personal estaba muy deprimido tras todo un año preparándonos. Yo les decía que no perdieran la fe y que, al final, saldríamos. Me dieron por loco en vista de las circunstancias". El resto de la historia es conocida. Tras suspender el resto de las hermandades la salida, la Esperanza de Triana se echó a la calle para vivir una Madrugada espléndida sin lluvia alguna: "Cuando me dijeron que salíamos llamé a los compañeros para que vinieran a paso ordinario. Aquello fue extraordinario". Aunque el trabajo del músico durante la Semana Santa es agotador, reconoce que lo más sacrificado, tras sus experiencias, es salir de nazareno: "Es de admirar. Sufren parones interminables, nuestra túnica pesa mucho, soportan cambios de luz. Es muy duro. Después de nuestras imágenes son lo más importante de la hermandad".

En el recuerdo. Procesión del Corpus de Triana de 1981. Un jovencísimo Julio Vera, segundo por la derecha, aparece junto a otros integrantes de la banda de las Tres Caídas. Todavía llevan trompetas, puesto que la banda no había adoptado el estilo actual.

Después de tantos años, la banda está completamente asentada en todas las cofradías que acompaña en Semana Santa y asegura que está orgulloso de la relación que mantienen: "Todas las hermandades han confiado tanto en nosotros que nunca me he planteado hacer experimentos. Nos hemos amoldado a ellas. Somos meros acompañantes. No buscamos ser protagonistas". De la Amargura, señala que es el momento más esperado, quitando el acompañamiento al Cristo de las Tres Caídas en la Madrugada: "Es el inicio del sueño. La sobriedad, la medida. Lo tiene todo". El Polígono de San Pablo es "la alegría". De las Aguas comenta que tras cinco años "hemos empezado a identificarnos con ellos y ellos con nuestra forma de concebir la música". Acompañando a la Lanzada llevan ya más de 25 años: "Es un reto acompañar a un misterio que expresa tanto. La Madrugada es "para lo que nos preparamos durante todo el año". Montserrat es como trasladarse a otra época: "Es donde mejor se puede escuchar a la banda. Vamos muy concentrados". En la Trinidad ya han superado las tres décadas: "Estamos perfectamente acoplados".

Con el espectáculo 'Carmen' de Salvador Távora ha recorrido medio mundo

El director de las Tres Caídas es consciente de que cuentan con muchísimos seguidores y se congratula de ello: "Más vale que se fijen en una banda de música que en otra cosa. La música está para atraer a la gente y si los podemos acercar a la fe y las hermandades, mucho mejor". La relación con el resto de las formaciones son excelentes, afirma. Más que pique entre ellos hay "admiración". De las Cigarreras destaca "su armonía"; de la Centuria, "su raza"; de Virgen de los Reyes, "su sevillanía"; de la Redención, "su saber estar". "Todas tienen algo y me gustan todas en su estilo". El compositor que más le transmite es Manuel Alejandro González Cruz, autor de marchas como La Pasión o Caridad. "Siempre me ha gustado también cómo compone Francis González Ríos, Rafa Vázquez, de Pedro Pacheco también me gustan muchas...".

Uno de los hitos de su trayectoria y de la de la banda es formar parte del espectáculo Carmen, de Salvador Távora, que desde que se estrenó en la Bienal de 1996, han paseado por medio mundo. Estando en Nueva York durante una gira, vivieron en primera persona el 11-S. "Llevábamos dos días allí y era el único que teníamos de descanso. Teníamos planificada la visita a las Torres Gemelas para aquella mañana. A las 8:30 habíamos quedado en la puerta del hotel para ir. Ya se había producido el primer accidente. Fue Salvador quien nos lo comunicó. Al principio no nos lo creíamos. Luego nos asustamos un poco. Hubo un antes y después tras aquello".

No rehúye el debate sobre los derechos de autor en la carrera oficial, es más, cree que es necesario hablar de ello: "No debe ser un tema tabú. Deberíamos poder hablar de ello con naturalidad. El compositor tiene que vivir de la interpretación de sus obras, máxime cuando hablamos de cantidades pequeñas".

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